Para esta torurné contaré con dos compañeros de viaje (además de trabajo), como son Jesús y su BMW GS 650 y Juanjo con su Kawasaki Vulcan 900. Yo por mi parte sigo fiel a mi Bonnie (Triumph Bonneville America), la cual cruzará los pirineos de punta a punta cargada hasta los topes.
Este viaje lo comenzamos semanas antes estudiando las distintas rutas y recorridos que nos ofrecía el Pirineo. Desde una tirada Gerona - Navarra, hasta varios ochos entrando y saliendo de España y Francia por los pasos fronterizos, así como una infinidad de alternativas.
Finalmente, nos decantamos por una de las opciones más atractivas y a la vez prácticas teniendo en cuenta nuestro punto de partida, los días de los que disponíamos y el paisaje más pintoresco. Entendemos que hay una indfinidad de opciones y que muchos puertos y paisajes se han quedado en el tintero, y es que hablar del Pirineo es hablar de un abanico de posibilidades del que se necesitaría vivir tres vidas para terminar de conocerlo. Esta es a grandes rasgos nuestra etapa reina del Tour, nuestra Transpirenaica:
Martes 11 de agosto.
Temprano, a eso de las 9:00 de la mañana quedo con Jesús en la gasolinera Pirineos de Alcalde Caballero, todo un clásico de las quedadas moteras. Observo con una sonrisa al llegar la moto de Jesús, cargada con la maleta y el saco agarrado con la red; "ya estamos aquí", me digo a mí mismo.
Echamos un cortado y repasamos por encima el recorrido que nos llevará a nuestro primer destino: Laspaules.
ZARAGOZA - LASPAULES; 213 km.
Arrancamos dirección Huesca por la autovía. El recorrido es muy sencillo y agradecido y lo más importante de todo es que tan apenas hay circulación. Ello nos permite circular sobre el horario estimado, encarar Barbastro y a lo que nos damos cuenta ya estamos en Graus. A destacar el último tramo de la carretera, muy entretenido de conducir y piontoresco, van casi dos horas sobre la moto y ya se agradece algo de paisaje pirenaico.
Aprovechamos la parada técnica para tomar algo en la plaza Mayor e ir informando a Juanjo (que ya nos esperaba en Laspáules) que fuese haciendo la comida. Tras el receso nos ponemos otra vez en ruta tras tomar en la rotonda la salida dirección Capella por la A-1605. La cosa se anima y disfrutamos el curveo de esta carretera que caracolea con el río Isábena a lo largo de unos 53 km. Finalmente alcanzaremos Laspáules por una ruta que desde aquí desaconsejaré y es la de Espés. Un cartel nos avisa de que quedan 13 km para Laspaules y tomamos esa ruta a la izquierda. Un puerto estrecho, bacheado y con una calidad en el firme que deja mucho que desear.
La ruta que recomendaremos para llegar a Laspáules (aunque se eche algún que otro kilómetro de más no hay color con la carretera tan mala que es) continuaremos hasta Bonansa y lo pasaremos hasta llegar al cruce con la N-260. Una vez ahí giraremos a la izquierda dirección Castejón de Sos y en apenas 14 - 15 kilómetros llegaremos a Laspaules.
Una vez ahí, hicimos el primer receso de la jornada disfrutando de un rancho en condiciones hecho por el propio Juanjo, que ya nos estaba esperando ahí, sin la rasera, pero con la cerveza en la mano.
El día acompaña y el tiempo es muy bueno, por ello aprovechamos por la tarde y nos damos una vuelta por el entorno, hacia Castejón de Sos, subiendo hacia Benasque, el Ampriú y los Llanos del Hospital, donde tomaremos algo y regresaremos a Laspáules.
Cenamos en el camping de la localidad y aprovechamos para repasar la ruta que emprenderemos al día siguiente cubata en mano hasta las tantas de la mañana.
2º Etapa: LASPAULES - VIELHA; 60 km.
Nos levantamos pronto para pegarnos un duchazo, dejar la habitación del hotel, cargar las motos y ponernos en ruta de nuevo. La mañana está fresca, pero el pronóstico para el resto de la ruta es muy positivo.
Encaramos la N- 260 dirección Cataluña para alcanzar Viella. A diferencia que en el tramo aragonés, la densidad del tráfico se multiplica y acabamos circulando a una velocidad anormálmente reducida. Hay una gran presencia de camiones y vehículos pesados a los cuales se suman una gran cantidad de turismos y caravanas que al igual que nosotros han elegido la montaña como destino de sus vacaciones.
En más tiempo del que nos gustaría alcanzamos Viella y desde ahí dirección Bossost para pasar a Francia.
3º Etapa: VIELHA - BAGNÈRES DE LUCHON (El Portillon); 20 km.
Tras un trasiego de rotondas, cedas y atascos, al fín nos desquitamos tomando dirección Francia por el Portillón. Un puerto que hace las veces de frontera en su cima, extremadamente transitado (desde camiones a bicicletas) lo cual hace que no terminemos de gozar todo lo que deberiamos. La carretera es bastante estrecha y la calidad de su asfalto deja mucho que desear (especialmente en la parte de la bajada, donde tanto tener que tirar de freno la moto pega más de un patinazo).
4º Etapa: BAGNÈRES DE LUCHON - ARREAU (Col D´Peyresourde); 30 km.
Justo al terminar la bajada hemos llegado a Bagnères de Luchon y empezamos a rodar por una carretera que mejora bastante lo que hemos dejado atrás. Cruzamos una serie de pueblos de pequeño tamaño y observamos algo que nos parece bastante interesante y que nos acompañará durante todo el camino: la señalización de los Puertos. Durante toda la carretera nos señalan el "Col d´Peyresourde", al igual que harán con el resto de gigantes pirenaicos. Saben la cantidad de viajeros que atraen y los indican en condiciones (llegamos a ver una indicación del Aubisque 60 km antes).
Así pues, en apenas 10 kms de travesías por pueblos llegamos a las primeras rampas del Peyresourde, un puerto basado en rampas largas y de cierto desnivel, pero sin la espectacularidad de sus hermanos mayores como el Aspin o el Tourmalet. Tal y como se va ascendiendo los 1.569 metros de altitud se va divisando un paisaje pirenaico espectacular, no excesivamente arbolado, pero sí, cubierto por una tupida capa de hierba que deja adivinar que dichas montañas en invierno estarán completamente cubiertas de nieve.
Dicho paisaje cambiará de la cima en adelante, pues sin darnos cuenta hemos alcanzado la región de los Altos Pirineos en la cual nos adentraremos a través de una bajada limpia y rápida.
5º Etapa: ARREAU - ARGÈLES-GAZOST (Aspin - Tourmalet) 80 Km.
Alcanzamos Arreau, donde aprovecharemos para repostar en un Carrefour (a 1,45 la 95, unos 20 céntimos más cara que en España). Es un pueblo muy pintoresco desde el cual arrancan las más míticas etapas del Tour de Francia y eso se nota. Es un pueblo en el que se respira esa afición por el ciclismo y lo saben explotar. Aprovecho la parada técnica para entrar en la oficina de turismo y pillar unos cuantos mapas. Una vez ahí, nos tratan fenomenalmente bien indicándonos la gasolinera y la ruta a seguir.
Desde el propio pueblo ya arrancan las primeras cuestas del Aspin (1.480 m) y observamos que este puerto ya es otra historia. Rampas muy acentuadas, cambios importantes en las curvas y un trazado bastante más largo que el del Peyresourde, serpenteando por las faldas de las montañas hasta alcanzar la cima. Una vez ahí arriba pararemos para hacernos la foto de rigor para la cual un simpático ciclista nos deja su bici para lucirla en la foto y que parezca que hemos subido pedaleando. Hay gran cantidad de aficionados al deporte de la bicicleta descansando en la cima junto a un rebaño de vacas que pastan tranquilas observando el panorama e incluso un food truck se ha establecido en la cima para hacer su particular agosto.
Nos lanzamos a la bajada y hacemos un pequeño alto en el camino antes de encaramarnos al Tourmalet. La BMW se ha calentado y preferimos darle algo de aire. Repasamos los mapas, echamos un bocado y estiramos las piernas antes del plato fuerte de la jornada.
En algo menos de veinte kilómetros, sin casi darnos cuenta ya estamos subiendo el Tourmalet. A diferencia que los otros puertos, este es tan largo que atraviesa unos cuantos pueblos (con sus respectivas cuestas de varios kilómetros de longitud al 7 - 8 % de desnivel). Unos kilómetros más alante la carretera se estrecha considerablemente y empezamos a circular cubiertos por una gran masa arbórea. Este escenario se mantendrá hasta alcanzar la Mongie, un centro de apartamentos para aficionados al esquí; una especie de ciudad con tráfico y atascos a mitad de puerto. De ahí en adelante la vegetación desaparece (hay que tener en cuenta que vamos a subir hasta 2.200 m de altitud) y la carretera empeora considerablemente, pero aún así es una muy agradecida de transitar. Los cambios de inclinación en las curvas se acentúan cada vez más, así como aumenta también la presencia de ovejas, vacas y algún que otro caballo que pastan a sus anchas en la orilla de la carretera.
Hacemos cima y aprovechamos para inmortalizar el ascenso. Nos paramos a charrar con una pareja de Gerona que también han subido con el coche y nos hacen de improvisados fotógrafos. Uno no puede evitar recordar la infancia y esas tardes de verano delante de la tele viendo como Induráin arrasaba en el Tour.
Apenas son las 15:00 de la tarde y ahí a lo que llevas un rato empieza a refrescar, por lo que decidimos ponernos en ruta otra vez. Quedan otros 3 puertos y el tiempo apremia.
Iniciamos la bajada (rapidísima, por cierto), con bastante precaución dada la presencia de los ciclistas, y las vacas que hay pastando a ambos lados de la bajada. Da para pensar: ""Son animales muy tranquilos, pero como a uno de esos bichos le de por cruzar la carretera nos damos una hostia fina...".
Alcanzamos Luz - Saint - Saveur por una carretera muy agradecida que caracolea suavemente por el río LeBastan y ya empezamos a ver letreros que nos indican nuestro próximo destino: Le Col d´Aspin. Dicha carretera, la D921 continúa hasta Argèles- Gazot, una población de mayor tamaño que las anteriormente atravesadas, con bastantes rotondas que pueden dar lugar a equívoco.
Aprovechamos y hacemos una parada para tomar algo fresco y disfrutar de la tarde que hace. Toda una suerte el buen tiempo que nos ha estado haciendo durante toda la ruta.
6º Etapa: ARGÈLES - GAZOT - PORTALET
De Argèles-Gazot continuamos hacia el oeste por la D918, por una vía muy agradecida de transitar que atraviesa pequeñas poblaciones que salpican a un lado y otro la carretera que transcurre por la región Midi-Pyrénées. Así llegamos hasta Arrens Marsous donde continuando por la misma D 918 alcanzaremos la base del Soulour, el "hermano pequeño" del Aubisque. Sus cuestas son especialmente empinadas y la anchura de la vía bastante más reducida que la de los anteriores puertos de montaña que hemos atravesado. Es un puerto mucho más corto que los anteriores y alcanzamos la cima bastante rápido.
Al ser un puerto "menor" no nos detenemos en la cima, ya que hay mucha menos infraestructura y sitio para poder parar, por lo que nos lanzamos de lleno a la bajada.
El descenso es relativamente corto, puesto que en apenas unos kilómetros arranca el Aubisque.
Y es que la clave de subir el Aubisque por el lado Oeste reside en que se trata de un puerto de montaña muy alto, pero que realmente se termina de hacer cima en tres tramos muy diferenciados: la ascensión al Soulour, la travesía hasta el Aubisque y las últimas rampas de este mismo.
En la bajada del Soulour nos topamos de lleno con un rebaño de vacas que cruza la carretera y eso nos obliga a reducir drásticamente la marcha y a esquivarlas a paso maniobra. Poco más alante a la vuelta de la curva, el perro pastor echa la siesta tranquilo en medio de la carretera.
Apenas hemos terminado de bajar y tenemos la sensación de alcanzar una zona de llano; se trata de la travesía al Aubisque, sin duda la carretera más bonita que hemos encontrado en toda la ruta.
Es una carretera estrecha, que circula abrazando a la montaña, excavando la senda en un costado, atravesando varios túneles y ofreciendo unas vistas impresionantes del valle que se despliega a sus pies.
Ese tramo se prolonga unos cuantos kilómetros hasta que encaramos los últimos 3-4 km hasta la cima, donde arrancan unas cuestas muy empinadas, donde el tráfico, una manada de caballos y la presencia de ciclistas nos obliga a extremar la precaución.
Hacemos cima y aprovechamos para descansar y fotografiarnos con esas bicicletas gigantes que coronan el puerto. Estamos a 1.700 metros de altura y nos espera una bajada de escándalo.
Al haber ascendido el puerto por la cara este, la ascensión al Soulour ha absorvido casi toda la inclinación del trazado, pero al bajar por el lado oeste, nétamente propiedad del Aubisque te das cuenta el por qué de la popularidad de este puerto en la ronda ciclista gala.
La bajada es muy rápida, con muchas curvas a izquierda y derecha. La presencia de ciclistas hace circular con especial cuidado, pero por lo demás, no hay árboles ni otros elementos que dificuilten la visibilidad y la carretera está en muy buenas condiciones.
La carretera sigue descendiendo ya de forma más suave hasta Laruns, acompañando al serpenteo del río Le Valentine, donde la densa vegetación vuelve a aparecer ofeciendo sombra y ocultando alguna que otra curva que casi nos manda al río... Pero eso ya es otra historia.
7º ETAPA - Laruns - Anzánigo
Una vez alcanzado Laruns tomamos dirección a la frontera española donde pillaremos un atasco de antología. No podemos disfrutar el Portalet ya que vamos en caravana circulando muy despacio.
Llevamos ya unas cuantas horas encima de la moto y el cansancio empieza a hacer mella. Por el retrovisor observo a Juanjo y a Jesús haciendo todo tipo de improvisados estiramientos y yo ya no se ni como ponerme en la moto.
Alcanzamos la frontera española y decidimos continuar hasta Escarrilla, donde echaremos una buena jarra de cerveza bien fresca y comentaremos los detalles del viaje.
Tras charrar con un motero donostiarra retomamos el viaje hacia Anzánigo, donde haremos noche.
La ruta elegida para ejecutar los 73 km restantes nos llevará a Sabiñánigo por la N260 y de ahí a Jaca por la N330, donde tomaremos el desvío que nos lleva por la A 1205 hasta Anzánigo. La tarde va cayendo y el sol cada vez nos pega con menos intensidad, situación que agradeceremos durante todo el resto del viaje.
La carretera está en un estado de conservación bastante malo. Antes de llegar al camping cruzamos el puerto de Peña Oroel, más sufriendo que otra cosa, por las horas que llevamos conduciendo y por los baches del camino que por ganas.
Llegamos al magnífico camping de Anzánigo, donde previamente hemos reservado una habitación en el albergue.
http://www.anzanigo.es/index2.html
Todo un honor para un motorista Heavy que te den la habitación "Donington".
Es un camping en el que la gran mayoría de los clientes son moteros o gente relacionada con el rollo. A parte de la zona de acampada habitual donde los más valientes plantan la tienda, también hay un par de edificios como el albergue o los bungalows para los que preferimos descansar en una cama.
Miramos de reojo la piscina, pero la tardada se nos ha hechado encima y no tenemos ganas más que de meternos unas jarras en el cuerpo y descansar.
Llega la hora de la cena y el dueño nos acomoda a todos en una gran mesa larga, donde todos charramos amigablemente entre anécdotas e historietas de viajes. Reina un gran sentimiento de hermandad y el ambiente es buenísimo.
Alargamos la noche más de lo debido con un catalán que está cruzando el Pirineo con su KTM Adventure y con un maño que ha hecho lo propio con un sidecar Dnepr.
A la mañana siguiente nos despertamos temprano; por la noche se levantó temprano y no terminamos de dormir todo lo bien que debería. Vamos al restaurante a desayunar descubriendo los restos que dejamos la noche anterior en forma de vasos de cubata vacíos y tras llenar el buche regresamos a casa.
8º ETAPA - Anzánigo - Alfajarín - 148 km.
Nos ponemos en marcha en la misma mala carretera que dejamos ayer; la A 1205, que con el Gállego como compañero de viaje nos llevará hasta el cruce de Triste, donde pillaremos la A 132, una carretera muy popular entre motoristas de tipo más "R", donde pueden disfrutar de las curvas y el trazado mucho mejor que nosotros con nuestros hierros. En Murillo de Gállego mi moto decide quedarse sin gasolina y toca encender la reserva.
Circulo con el culo preto hasta Ayerbe, 8 - 9 km, donde aprovechamos para repostar.
Desde ahí continuamos hasta Huesca, donde cogeremos la autovía para llegar hasta casa en un recorrido mil veces repetido, aburrido, pero al menos rápido y seguro.
CONCLUSIÓN
Al acabar esta ruta y repasar en casa los mapas te quedas con la sensación de que te has perdido más de lo que has hecho. Y es que el Pirineo en sí, tanto en su vertiente francesa como en la española tiene una infinidad de posibilidades a todos los niveles.
Por lo que ya sólo queda cruzar los dedos y esperar a la próxima oportunidad para volver a cabalgar sobre los hombros de los gigantes pirenaicos a defender el maillot blanco a topos rojos.