miércoles, 28 de febrero de 2018

EN EL PAÍS DE LA CELTIBERIA Episodio III: Los Lusones y la Primera Guerra Celtibérica


Domingo 25 de febrero de 2018; 218 km.



"Ya con las nieves, las aguas y el cierzo a un lado, vuelvo a mi periplo entre carreteras, pueblos despoblados, pedruscos y caminos de mala muerte." Es curioso que dejé esta frase escrita en el borrador del 27/02/2018 y hoy que lo reviso ha caÍdo sobre Zaragoza una nevada de las que hace días que no vemos por estos lares. Sea como fuere, volví a tener una suerte del copetín pudiendo aprovechar un fin de semana bastante bueno para esto de las rutas en moto.


La Ruta que voy a contar hoy se desarrolla en el mismo escenario en que se decidió la llamada "Primera Guerra Celtíbera", que se libró entre los años 181 y 179 a.C. y que geográficamente coincide con las actuales comarcas zaragozanas de campo de Borja, Tarazona y el Moncayo, Aranda y Valdejalón.

Las fuerzas beligerantes no fueron otras sino los pueblos celtíberos de los Belos, Titos y Lusones, que cruzaron armas contra las legiones romanas que comandaba el cónsul Tiberio Sempronio Graco.

Como entendemos que dos no se pegan si uno no quiere, para entender las causas que desencadenaron en esta primera guerra Celtíbera, debemos remontarnos hasta el 221 a.C., año en que el Cartaginés Aníbal toma la ciudad de Sagunto (aliada romana). Los Cartagineses por aquel entonces ambicionaban controlar el mar Mediterráneo y expandirse por la península Ibérica plantando cara a nada más y nada menos que a la poderosa Roma.

Los romanos, desembarcaron en las costas mediterráneas tres años después fundando Tarraco (actual Tarragona) y aliándose con un gran número de tribus íberas (no confundir con los celtíberos, los cuales habían sido aliados de los Cartagineses) para cortar los suministros y frenar la expansión cartaginesa por la Península Ibérica.

Este enfrentamiento pasó a la historia como la Segunda Guerra Púnica y se saldó con la derrota de los Cartagineses, que salieron por patas entre el 209 y el 205 a.c., atravesando los Pirineos con sus elefantes dirección Roma, mientras Publio Cornelio Escipión derrotaba al resto de contingentes Cartagineses que quedaban en la Península Ibérica empujándolos hacia el sur.

Tras expulsar a Aníbal de la península itálica, Escipión se enfrentó en territorio cartaginés con Aníbal en la batalla de Zama (en el actual Túnez) aplastando a sus enemigos y ganándose el sobrenombre de "El Africano" con el que cincelaría su nombre en las páginas mas gloriosas de la historia de Roma.

Ya con la península libre de presencia cartaginesa y con las cosas mas tranquilas por otros frentes, los romanos, conscientes de las riquezas y recursos con que contaba la recién bautizada Hispania, se decidieron a conquistarla.
Animados por la escasa resistencia que ofrecieron las tribus íberas, más próximas a la costa Mediterránea, los romanos se lanzaron a expandirse hacia el interior de la Península, más allá de la frontera imaginaria que formaban el cauce del Ebro y Cordillera Ibérica.



Con lo que no contaron los Romanos fue que entre su posición y la Meseta debían cruzar territorio de excelentes guerreros y jinetes vestidos con el sagum pardo y coronados con cascos de bronce. Aquellos indígenas forjadores de acero tenían tantas similitudes como diferencias tanto con sus vecinos íberos de la costa, como con los celtas de la meseta y el norte, por lo que los romanos los consideraron desde un primer momento como un híbrido de tribu entre las anteriormente mencionadas.

Bordeando con mucho cuidadín el territorio de  la celtiberia conscientes de que sus habitantes eran "gente de mecha corta", los romanos se lanzaron contra la tribu celta de los Carpetanos, en la toma de Toletum (actual Toledo) tratando de dar un golpe en el centro de la península, fracturando sus fuerzas. Mientras tanto, los temidos Celtíberos bajaron de las montañas hacia el valle del Ebro para tratar de conquistar el territorio ocupado por los Romanos (anteriormente Íbero). Belos y Titos atacaron desde sus valles del Jalón y el Jiloca mientras los Lusones hacían lo propio desde las montañas cercando en el 180 a.C. a la ciudad de Caraues (ó Caravis; actual Magallón) aliada de Roma.

Rápidamente, las tropas del cónsul Tiberio Sempronio Graco se desplazaron a la zona para librar un conflicto que duró un año más. Durante el conflicto fué tomada Contrebia Belaisca, así como destruidas varias ciudades Lusonas, por lo que los celtíberos huyeron a refugiarse en las montañas; terreno que conocían mejor y les resultaba -a priori- favorable. La ofensiva final romana se conoce como la batalla del Mons Chaunus (Mons Caius romano, actual Moncayo) y se saldó con la derrota de la coalición celtíbera en el 179 a.C.


Domingo 25 de Febrero de 2018, más o menos unos 2.197 años después de todo aquel sarao...



Me pongo en marcha sobre las 9:00 de la mañana con el mercurio marcando un grado por debajo de 0. A parte de la habitual ropa de moto, guantes de invierno y todo tipo de forros, me pongo todo lo que pillo de abrigo y me encamino dirección Logroño - Soria por la A-68 subiendo ribera arriba hasta Figueruelas, donde enlazaré con la N-232 (chapuza de carretera nacional limitada a 80 km/h y con doble línea continua) en un tramo de apenas 2 - 3 km. Más o menos a la altura de Pedrola, tomaré el desvío que tantas veces he tomado hacia Pozuelo de Aragón, por la CV-620, una carretera bastante menos transitada, con un firme bastante aceptable y sobre todo recorriendo una zona mucho más pintoresca y  entretenida que la que nos ofrece la N-232.

En el mismo pueblo de Pozuelo engancharé con la A-1303 dirección Magallón, localidad en la que haré mi primera parada técnica para poner las manos junto al tubo de escape e intentar que se descongelen, cagándome en todo y pensando muy seriamente en pedir a los Reyes Magos unos maravillosos puños calefactados para la KTM.

Tal y como había comentado en la introducción, hace 22 siglos Magallón era una ciudad Íbera aliada romana conocida por el nombre de Caraues (también se la encuentra nombrada como Caravis). En el 180 a.C. los celtíberos la sitiaron con más de 20.000 hombres, siendo esta la primera acción ofensiva por parte de Belos, Titos y Lusones contra la hegemonía romana en la península. ¿Su objetivo? Muy claro: cortar el avance que los romanos estaban haciendo por el valle del Ebro.

Al fondo la localidad de Magallón, antigua ciudad de Caraues

Mientras Caraues aguantaba el asedio celtíbero las tropas romanas de Tiberio Sempronio Graco corrían al auxilio de la ciudad. Temiendo que llegaran demasiado tarde, Graco mandó a su mejor jinete Cominio, el cual, se adentró en territorio enemigo disfrazado como un celtíbero y se introdujo en la ciudad para comunicar a los habitantes de Caraues que resistiesen el asedio, que las tropas romanas llegarían en tres días.

Esta noticia subió la moral de los sitiados íberos que resistieron hasta el día en que llegaron los refuerzos romanos, haciendo huir a los celtíberos y salvando la ciudad.

A pesar de que la historia sitúa la ciudad de Caraues bajo la actual Magallón, no se han encontrado restos que determinen la exactitud del emplazamiento.

Desde Magallón continúo apenas 5 km. en línea recta para llegar a la antigua ciudad de Bursau, actual Borja, en la cual se han encontrado restos tanto en la Cueva Esquilar, como en El Cerro y especialmente en La Torre del Pedernal, donde se localizaron restos del urbanismo de la ciudad en su época romanizada (Borsao).

En Borja tomo el desvío hacia la ZV - 3243. Es una carretera muy sinuosa que nos llevará al Santuario de Nuestra Señora de Misericordia en el que se encuentra el internacionalmente conocido "Ecce Homo" que "restauró" la vecina de la localidad Cecilia Gimenéz, situando a Borja en el mapa aquel agosto de 2012.
La carretera es estrecha pero bastante entretenida, ya que serpentea por las laderas de "La Muela Alta", una meseta rocosa que se eleva en pleno campo de Borja. Desde el primer metro va picando ligeramente hacia arriba, siendo el trozo del santuario un poco peor, ya que en medio se encuentra una urbanización, así como varios cruces que llevan a distintos elementos del conjunto. De los campos de cultivo y viñedos que hemos ido recorriendo hasta ahora pasamos a una zona de pinar que comparte el territorio con unos enormes campos eólicos. Se corona el puerto a unos 750 mt. de altitud en un espectacular mirador natural que se conoce como "El balcón del Buste". Desde ahí se tiene una panorámica espectacular del Moncayo nevado, Tarazona y los campos del Somontano del Moncayo; todo un espectáculo para la vista.

vista panorámica desde el Balcón del Buste

Una imagen que me gustó mucho de esa zona, fue el hecho de encontrar a un montón de cazadores, senderistas, fotógrafos (insisto, las vistas son tremendas desde ahí arriba) o ciclistas disfrutando de sus aficiones en perfecta armonía. Desde luego, y mientras nos dejen, en el monte cabemos absolutamente todos.

Cabe recordar también, que hace ya la friolera de 46 años, el Buste fue tristemente protagonista por ser escenario del accidente que sufrieron dos aviones procedentes de la base americana en su regreso de unas maniobras en las Bardenas Reales. Venían haciendo un vuelo rasante y no pudieron esquivar la elevación rocosa sobre la que se asienta la localidad.

Campo eólico sobre la Muela de Borja

Desde el Balcón inicio el descenso, mucho más curveado y pronunciado en esta vertiente que en la que viene de Borja, que es mucho más tendida y progresiva. Desde el propio Buste continuaré por la CV-846 dirección Tarazona. La carretera va en la línea de lo que venimos recorriendo hasta ahora: estrecha, curveada, con un asfalto en buenas condiciones y sobre todo muy poco transitada.



Tras 13 kms. aproximadamente llegaremos a Tarazona, cuna del inigualable Paco Martinez Soria, así como de la ciudad romana de Turiaso, que no será la misma que la Celtíbera Turiazu como veremos más adelante.

Desde Tarazona nos encaramaremos hacia el Moncayo, el cual hoy nos muestra una imponente capota blanca, producto de las fuertes nevadas que han traído consigo los fríos días de este febrero de 2018. La forma de la que voy a acometer el Moncayo, a diferencia de anteriores ocasiones ( RUTA POR EL MONCAYO 2016 ) va a consistir en subirlo y bajarlo un par de veces por dos sitios diferentes. Es decir, subiremos por San Martín de la Virgen del Moncayo y bajaremos por Lituénigo, para volver a subirlo por Litago, para bajarlo por el Monasterio de Veruela.

Tarazona

La carretera está en bastante buen estado de conservación (no hay que olvidar que apenas hace 2 semanas los accesos estaban cortados por las nieves) y tan solo encontraremos un trozo bacheado a la salida de Litago. Por lo demás, no es época de setas ni de un turismo especialmente masivo, por lo que puedo decir que he hecho todo el recorrido sin cruzarme con un solo vehículo ni en mi sentido ni en el contrario. La nieve corona la cumbre, pero el firme está limpio y tan solo encuentro algún que otro corro de nieve en las zonas sombrías, sin el mas mínimo signo de hielo en el trazado.
Es importante señalar que esta ruta es tremendamente accesible, tanto en concepto de durabilidad y longitud de la misma, como de complejidad, pudiendo realizarse prácticamente con cualquier tipo de moto y cualquier cilindrada.

Una característica muy importante de la cultura celtíbera (muy influenciado por su rama celta en particular) reside en el hecho de que invocan y rinden culto a la propia naturaleza, divinizando montes, ríos o bosques. Así pues, el Moncayo (Mons Chaunus - Mons Caius romanizado-) constituye uno de los elementos más sagrados para los celtíberos. Al igual que los cántabros contaban con el Mons Medullius, los astures con el Mons Tilenus o los berones con el Mons Dercetius, el poeta bilbilitano Marcial ya se refería a este "Monte Blanco" como un lugar de culto, proveedor de alimento, cobijo y mineral con que forjar sus espadas. También se refiere el poeta al hayedo sagrado ubicado en la vecina localidad soriana de Beratón, donde los celtíberos ofrecían sacrificios y oficiaban sus cultos. Hace un par de años rodé por ahí, descúbrelo siguiendo este enlace: (  BARBACANA HACIA ARAGÓN EN CASTELLANA TIERRA )


Bajando el Moncayo

La historia cuenta que tras levantar el sitio sobre Caraues, los celtíberos se acercaron al campamento romano de Graco portando ramos de olivo en señal de perdón. Pero nada resultó ser como parecía, pues una vez se encontraron lo suficientemente cerca, atacaron el campamento tratando de sorprender a sus enemigos. Las tropas de Graco, en una hábil maniobra abandonaron el campamento dejando que los celtíberos lo arrasaran para poco después atacar a las tropas celtíberas que regresaban a casa en desbandada destrozando su ejército.

Como resultado de esta escaramuza que se conoció como la Batalla del Mons Chaunus, los romanos atacaron la desprotegida ciudad de Complega, una ciudad perdida situada en la propia sierra del Moncayo de cuyos restos poco o nada se ha sabido.

Tras subir y bajar por segunda vez la carretera que serpentea por el Moncayo, me detengo frente al Monasterio de Veruela, donde tomaré una pista de tierra en bastante buen estado que coincide con el PR-2 por el que se puede acceder a la localidad de Trasmoz. Tras conducir un kilómetro aproximadamente me encontraré de frente con el yacimiento del poblado de la Oruña, el cual se ha relacionado con la Turiazu celtíbera; es decir, la ciudad lusona arrasada por los romanos que luego se refundó como Turiaso (actual Tarazona) poblada por los indígenas romanizados. El tramo por camino no implica ninguna dificultad reseñable, salvo un pequeño desnivel y la inexperiencia en conducción Off-Road del que suscribe estas líneas. Por su parte, tanto la moto como el neumático se comportan a las mil maravillas dentro y fuera de la pista.

Al fondo el Poblado de la Oruña

El yacimiento se asienta sobre un imponente montículo de roca que albergó una gran ciudad amurallada de 9 hectáreas de extensión, protegida por los propios cortados de la montaña. Entre los restos diferenciables se han encontrado restos de hornos que mostraban actividad minera y alfarera. La parte superior cuenta con la representación de varias estancias, así como un par de paneles explicativos para completar la visita. Tiro las fotos de rigor y vuelvo a por la moto en un paseo muy bien acondicionado que han dejado entre almendros en flor y con el castillo de Trasmoz de fondo.

Vista desde lo alto del poblado; premio para el que encuentre la moto aparcada

Cartel indicador al yacimiento con Trasmoz y el Moncayo al fondo.

Restos de las estancias del yacimiento


Conduzco hacia Vera de Moncayo donde se encuentra un centro de interpretación (que solo abre en verano) del poblado de la Oruña, por lo que decido regresar a casa, eso sí, haciendo una parada técnica en el Mesón del Aceite de Bulbuente donde doy buena cuenta de un merecido almuerzo.

Mientras regreso a casa por la N-122 observando todavía las nieves del Moncayo por el retrovisor pienso en las consecuencias que tuvo el fin de la batalla del Mons Chaunus en el 179 a.C. dando por terminada la Primera Guerra Celtíbera.

En la rendición, Titos, Belos y Lusones firmaron una serie de pactos y tratados, tales como el tributo anual de impuestos y tropas, así como la prohibición de construir o amurallar sus ciudades (aunque como vimos, en la entrada de los Belos, Segeda no lo cumplió, desencadenando la Segunda Guerra Celtíbera) TERRITORIO BELO .

Graco, por su parte, les permitió mantener cierto grado de autonomía, a la vez que fundaba su propia ciudad romana: Gracurris (actual Alfaro) en la cual ofreció cobijo a gran número de indígenas romanizados.recuerdo mi primera ruta por el País de la Celtiberia, protagonizada por los Belos y la ciudad de Ségeda

A pesar de la buena fama que se granjeó entre los indígenas, la historia ha demostrado que el pacto de Graco fue extremadamente abusivo económicamente contra los pueblos celtíberos y que supuso una falsa Pax Romana para ganar tiempo, llenar de efectivos la península y reforzarse para la que sería la Segunda Guerra Celtíbera.

Calentándome las manos al punto de la mañana

Conclusiones de la Ruta:

A nivel conducción desde Zaragoza es una de las rutas más fáciles y entretenidas que podemos hacer invirtiendo el menor número de kilómetros y horas para su realización. Tal y como he comentado antes, es muy asequible para cualquier tipo de moto y para prácticamente cualquier cilindrada.

A nivel arqueológico realmente el único gran yacimiento que hay es el de la Oruña. Está muy bien explicado con los paneles y demás, pero considero que será mucho mejor hacer esa visita en los meses de verano, pudiendo cumplimentarla con la visita al Centro de Interpretación que se encuentra en Vera de Moncayo. Se puede acceder con coche y hay un amplio parking.

La Ruta:

https://www.google.es/maps/dir/Zaragoza/El+Buste/San+Mart%C3%ADn+de+la+Virgen+del+Moncayo/Litu%C3%A9nigo/Litago/Vera+de+Moncayo/Pozuelo+de+Arag%C3%B3n/Zaragoza/@41.7927533,-1.4292557,23306m/data=!3m1!1e3!4m60!4m59!1m5!1m1!1s0xd5914dd5e618e91:0x49df13f1158489a8!2m2!1d-0.8890853!2d41.6488226!1m5!1m1!1s0xd5bb3611ecbf2cb:0xd53baa5449669015!2m2!1d-1.6017305!2d41.8858758!1m10!1m1!1s0xd5babcd483046e3:0x41bb9f9444d002e7!2m2!1d-1.7919267!2d41.8371455!3m4!1m2!1d-1.810546!2d41.8200107!3s0xd5ba98d924040fb:0x34c1fd6a3a8ba638!1m5!1m1!1s0xd5babfa8c496eed:0x7d2c8fc795987d33!2m2!1d-1.761488!2d41.8357519!1m10!1m1!1s0xd5baeb3338332a5:0x83e715bb58819e32!2m2!1d-1.7535775!2d41.8141346!3m4!1m2!1d-1.77582!2d41.7921188!3s0xd5ba91bac7bf171:0x12be57a5b83ea62!1m5!1m1!1s0xd5bae08c4799859:0x283ed4f91618512d!2m2!1d-1.6863956!2d41.824765!1m5!1m1!1s0xd5bcf69d495d6cb:0xd72ea4542e63f263!2m2!1d-1.422935!2d41.7630628!1m5!1m1!1s0xd5914dd5e618e91:0x49df13f1158489a8!2m2!1d-0.8890853!2d41.6488226!3e0




Sobradero de fotos:















































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