lunes, 15 de julio de 2019

EL SOBRARBE

Zaragoza - Puerto del Pino - Cañón de Añisclo - Puerto del Cotefablo - Jánovas - Zaragoza - 511
kms.



Después de unos cuantos meses de inactividad y coincidiendo con la reciente apertura de la carretera del cañón de Añisclo, tras 2 años cortada, regreso al ejercicio con un clásico: el Pirineo Aragonés.
En esta ocasión he centrado el tiro en la comarca del Sobrarbe, uno de los tres condados pirenaicos que conformaron lo que acabaría siendo el primigenio reino de Aragón en tiempos de moros, cristianos y cruces ardiendo que se aparecían sobre carrascas (ver escudo de Aragón, esquina superior izquierda, gracias).

Esta comarca histórica alberga entre sus fronteras uno de los Parques Nacionales más importantes de España: el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Esculpida pacientemente por glaciares, esta Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad de 15.000 hectáreas recibe cada año acerca de 600.000 visitantes, convirtiéndose en el motor económico de la región.



Durante los años, el territorio montañés de brujas, dulzainas y leyendas ha ido transformándose con el paso del tiempo. Y así, en el primer tercio del S. XX las gentes de la montaña conocieron los bombardeos y la resistencia con la Bolsa de Bielsa. También se vieron forzados al éxodo, tanto al país vecino, huyendo del fascismo, como a la gran ciudad, escapando de la miseria y el hambre. Poco después, la mano del hombre (más bien el brazo y en alto, al estilo romano), transformó sus paisajes para siempre, anegando valles y pueblos en favor del regadío de las zonas de secano.
Fue a finales del S.XX y principios del XXI cuando una nueva cultura, acompañada del impulso del turismo, transformaron la zona hacia actividades de turismo activo, sostenibles y respetuosas con el medio ambiente en una comarca que jamás gozó del privilegio de sus vecinas y sus flamantes estaciones de esquí.

Hoy, día 13/07/2019, día en que voy a realizar esta ruta, hace tan solo 3 días que se ha enterrado el cuerpo de Francisca Castillo, quien junto a su marido Emilio Garcés fueron los últimos de Jánovas. Las últimas víctimas de un pueblo desahuciado con bombas para construir un pantano. Un pantano que como el arraigo de los Garcés-Castillo con su pueblo, nunca llegó a sujetar las aguas del Ara. Un pantano que solo existió sobre el papel.

13/07/2019 - Día de Ruta



Amanezco extremadamente temprano y no por voluntad propia. Ha llegado la temporada del terraceo y el bar que tengo debajo de casa no iba a ser menos... Aprovechando esta coyuntura decido arrancar con la fresca de la mañana y llevar unas horas de ventaja por si acaso.

Así pues, me pongo en marcha por la autovía dirección Huesca haciendo los setenta y tantos kilómetros que nos separan con un tiempo muy agradable y sin apenas más tráfico que el de algún coche cargado hasta los topes dando inicio a sus vacaciones de verano. Siempre digo que cuando tocan estos tramos aburridos de autovía es cuando empieza la "mototerapia" de verdad. Es cuando notas que los kilómetros que vas recorriendo hacia adelante también se transforman en problemas y preocupaciones que poco a poco vas dejando atrás en forma de lastres. Al final, la mente queda en blanco y dentro del casco la única conversación que queda es entre tú mismo y el zumbido del LC8 de la KTM 1050 Adventure.

Una vez alcanzada Huesca la rodeo por el norte hacia la N-240 dirección Barbastro. Es un trozo de nacional que se encuentra inmerso en las obras de enganche con el tramo de autovía con el que enlazaré nueve kilómetros después. En ese tramo, lo de siempre: radares, Guardia Civil, gravilla, señalización provisional y varios miles de toneladas en forma de polvo en suspensión.

Conecto con la A-22 en una intersección que yo llamo "a lo Walking Dead". Es decir, una autovía que empieza en la nada, sin ningún vehículo que venga por tu carril. Aun así, miras una, dos y hasta cien veces, e incluso pones el intermitente.

Durante estos 32 -33 kms dejamos atrás la Hoya de Huesca y nos metemos de lleno en la comarca del Somontano. Lo atravesamos por su parte más sobria, lejos de municipios importantes, lejos del turismo de la Sierra de Guara y de las bodegas de renombre. A lo lejos, posada sobre una montaña, se encuentra la inconfundible silueta del Monasterio del Pueyo al contraluz del amanecer, indicándonos el desvío hacia Barbastro. Regreso a la N-240 y una vez atravesada la capital del Somontano tomo el desvío hacia la N-123 (después A-138) dirección Ainsa.



Todo este tramo es un viejo conocido de la ruta (  UN EMBALSE, UN PUEBLO ABANDONADO Y UN TEMPLO BUDISTA. UNA VUELTA POR EL PREPIRINEO  ), de hecho, le vamos a robar uno de sus puertos que va a ser nuestro primer Gigantón de la Ruta: El Alto del Pino (857 mts.). Para subirlo tomaremos el desvío hacia Naval justo antes de llegar a El Grado. Las primeras rampas ya nos van a dar un adelanto de lo que va a ser el puerto: buenas curvas en mitad del paisaje típico prepirenaico, con un asfalto mucho más que mejorable.

Una vez rebasado Naval el trazado empeora y la carretera parece haber sido asfaltada por un ingeniero de caminos recién licenciado. Aun así, por las horas que son y la escasa densidad de población de la zona, no me cruzo más que con un par de liebres despistadas.

Tras unos cinco kilómetros hacia arriba, la cima nos regala un paisaje espectacular, con el embalse del Grado de fondo emergiendo entre el bosque. Tiro las fotos de rigor y me lanzo a la bajada que desembocará en la singular localidad de Abizanda, donde los Titiriteros de Binéfar tienen montado su cuartel General. ( http://www.titiriteros.com/ )

Cima del Alto del Pino



Vuelvo a salir a la A-138 y conduzco 25 kms. a la vera del embalse del Mediano hasta Ainsa. La carretera es bastante buena y el trazado entretenido. Sigue siendo bastante temprano y apenas hay tráfico en ninguno de los dos sentidos.

Por el camino atravieso Morillo de Tou y Ligüerre de Cinca, ambos pueblos abandonados por el recrecimiento de los pantanos cercanos en 1.936 y ambos restaurados en los ochenta por CCOO y UGT respectivamente y reconvertidos en centros de vacaciones.

En Ainsa encuentro toda la vida y el movimiento que no he visto en los pueblos que he cruzado hasta el momento. Todos los bajos y portales que dan al cruce de caminos de la parte nueva del pueblo es un compendio de bares, hoteles, restaurantes, guías turísticos, actividades de aventura y tiendas de recuerdos. En el stop miro hacia la izquierda consciente de que si todo va bien, en unas tres horas debo aparecer por ahí cerrando mi ruta circular. Pero ahora toca conducir hacia el norte.

Acompañado por la presencia marmórea y paternal de la Peña Montañesa cruzo Labuerda y llego a Escalona. En uno de los hotel-restaurantes de la carretera me paro a desayunar algo y me preparo para grabar con la cámara el próximo tramo.

En la rotonda de Escalona tomo el desvío hacia uno de los platos fuertes del día: La Carretera del Cañón de Añisclo.



El río Bellos cruza de norte a sur prácticamente todo el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Nace en una cuenca glacial del mismo nombre a la sombra del Soum de Ramond y desde ahí se desparrama moldeando roca y monte a su paso. Es cuando llega a la altura de la pintoresca ermita de San Urbez y su inseparable puente cuando el río, frenado en su ímpetu de frente contra un material rocoso más duro, se esfuerza en escapar de la roca excavando y radiendo hasta llegar a los brazos del Cinca. En su huida ha dibujado infinidad de gargantas, cuevas y cañones y el hombre, en su insaciable curiosidad, ha excavado una carretera para admirarlos.

Sin duda el paisaje es muy bonito. Pero también hay que tener en cuenta que esas paredes han sido excavadas con violencia y no deja de ser un terreno peligroso expuesto a numerosos derrumbes, corrimientos e inundaciones. Así lo consideró la dirección del Parque Nacional, cuando en 2.017 decidió cortar la carretera de acceso, desviando el tráfico por Buerba y Vio.

El pasado 26 de junio se volvió a abrir tras unas costosas labores de restauración y asentamiento de los túneles manteniendo el trazado original, con una carretera de un solo sentido de acceso (la HU-631) y otra de vuelta por las poblaciones anteriormente citadas.

Carretera de Añisclo

La carretera en si es estrecha y el firme se encuentra en un estado lamentable. No lo voy a criticar, pues soy de la opinión de que prefiero eso a nada, pero es una realidad que hay que valorar dependiendo de el tipo de vehículo con que se quiera recorrer ese tramo. En esta época del año hay bastante afluencia de turistas, por lo que se recomienda paciencia  en caso de que te toque un coche delante. Sin duda es una vía para disfrutarla y para recrearse haciendo fotos y disfrutando de su particular "clima invertido".


Se circula durante casi todo el rato con el río a la derecha y una pared excavada en piedra a la izquierda. En el primer tramo "la caída" es de apenas diez metros, pero esta profundidad no hace más que crecer. Tras pasar un par de puentes que hacen de intercambiador dejamos el río a la izquierda y pasamos un par de túneles.
Volvemos de nuevo a dejar el río a nuestra derecha y las paredes de los lados no hacen más que crecer dando la sensación de que en cualquier momento van a estrecharse, como en el destructor de basura de la Estrella de la Muerte (Momento Freak Star Wars on). Un pequeño repecho hacia arriba y casi sin darnos cuenta, la carretera nos ha llevado hasta la cima de las montañas, donde se encuentra el parking de acceso a la ermita y el puente.

Plano picado desde el puente de San Urbez

Aparco la moto y doy un pequeño paseo. El acceso está colapsado por un gran número de turistas y senderistas que como yo se han enterado de la reciente re apertura de la carretera y no se lo han pensado ni un minuto. El parking es también el punto de partida y regreso de numerosas excursiones y todos, de pantalón corto y "Decathlon full equip" me miran con cara rara al verme con las botas de moto y el pantalón de cordura, todo negro como el altavoz de una discoteca, bajo un sol bastante cañero.

Las vistas del cañón desde el puente son espectaculares. No soy capaz de cuantificar los metros de caída hasta el lecho del río, pero cuando hago la foto en plano picado agarro el teléfono como si lo llevase soldado a la mano.

Regreso a la moto, bebo algo de agua y encaro el siguiente tramo que me llevará hasta Fanlo.

Desde el cañón de Añisclo la carretera es prácticamente ascendente, especialmente los últimos metros, en los que encontraremos un par de curvas de herradura bastante interesantes. Al coronar Fanlo (1.373 mt.) merece la pena pararse a observar hacia el norte, todavía en territorio del Parque Nacional el color con el que las flores amarillas tiñen las laderas de las montañas.
Arriba, en el cruce que da acceso al pueblo, veo un gran número de visitantes que se visten el bañador y calzado especial para disfrutar del barranco de las Gloces.

Montañas floridas en la cima de Fanlo

Inicio el descenso por una carretera ancha y bastante bien asfaltada que hace un tramo muy entretenido para la conducción desde el mimo Fanlo hasta Sarvisé (11 kms.). Durante el descenso se recorre el bosque de La Pardina del Señor, una de las estampas otoñales más bonitas que se pueden encontrar en todo el Pirineo Aragonés, con su colorida mezcla de distintas especies arbóreas.

Una vez alcanzado Sarvisé tomo el desvío hacia Broto y en adelante comenzamos a subir las primeras rampas de uno de los puertos más populares de todo el Pirineo Aragonés: El Cotefablo (1.423 mt.)

Este paso de montaña de algo más de 25 kms. de longitud nos sirve para conectar el valle del Ara con el del Gállego. Las primeras cuatro curvas escalan a un porcentaje muy alto por la pared de la Sierra Tendenera haciendo que Broto, en apenas dos minutos se vea como una miniatura de sí mismo. Después continuaremos por Fragén y Linás de Broto en un sube y baja constante.
Sin contar con grandes porcentajes (excepto en el arranque a la altura de Broto y hasta la altura del cruce hacia Torla) es un puerto largo, muy bien asfaltado y con un trazado muy entretenido. Tras coronar a la altura del túnel comienza la bajada hacia Biescas, de unos 13 kms, con una pendiente media que no supera el 5%.

En la cima del Cotefablo

Carretera en buen estado + trazado curveado + buena visibilidad= bajada divertida. Tal y como voy finalizando el descenso y me aproximo a Biescas, también lo va haciendo la densidad de tráfico hasta llegar a una especie de embotellamiento a la altura del municipio tristemente recordado por la tragedia del Camping Las Nieves allá por el ahora lejano verano de 1.996.

Callejeo Biescas hasta la salida a la N-260. Ahí tomo el desvío dirección Sabiñánigo y 10 kms. más adelante encaro por la misma vía hacia Yebra de Basa y Fiscal.

Este tramo de carretera creo que es perfecto para llevarnos del Gállego hasta el Cinca a través del Basa y el Ara. Una carretera de 47 kms. en los que vamos a encontrar prácticamente de todo. El primer tramo, siempre ascendente en una carretera muy ancha, con tramos de doble carril y un túnel imponente que dará paso a la bajada. Nos reencontraremos con el Ara que nos acompañará a la altura de Fiscal. A partir de ahí la carretera se hará más estrecha y sinuosa, adaptándose al culebreo del río.

Y bien de paisajes prepirenaicos.

En apenas 12 kms, sin un monumento, una placa o un simple cartel que lo anuncie llegaré a la altura de Jánovas. El nombre de este pueblo abandonado es el nombre propio de la resistencia ante la injusticia, de la cabezonería aragonesa. Un deshaucio a la fuerza disfrazado de abandono, chantajeado con una supuesta reubicación a puro de dinamita, cortes eléctricos y cosechas saboteadas de la mano de Iberduero (actual Iberdrola), con el consentimiento de Gobernación y el brazo ejecutor de la Guardia Civil. Lo que no contaban era con el tesón de la familia Garcés-Castillo que aguantaron viviendo solos en el pueblo durante veinte años. Sobreviviendo a la expropiación y al sabotaje en aras de la construcción de un pantano que al igual que el perdón de las autoridades, jamás llegó.

Me apeo de la moto y paseo por las calles de Jánovas. Suena una hormigonera, acompañada del martilleo de un pico y una pala. Suena a reconstrucción.

La entrada a Jánovas

Regreso a la moto no sin antes darme un pequeño remojón en las aguas del Ara, las mismas que deberían estar sumergiéndome varios metros por encima de los tejados desmoronados. Mientras me alejo pienso en Jánovas como una de esas torres de iglesia, como la de Lanuza, o como la de Mediano. Campanarios que han mudado los nidos por los peces, que han cambiado la vida en el pueblo por una postal de tan irónica estampa en una tienda de recuerdos de Ainsa.

Continúo hasta Boltaña por la sinuosa N-260 y bajo el sol del mediodía llego de nuevo a Ainsa completando mi ruta circular.

Emprendo el camino de vuelta hacia casa por la A-138 y paro a comer algo en el camping de Morillo de Tou. Ahí mando los mensajillos tranquilizadores de rigor y emprendo el viaje de vuelta a casa desandando lo rodado, esquivando una tormenta de verano que se pierde por la estepa monegrina y deseando no recuperar ninguna de las cargas que he ido abandonando por el camino.


Jánovas

Lo mejor:

A nivel espectáculo, la carretera de Añisclo.
A nivel conducción: la bajada de Fanlo y la del Cotefablo dirección Biescas.

Lo peor:

La monotonía del viaje de vuelta.
La gente que hace fotos desde el coche sin detenerse.
Las masificaciones turísticas en general.

Enlace de la Ruta a Google Maps:

RUTA SOBRARBE - GOOGLE MAPS



Sobradero de fotos:






Embalse del Mediano de Fondo



A la sombra de la Peña Montañesa



El menda





Ermita de San Urbez

Puente de San Urbez



Fanlo



















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