Domingo 09/07/2017
Así como el que no quiere la cosa y sin muchos preparativos, mi colega Raúl y yo nos hicimos una rutilla de domingo de poco más de dos horas, con café, almuerzo y vermú (vermouth? vermut?, ni p*** idea de cómo se escribe). 165 kms. (sin contar un par de subidas y bajadas por Paniza) en una ruta sencilla, corta y sobre todo muy entretenida. No solo de rutas largas vive el hombre, ¿no?
Tras echar un cortadillo por su sitio en Rausán (la Estación de Servicio de Alfajarín) y decidir una ruta corta entre un par de candidatas, ponemos en marcha la Kawa (Z750) y la KTM (1050 Adventure) hacia el sur, directos en un tramo de autovía por la A2 dirección Teruel. Evitando las rotondas y entradas y salidas de polígonos y demás poblaciones de sur de la capital aragonesa, echamos de una tirada por la autovía hasta la salida de Botorrita, donde cogeremos la antigua carretera de Teruel (N-330).
Se nota que ya es verano, que el tiempo acompaña, la peña está cogiendo más vacaciones y que el Tour en la tele anima a los aficionados al ciclismo a salir a dar una vuelta. La antigua carretera de Teruel, despejada de tráfico masivo de 4 ruedas gracias al desdoble de esta vía en la Autovía Mudejar y dada su cercanía a la Inmortal, Muy Noble, Muy Heroica y Muy Leal Ciudad de Zaragoza se convierte en la ruta perfecta, para la práctica del deporte de las dos ruedas (y dos pedales).
Unos kilómetros más atrás, ya veníamos barruntando que sería un día movidito en lo que a controles y demás se refiere, pues todos los arcos y paneles luminosos avisaban y recordaban que la DGT está en campaña especial de vigilancia para este tipo de carreteras, de gran afluencia de ciclistas en la que nos recuerda que en lo que va de año van 26 ciclistas muertos (21 de ellos víctimas de un atropello). También nos recuerdan que está permitido adelantar a un ciclista incluso con línea continua, con el objetivo de salvar los 1,5 mts. de distancia que especifica la ley, aunque de este tema, ya hablaremos más adelante.
Llegamos a Cariñena y desde ahí continuaremos por la N-330 dirección Paniza. En poco más de un kilómetro desde que dejamos atrás el pueblo, comenzarán las primeras rampas del puerto del mismo nombre. Con una altura de 939 mts., el Puerto de Paniza es una de las opciones más cercanas y entretenidas para poder disfrutar de una buena montaña con curvas en condiciones en el entorno de la capital del Ebro. A destacar su trazado y su desdoble en varios carriles para un mismo sentido en distintos tramos y a señalar como puntos negativos los guardarrailes asesinos y el estado cada vez más bacheado del firme.
Raúl posando con las chicas. |
Aprovechamos para bajarlo y volver a subirlo un par de veces para darnos el gustazo de conducir por el puerto. Raúl está en su salsa y la Kawa nos demuestra cuál es su hábitat natural y la pasta de la que está hecha. Por el camino, nos cruzamos con bastantes cuadrillas de colegas moteros que también se acercan a curvear por las laderas de Paniza. Hacemos la parada de rigor para tirar un par de fotos junto al restaurante "El Balcón", hoy en día en situación de completo abandono. Ahí, en lo alto de la montaña, este lugar era el oasis (y la recompensa) del tortuoso puerto, única vía de acceso a Zaragoza desde tierras turolenses. Entre la desconchada pintura y las ventanas tapiadas, todavía se adivinan los letreros desgastados del restaurante y la tienda de productos típicos aragoneses. Y a sus pies, desde la privilegiada posición que da la altura y la sabiduría que dan los años, observa con rabia la A-23, el descabello en forma de autovía que desde 2008 acabó rápidamente con este y otros tantos negocios que vivían de los ingresos que dejaban los numerosos desplazamientos de la antigua N-330.
La Kawa y la Katty vigilando el percal. |
Bajamos una vez más Paniza para regresar sobre nuestras propias rodadas hacia Cariñena. Ahí, justo a la altura de la gasolinera Cepsa que hay al principio del pueblo (viniendo desde Paniza) tomaremos el desvío dirección Fuendetodos por la A-220.
La carretera que lleva hacia la localidad natal de Goya no es precisamente ninguna maravilla en lo que a anchura, asfaltado y nivelado del firme se refiere, pero cuanto más avanzas entre los viñedos y los campos de cereal que te rodean desaparece toda sensación de incomodidad y simplemente te dejas llevar disfrutando del paisaje.
Estamos en el corazón de la comarca Campo de Cariñena, reino de la garnacha, donde 14.000 ha. de viñedos y 1.500 viticultores suministran a las bodegas de la denominada Denominación de Origen Cariñena, la D.O. más antigua de Aragón, concedida en el año 1932.
Cuando apenas llevamos 15 kms. por esta carretera, el paisaje cambiará dejando atrás los viñedos para llegar a una zona de pinares. Tras un par de curvas muy bacheadas, ascenderemos para descender de forma más acusada. Hemos entrado en la depresión del Huerva a su paso por la cercana población de Villanueva de Huerva.
Fuendetodos |
El paisaje, vuelve a cambiar de nuevo dando paso a un monte más borde, al típico estilo de la depresión del Ebro, de tierra blanca moteada de pequeños matorrales. Ya no se verán tan apenas viñedos, los cuales se han visto relegados por las extensas plantaciones de cereal.
Poco antes de llegar a Fuendetodos, la carretera picará un poco más hacia arriba y pasaremos junto a unos enormes molinos de viento. Más adelante ya asoma la torre de la iglesia de Fuendetodos y entramos en el límite de la comarca del Campo de Belchite.
Hacemos una parada para almorzar algo en un bar situado a la entrada. Ahí, la concurrencia está formada sobre todo por customeros parcheados, endureros hasta las cejas de barro y motoristas de todo pelaje, así como todo un pelotón de aficionados al ciclismo.
La mañana se nos ha echado algo encima y ya no contamos con el privilegio que da la exclusividad de la carretera por haber madrugado y ahora va a tocar rodar junto a muchísimos ciclistas.
Salimos del pueblo de Francisco de Goya y Lucientes y tiramos hacia la izquierda por la A-220. La carretera mejora poco más adelante y se ensancha en dos carriles perfectamente delimitados. En unos 10-11 kms. llegamos a un cruce y giramos hacia la izquierda dirección La Puebla de Albortón.
Creo recordar que la última vez que pasé por ahí (hace ya unos años) la carretera estaba hecha una auténtica mierda, era muy estrecha y había tramos 100% gravilla. Nuestra sorpresa fue mayúscula al comprobar que no solo la habían asfaltado, sino que la habían convertido en una carretera de 2 carriles perfectamente marcada y señalizada.
Continuamos por la Z-V-1001 hacia la Puebla de Albortón y, como ya he dicho hay una auténtica barbaridad de ciclistas rulando por esa carretera. Toca extremar la precaución y adelantar con sumo cuidado y respetando siempre como mínimo el metro y medio que exige la ley. A modo de recordatorio, la DGT ha lanzado una campaña informativa, haciendo saber a los conductores que podemos adelantar a los ciclistas en línea continua para garantizar ese metro y medio. Pero ahora viene cuando toca enranciar un poco el tono con dos preguntas que me vienen a la mente...
¿Y qué hacemos con un pelotón de cicloturistas que están ocupando carril y medio? ¿Qué hacemos con cuatro ciclistas que circulan totalmente en paralelo a la casquina como si la carretera fuera suya?
Entiendo que son casos aislados y que por lo general, los ciclistas circulan con el respeto y la diligencia que exigen para los demás. Pero me resultó muy curiosa la actitud de ciertos ciclistas y el cachondeo que les producía ver que teníamos que llegar a detenernos tras ellos esperando poder adelantarles (ya no de acuerdo a la legalidad) sino con seguridad para ellos mismos. Es una cuestión de civismo y aunque suene a lema de campaña de la DGT, en la carretera cabemos todos y precisamente carreteras como las de este tipo han recuperado (aunque mínimamente) la vida gracias a unos y a otros.
Tras un par de "casos aislados" con los ciclistas, continuamos hacia Valmadrid, subiendo un pequeño repecho que nos dejará a la altura de Las Planas y de ahí, por un tramo rápido y curveado, a Torrecilla de Valmadrid y a aparecer en el Polígono Empresarium, junto a la Cartuja, ya a las puertas del Sur de Zaragoza.
Una buena ruta de domingo en inmejorable compañía no muy lejos de la ciudad, una ruta corta para disfrutar sin necesidad de grandes kilometradas ni necesidad de emplear mucho más de dos horas - dos horas y media (con almuerzo incluido).