viernes, 28 de agosto de 2015

La Etapa reina del Tour; la Transpirenaica.

La ruta que nos ocupa hoy es algo más que una ruta al uso como las que ha ido publicando hasta ahora. Esta ruta es la primera que voy a realizar en un par de etapas haciendo noche y es la primera que me va a llevar fuera del territorio nacional, adentrándome en territorio galo.





Para esta torurné contaré con dos compañeros de viaje (además de trabajo), como son Jesús y su BMW GS 650 y Juanjo con su Kawasaki Vulcan 900. Yo por mi parte sigo fiel a mi Bonnie (Triumph Bonneville America), la cual cruzará los pirineos de punta a punta cargada hasta los topes.

Este viaje lo comenzamos semanas antes estudiando las distintas rutas y recorridos que nos ofrecía el Pirineo. Desde una tirada Gerona - Navarra, hasta varios ochos entrando y saliendo de España y Francia por los pasos fronterizos, así como una infinidad de alternativas.

Finalmente, nos decantamos por una de las opciones más atractivas y a la vez prácticas teniendo en cuenta nuestro punto de partida, los días de los que disponíamos y el paisaje más pintoresco. Entendemos que hay una indfinidad de opciones y que muchos puertos y paisajes se han quedado en el tintero, y es que hablar del Pirineo es hablar de un abanico de posibilidades del que se necesitaría vivir tres vidas para terminar de conocerlo. Esta es a grandes rasgos nuestra etapa reina del Tour, nuestra Transpirenaica:

Martes 11 de agosto.

Temprano, a eso de las 9:00 de la mañana quedo con Jesús en la gasolinera Pirineos de Alcalde Caballero, todo un clásico de las quedadas moteras. Observo con una sonrisa al llegar la moto de Jesús, cargada con la maleta y el saco agarrado con la red; "ya estamos aquí", me digo a mí mismo.

Echamos un cortado y repasamos por encima el recorrido que nos llevará a nuestro primer destino: Laspaules.

ZARAGOZA - LASPAULES; 213 km.

Arrancamos dirección Huesca por la autovía. El recorrido es muy sencillo y agradecido y lo más importante de todo es que tan apenas hay circulación. Ello nos permite circular sobre el horario estimado, encarar Barbastro y a lo que nos damos cuenta ya estamos en Graus. A destacar el último tramo de la carretera, muy entretenido de conducir y piontoresco, van casi dos horas sobre la moto y ya se agradece algo de paisaje pirenaico.

Aprovechamos la parada técnica para tomar algo en la plaza Mayor e ir informando a Juanjo (que ya nos esperaba en Laspáules) que fuese haciendo la comida. Tras el receso nos ponemos otra vez en ruta tras tomar en la rotonda la salida dirección Capella por la A-1605. La cosa se anima y disfrutamos el curveo de esta carretera que caracolea con el río Isábena a lo largo de unos 53 km. Finalmente alcanzaremos Laspáules por una ruta que desde aquí desaconsejaré y es la de Espés. Un cartel nos avisa de que quedan 13 km para Laspaules y tomamos esa ruta a la izquierda. Un puerto estrecho, bacheado y con una calidad en el firme que deja mucho que desear.
La ruta que recomendaremos para llegar a Laspáules (aunque se eche algún que otro kilómetro de más no hay color con la carretera tan mala que es) continuaremos hasta Bonansa y lo pasaremos hasta llegar al cruce con la N-260. Una vez ahí giraremos a la izquierda dirección Castejón de Sos y en apenas 14 - 15 kilómetros llegaremos a Laspaules.

Una vez ahí, hicimos el primer receso de la jornada disfrutando de un rancho en condiciones hecho por el propio Juanjo, que ya nos estaba esperando ahí, sin la rasera, pero con la cerveza en la mano.


El día acompaña y el tiempo es muy bueno, por ello aprovechamos por la tarde y nos damos una vuelta por el entorno, hacia Castejón de Sos, subiendo hacia Benasque, el Ampriú y los Llanos del Hospital, donde tomaremos algo y regresaremos a Laspáules.







Cenamos en el camping de la localidad y aprovechamos para repasar la ruta que emprenderemos al día siguiente cubata en mano hasta las tantas de la mañana.





2º Etapa: LASPAULES - VIELHA; 60 km.

Nos levantamos pronto para pegarnos un duchazo, dejar la habitación del hotel, cargar las motos y ponernos en ruta de nuevo. La mañana está fresca, pero el pronóstico para el resto de la ruta es muy positivo.
Encaramos la N- 260 dirección Cataluña para alcanzar Viella. A diferencia que en el tramo aragonés, la densidad del tráfico se multiplica y acabamos circulando a una velocidad anormálmente reducida. Hay una gran presencia de camiones y vehículos pesados a los cuales se suman una gran cantidad de turismos y caravanas que al igual que nosotros han elegido la montaña como destino de sus vacaciones.


En más tiempo del que nos gustaría alcanzamos Viella y desde ahí dirección Bossost para pasar a Francia.

3º Etapa: VIELHA - BAGNÈRES DE LUCHON (El Portillon); 20 km.

Tras un trasiego de rotondas, cedas y atascos, al fín nos desquitamos tomando dirección Francia por el Portillón. Un puerto que hace las veces de frontera en su cima, extremadamente transitado (desde camiones a bicicletas) lo cual hace que no terminemos de gozar todo lo que deberiamos. La carretera es bastante estrecha y la calidad de su asfalto deja mucho que desear (especialmente en la parte de la bajada, donde tanto tener que tirar de freno la moto pega más de un patinazo).

4º Etapa: BAGNÈRES DE LUCHON - ARREAU (Col D´Peyresourde); 30 km.

Justo al terminar la bajada hemos llegado a Bagnères de Luchon y empezamos a rodar por una carretera que mejora bastante lo que hemos dejado atrás. Cruzamos una serie de pueblos de pequeño tamaño y observamos algo que nos parece bastante interesante y que nos acompañará durante todo el camino: la señalización de los Puertos. Durante toda la carretera nos señalan el "Col d´Peyresourde", al igual que harán con el resto de gigantes pirenaicos. Saben la cantidad de viajeros que atraen y los indican en condiciones (llegamos a ver una indicación del Aubisque 60 km antes).
Así pues, en apenas 10 kms de travesías por pueblos llegamos a las primeras rampas del Peyresourde, un puerto basado en rampas largas y de cierto desnivel, pero sin la espectacularidad de sus hermanos mayores como el Aspin o el Tourmalet. Tal y como se va ascendiendo los 1.569 metros de altitud se va divisando un paisaje pirenaico espectacular, no excesivamente arbolado, pero sí, cubierto por una tupida capa de hierba que deja adivinar que dichas montañas en invierno estarán completamente cubiertas de nieve.
Dicho paisaje cambiará de la cima en adelante, pues sin darnos cuenta hemos alcanzado la región de los Altos Pirineos en la cual nos adentraremos a través de una bajada limpia y rápida.

5º Etapa: ARREAU - ARGÈLES-GAZOST (Aspin - Tourmalet) 80 Km.

Alcanzamos Arreau, donde aprovecharemos para repostar en un Carrefour (a 1,45 la 95, unos 20 céntimos más cara que en España). Es un pueblo muy pintoresco desde el cual arrancan las más míticas etapas del Tour de Francia y eso se nota. Es un pueblo en el que se respira esa afición por el ciclismo y lo saben explotar. Aprovecho la parada técnica para entrar en la oficina de turismo y pillar unos cuantos mapas. Una vez ahí, nos tratan fenomenalmente bien indicándonos la gasolinera y la ruta a seguir.


Desde el propio pueblo ya arrancan las primeras cuestas del Aspin (1.480 m) y observamos que este puerto ya es otra historia. Rampas muy acentuadas, cambios importantes en las curvas y un trazado bastante más largo que el del Peyresourde, serpenteando por las faldas de las montañas hasta alcanzar la cima. Una vez ahí arriba pararemos para hacernos la foto de rigor para la cual un simpático ciclista nos deja su bici para lucirla en la foto y que parezca que hemos subido pedaleando. Hay gran cantidad de aficionados al deporte de la bicicleta descansando en la cima junto a un rebaño de vacas que pastan tranquilas observando el panorama e incluso un food truck se ha establecido en la cima para hacer su particular agosto.

Nos lanzamos a la bajada y hacemos un pequeño alto en el camino antes de encaramarnos al Tourmalet. La BMW se ha calentado y preferimos darle algo de aire. Repasamos los mapas, echamos un bocado y estiramos las piernas antes del plato fuerte de la jornada.

En algo menos de veinte kilómetros, sin casi darnos cuenta ya estamos subiendo el Tourmalet. A diferencia que los otros puertos, este es tan largo que atraviesa unos cuantos pueblos (con sus respectivas cuestas de varios kilómetros de longitud al 7 - 8 % de desnivel). Unos kilómetros más alante la carretera se estrecha considerablemente y empezamos a circular cubiertos por una gran masa arbórea. Este escenario se mantendrá hasta alcanzar la Mongie, un centro de apartamentos para aficionados al esquí; una especie de ciudad con tráfico y atascos a mitad de puerto. De ahí en adelante la vegetación desaparece (hay que tener en cuenta que vamos a subir hasta 2.200 m de altitud) y la carretera empeora considerablemente, pero aún así es una muy agradecida de transitar. Los cambios de inclinación en las curvas se acentúan cada vez más, así como aumenta también la presencia de ovejas, vacas y algún que otro caballo que pastan a sus anchas en la orilla de la carretera.

Hacemos cima y aprovechamos para inmortalizar el ascenso. Nos paramos a charrar con una pareja de Gerona que también han subido con el coche y nos hacen de improvisados fotógrafos. Uno no puede evitar recordar la infancia y esas tardes de verano delante de la tele viendo como Induráin arrasaba en el Tour.

Apenas son las 15:00 de la tarde y ahí a lo que llevas un rato empieza a refrescar, por lo que decidimos ponernos en ruta otra vez. Quedan otros 3 puertos y el tiempo apremia.

Iniciamos la bajada (rapidísima, por cierto), con bastante precaución dada la presencia de los ciclistas, y las vacas que hay pastando a ambos lados de la bajada. Da para pensar: ""Son animales muy tranquilos, pero como a uno de esos bichos le de por cruzar la carretera nos damos una hostia fina...".

Alcanzamos Luz - Saint - Saveur por una carretera muy agradecida que caracolea suavemente por el río LeBastan y ya empezamos a ver letreros que nos indican nuestro próximo destino: Le Col d´Aspin. Dicha carretera, la D921 continúa hasta Argèles- Gazot, una población de mayor tamaño que las anteriormente atravesadas, con bastantes rotondas que pueden dar lugar a equívoco.

Aprovechamos y hacemos una parada para tomar algo fresco y disfrutar de la tarde que hace. Toda una suerte el buen tiempo que nos ha estado haciendo durante toda la ruta.

6º Etapa: ARGÈLES - GAZOT - PORTALET


De Argèles-Gazot continuamos hacia el oeste por la D918, por una vía muy agradecida de transitar que atraviesa pequeñas poblaciones que salpican a un lado y otro la carretera que transcurre por la región Midi-Pyrénées. Así llegamos hasta Arrens Marsous donde continuando por la misma D 918 alcanzaremos la base del Soulour, el "hermano pequeño" del Aubisque. Sus cuestas son especialmente empinadas y la anchura de la vía bastante más reducida que la de los anteriores puertos de montaña que hemos atravesado. Es un puerto mucho más corto que los anteriores y alcanzamos la cima bastante rápido. 
Al ser un puerto "menor" no nos detenemos en la cima, ya que hay mucha menos infraestructura y sitio para poder parar, por lo que nos lanzamos de lleno a la bajada.
El descenso es relativamente corto, puesto que en apenas unos kilómetros arranca el Aubisque.

Y es que la clave de subir el Aubisque por el lado Oeste reside en que se trata de un puerto de montaña muy alto, pero que realmente se termina de hacer cima en tres tramos muy diferenciados: la ascensión al Soulour, la travesía hasta el Aubisque y las últimas rampas de este mismo.

En la bajada del Soulour nos topamos de lleno con un rebaño de vacas que cruza la carretera y eso nos obliga a reducir drásticamente la marcha y a esquivarlas a paso maniobra. Poco más alante a la vuelta de la curva, el perro pastor echa la siesta tranquilo en medio de la carretera.

Apenas hemos terminado de bajar y tenemos la sensación de alcanzar una zona de llano; se trata de la travesía al Aubisque, sin duda la carretera más bonita que hemos encontrado en toda la ruta.



Es una carretera estrecha, que circula abrazando a la montaña, excavando la senda en un costado, atravesando varios túneles y ofreciendo unas vistas impresionantes del valle que se despliega a sus pies.

Ese tramo se prolonga unos cuantos kilómetros hasta que encaramos los últimos 3-4 km hasta la cima, donde arrancan unas cuestas muy empinadas, donde el tráfico, una manada de caballos y la presencia de ciclistas nos obliga a extremar la precaución.

Hacemos cima y aprovechamos para descansar y fotografiarnos con esas bicicletas gigantes que coronan el puerto. Estamos a 1.700 metros de altura y nos espera una bajada de escándalo.



Al haber ascendido el puerto por la cara este, la ascensión al Soulour ha absorvido casi toda la inclinación del trazado, pero al bajar por el lado oeste, nétamente propiedad del Aubisque te das cuenta el por qué de la popularidad de este puerto en la ronda ciclista gala.

La bajada es muy rápida, con muchas curvas a izquierda y derecha. La presencia de ciclistas hace circular con especial cuidado, pero por lo demás, no hay árboles ni otros elementos que dificuilten la visibilidad y la carretera está en muy buenas condiciones.
 
La carretera sigue descendiendo ya de forma más suave hasta Laruns, acompañando al serpenteo del río Le Valentine, donde la densa vegetación vuelve a aparecer ofeciendo sombra y ocultando alguna que otra curva que casi nos manda al río... Pero eso ya es otra historia.

7º ETAPA - Laruns - Anzánigo

Una vez alcanzado Laruns tomamos dirección a la frontera española donde pillaremos un atasco de antología. No podemos disfrutar el Portalet ya que vamos en caravana circulando muy despacio.

Llevamos ya unas cuantas horas encima de la moto y el cansancio empieza a hacer mella. Por el retrovisor observo a Juanjo y a Jesús haciendo todo tipo de improvisados estiramientos y yo ya no se ni como ponerme en la moto.

Alcanzamos la frontera española y decidimos continuar hasta Escarrilla, donde echaremos una buena jarra de cerveza bien fresca y comentaremos los detalles del viaje.

Tras charrar con un motero donostiarra retomamos el viaje hacia Anzánigo, donde haremos noche.
La ruta elegida para ejecutar los 73 km restantes nos llevará a Sabiñánigo por la N260 y de ahí a Jaca por la N330, donde tomaremos el desvío que nos lleva por la A 1205 hasta Anzánigo. La tarde va cayendo y el sol cada vez nos pega con menos intensidad, situación que agradeceremos durante todo el resto del viaje.

La carretera está en un estado de conservación bastante malo. Antes de llegar al camping cruzamos el puerto de Peña Oroel, más sufriendo que otra cosa, por las horas que llevamos conduciendo y por los baches del camino que por ganas.
 
 Llegamos al magnífico camping de Anzánigo, donde previamente hemos reservado una habitación en el albergue.


http://www.anzanigo.es/index2.html

Todo un honor para un motorista Heavy que te den la habitación "Donington".

Es un camping en el que la gran mayoría de los clientes son moteros o gente relacionada con el rollo. A parte de la zona de acampada habitual donde los más valientes plantan la tienda, también hay un par de edificios como el albergue o los bungalows para los que preferimos descansar en una cama.
Miramos de reojo la piscina, pero la tardada se nos ha hechado encima y no tenemos ganas más que de meternos unas jarras en el cuerpo y descansar.

Llega la hora de la cena y el dueño nos acomoda a todos en una gran mesa larga, donde todos charramos amigablemente entre anécdotas e historietas de viajes. Reina un gran sentimiento de hermandad y el ambiente es buenísimo. 
Alargamos la noche más de lo debido con un catalán que está cruzando el Pirineo con su KTM Adventure y con un maño que ha hecho lo propio con un sidecar Dnepr.

A la mañana siguiente nos despertamos temprano; por la noche se levantó temprano y no terminamos de dormir todo lo bien que debería. Vamos al restaurante a desayunar descubriendo los restos que dejamos la noche anterior en forma de vasos de cubata vacíos y tras llenar el buche regresamos a casa.

8º ETAPA - Anzánigo - Alfajarín - 148 km.

Nos ponemos en marcha en la misma mala carretera que dejamos ayer; la A 1205, que con el Gállego como compañero de viaje nos llevará hasta el cruce de Triste, donde pillaremos la A 132, una carretera muy popular entre motoristas de tipo más "R", donde pueden disfrutar de las curvas y el trazado mucho mejor que nosotros con nuestros hierros. En Murillo de Gállego mi moto decide quedarse sin gasolina y toca encender la reserva.

Circulo con el culo preto hasta Ayerbe, 8 - 9 km, donde aprovechamos para repostar.

Desde ahí continuamos hasta Huesca, donde cogeremos la autovía para llegar hasta casa en un recorrido mil veces repetido, aburrido, pero al menos rápido y seguro.

CONCLUSIÓN

Al acabar esta ruta y repasar en casa los mapas te quedas con la sensación de que te has perdido más de lo que has hecho. Y es que el Pirineo en sí, tanto en su vertiente francesa como en la española tiene una infinidad de posibilidades a todos los niveles.
Por lo que ya sólo queda cruzar los dedos y esperar a la próxima oportunidad para volver a cabalgar sobre los hombros de los gigantes pirenaicos a defender el maillot blanco a topos rojos.





















martes, 30 de junio de 2015

MATARRANYA Y EL MAESTRAZGO, EL TERUEL MÁS SALVAJE

28-29/ 06/2015

La ruta que nos ocupa hoy nos ha llevado a la comarca del Matarranya, concretamente a Valderrobres, desde donde he emprendido una vuelta a lo largo y ancho de las comarcas más salvajes y a la vez pintorescas de la provincia de Teruel: Matarranya y el Maestrazgo. He aprovechado para bordear dichos territorios desde el sur, por Castellón, así como también he alargado la vuelta por la Sierra de Arcos y el Bajo Aragón.

Una vuelta que ha tenido como constante las altas temperaturas, la baja afluencia de tráfico en ambos sentidos y unas carreteras en un estado verdaderamente lamentable que nos han dado más de un susto.

Sin más dilación paso a contaros lo que ha dado de sí este fin de semana por tierras turolenses:



ETAPA 1: Alfajarín (Zaragoza) - Valderrobres 130 km.

Salimos al medio día de Zaragoza en busca de la Triumph Becka y yo. La moto está en Alfajarín recién revisada y estrenando rueda delantera nueva. Antes de arrancar haremos la parada casi obligatoria en Rausán para que Tejero nos rellene el depósito bajo un calor abrasador (41 grados) y tiraremos hacia el recién abierto puente de la ARA 1.
Es curioso que un puente que se pegó un par de meses reventado por la enorme crecida que experimentó el Ebro a principios de marzo de este mismo año tan sólo necesitó de un periodo preelectoral para volver a ser abierto al tráfico. Curioso lo de los políticos de este país...

Seguimos desde la ARA 1 hasta conectar con la N-232 e ir alcanzando uno a uno Fuentes, Quinto, Azaila e Hijar, pueblo en el que haremos un alto en el camino para tomar un tentempié.

La calor es insoportable y retomamos la ruta de un solo pechugazo para alcanzar nuestro objetivo. El tráfico es prácticamente nulo, hay que tener en cuenta que es Julio y son las 15:30 - 16:00 de la tarde, por lo que se puede viajar muy tranquilo. Poco a poco vamos llegando a Alcañiz, donde tras un par de rotondas liosas encaramos dirección Valjunquera, La Fresneda y finalmente Valderrobres.

Una vez en Valderrobres nos instalamos en la Fonda Angeleta, una pensión económica y de trato agradable situada en la carretera que nos encarará hacia la ruta que emprenderemos al día siguiente.

Aprovechamos la tarde para conocer Valderrobres, toda una joya a nivel histórico y arquitectónico, englobado en la lista de los Pueblos Más Bonitos de España y es que motivos no le faltan. Desde su enclave a orillas del mismo río Matarranya, así como por su posición sobre una colina, coronada por el conjunto histórico artístico que forman el Castillo-Palacio del Arzobispado y la imponente Iglesia de Santa María la Mayor, ambos de ellos claros ejemplos del gótico levantino considerados Bien de Interés Cultural.

A destacar también la plaza mayor, donde está el ayuntamiento, lugar en el que aprovechamos para recuperar líquidos y degustar una buena cena. Por no hablar de la oficina de turismo, donde Luis (http://www.turismomatarraña.es/), el mozo que está al cargo de aquello nos recomendó una serie de rutas y parajes que no nos debíamos pasar de largo. Nos atendieron estupendamente bien y según me han recomendado, las rutas guiadas que hacen por la comarca son una auténtica pasada.

Ya de noche, volíamos sobre nuestros pasos dejando atrás el caso antiguo de la ciudad cruzando el puente de San Roque, toda una seña de identidad de la ciudad.







ETAPA 2: Valderrobres - Morella - Cantavieja; 110 km.


Salimos temprano tras devorar un buen desayuno hacia el sur. Las primeras localidades que encontraremos serán Fuentespalda, Penyaroya de Tastavins y ya en Castellon: Herbes. La carretera A 2413 es bastante ancha y el asfaltado decente. Mucha atención a las señales, ya que es fácil pasarse el desvío a Herbes antes de llegar a Penyaroya de Tastavins; el letrero es muy pequeño y a lo que te das cuenta estás en mitad del pueblo sin rastro de por donde debería seguir la carretera. Toca dar media vuelta y pillar el desvío; no obstante, después descubrimos que en el mismo pueblo, siguiendo una carreterilla indicada con la leyenda: "Camino rural 20-40"se podía conectar con la carretera.

La A 2413 se ha convertido en la CV 110 y para empezar, se ha estrechado considerablemente. Es una carretera muy poco transitada, con innumerables conexiones con caminos agrícolas, dada la presencia de fincas y explotaciones ganaderas en la zona. En dichos cruces deberemos tener bastante cuidado con la gravilla que han soltado los tractores y demás vehículos agrícolas.

Por lo demás es una carretera preciosa, entre árboles a un lado y pegada a un barranco por el otro, con curvas suaves y un recorrido muy agradecido que nos llevará hasta un puerto de montaña acojonante donde tocará reducir a primera en más de una cuesta, especialmente en los cambios de desnivel que presentan las curvas. Cuando se corona la cima se divisa todo el valle que hemos dejado atrás y sólo en ese momento se es consciente de la altura que se ha subido. La bajada es mucho más suave y apareceremos en la cima de Torre Miró donde volveremos a encontrarnos con la N 232 rumbo a Morella.

Haremos parada técnica en Morella, donde tomaremos un refirigerio y aprovecharemos para hacernos la foto de rigor. Se nota que es principio de temporada y se respira un ambiente festivo sin grandes aglomeraciones de gente; la oferta de bares es alta y nos decidimos por uno al ver la flamante camiseta de STEVE VAI que luce el camarero. Tras una breve visita, repostaremos y seguiremos dirección sur por la CV 12, hacia Ares del Maestrat. La carretera es ancha, curveada y con subidas y bajadas. Hemos dejado atrás el paisaje de bosque bajo del Matarranya para meternos más de lleno en un bosque de matorral mucho más seco y menos frondoso. El paisaje es salvaje y vacío de todo rastro de población, salpicado tan sólo por alguna paridera lejana o aldea en ruinas de lo que debió ser otrora una zona de gran explotación ganadera.

Continuaremos hacia Vilafranca del Cid, donde el paso de una carrera ciclista de carácter local nos hará detenernos hasta que pase el pelotón. El calor aprieta con fuerza y empieza a sobrar toda la ropa de moto... Toca aguantarse que ya me llevé buenas quemadas en los brazos en la de Soria.
Desde ahí desandamos el camino del Cid y retornamos a tierras aragonesas en dirección noroeste hacia la Iglesuela del Cid. Una carretera muy agradecida y donde se le puede apretar un poco más a la moto. El paisaje se cierra un poco más en valles profundos y verdes y deja atrás el secarral.

Unos kilómetros más adelante, con unas vistas impresionantes, nos encontramos de frente con Cantavieja, de nuevo un pueblo con la placa de "Los Pueblos más Bonitos de España" colgado de una loma frente al barranco que ha excavado el río del mismo nombre. Las prisas y el calor sofocante nos privan de visitar sus calles y nos limitamos a apearnos en uno de sus bares de carretera.

Aprovechamos para descansar y comer algo antes de emprender el resto del viaje y comprobamos que la fama de los embutidos y curados de la zona no tienen mala merecida fama.




ETAPA 3: Cantavieja - Pitarque - Ejulve - Alcorisa - Mas de Las Matas - La Ginbrosa - Valderrobres 153 km.

Arrancamos dirección al río Pitarque y los Órganos de Montoro sin haber tenido en cuenta en exceso el estado de la carretera que pronto íbamos a descubrir. Apenas habíamos conducido una decena de kilómetros dirección Fortanete cuando tomamos el desvío a Cañada de Benataduz (os juro que el nombre de este pueblo no se me olvida en la puta vida) y descubrimos una carretera en obras de punta a punta. Asfalto levantado, señalización nula, baches, socavones, curvas, quitamiedos desaparecidas... Un viaje tortuoso de unos ocho o diez kilómetros que se hacen como 100 o 200. Por el camino, tan sólo nos cruzamos con un par de perros pastores persiguiéndose por medio de la carretera. Eso sólo quiere decir una cosa, y es que el tráfico debe ser algo prácticamente nulo a través de la carretera que cruza el pueblo.

Llegamos a Villarluengo, donde la carretera mejora (desaparecen las obras, vamos a dejarlo ahí) y continuamos hacia Pitarque, famoso por el nacimiento del río del mismo nombre, las piscifactorías para truchas y su magnífico enclave. Subimos un puerto bastante entretenido y bajamos hasta el nivel del río, entre árboles y barrancos hasta llegar a los órganos de Montoro, una imponente formación montañosa que se puede apreciar desde la misma carretera. La carretera que separa Pitarque de Montoro está más o menos bien, en una serie de congostos entre pared y precipicio, de curvas suaves en las que hay que tener cuidado con las piedras que caen producto de los desprendimientos.

Aún es pronto y decidimos continuar hacioa Ejulve para pillar el puerto que nos llevará hasta la sierra de Arcos. Un error.

La carretera vuelve a estar en obras; en este caso en todo el puerto de montaña, haciendo que la moto pegue un par de patinazos de atrás (y os aseguro que iba a una velocidad ridículamente baja). El paisaje no puede ser más desolador a izquierda y derecha, conduciendo entre un pinar arrasado por el fuego, sin una gota de sombra ni un sólo árbol de pié. Un paisaje lamentable.

El calor y el cansancio empiezan a  hacer mella y decidimos volver por la mejor carretera (que no la más directa) a Valderrobres. Salimos de Ejulve a la N211 dirección Alcorisa y desde ahí, por Mas de las Matas hasta Aguaviva, donde tomaremos un desvío que nos llevará directos al Matarranya por la Ginebrosa, Cañada de Verich y la Cerollera. Carreteras por lo general en condiciones normales, no son vías de la ostia, pero tienen un pase. Tras estos pueblos, vuelta a un pequeño tramo de la N 232 y encararemos Rafales en el último tramo de la ruta.

Este último tramo ha supuesto sin duda la mayor decepción de la jornada, con una carretera de apenas 18 kilómetros, que nos ha hecho sudar tinta china. TE - V - 3004, así se llama, aunque bien le podían haber dado el nombre de algún GR o PR de los que nos muestra Mariano Navascués en Chino Chano.

El paisaje y la situación no podían ser más idílicos; entre árboles y montañas, a la sombra de los pinares, atravesando la comarca del Matarranya hacia Valderrobres, su corazón, paralela al mismísmimo río Matarranya. Pero el firme parecía una broma de mal gusto que hacían que el tramo de Cañada de Benataduz pareciese una autovía comparado con esta carretera. Socavones, gravilla, trozos sin asfaltar, grietas, baches, agujeros... Algo totalmente inaceptable en una comarca tan turística como esta, única vía a través de la cual acceder al Salt y única conexión entre Ráfales y Valderrobres.

Conclusión: instituciones pertinentes de la provincia de Teruel: suspenso muy grave en el estado de las carreteras. Es inaceptable se mire desde el punto de vista que se mire. Cada vez que se pasaba al lado de la provincia de Castellón nos ponían la cara colorada, y aquí no valen excusas de tres al cuarto ni orgullo de patria chica; si se quiere impulsar el turismo en una zona como el Matarranya o el Maestrazgo es condición indispensable que las carreteras cumplan mínimamente las condiciones de seguridad vial.

Independientemente de aquellos malditos 523 km, también voy a destacar aspectos muy positivos que me han agradado de sobremanera y que han tenido como protagonistas indiscutibles una serie de pueblos en los que bien merece la pena detenerse a conocer su historia, sus monumentos, sus gentes y su gastronomía.












domingo, 7 de junio de 2015

A SORIA POR LOS PINARES Y DE VUELTA TRAS LOS PASOS DEL CID





Zaragoza, sábado 05/06/2015


Inauguro el año 2015 en mi blog con una ruta que tenía planeada desde hace mucho tiempo en mente y que al fín, tras esperar durante unas cuantas semanas el fin de semana perfecto, he podido culminar los 600 km de esta interesante ruta.



Arranco a eso de las 7:15 de la mañana desde Zaragoza, con un tiempo bastante bueno, sin nubes, y con un cielo aparentemente despejado. Bonnie (mi Triumph Bonneville America) lleva la tripa llena de combustible y hoy la he equipado con una GoPro para poder recoger lo que aconteza en el camino.



Primer tramo, Zaragoza - Soria; 175 km.


No tengo muy claro hacia donde encarar Soria y me da demasiada pereza recorrer la N-232, por lo que recordando el consejo de mi buen amigo Martín Serrano, a la altura de Alagón tomo el desvío que me llevará a recorrer la orilla del Jalón, atravesando localidades como Bárboles, Bardallur, Urrea y Rueda de Jalón, donde tomaré el desvío a la A-1303, más conocida por el nombre de "La carretera de Pozuelo".





Se trata de una vía estrecha y muy poco transitada (apenas me crucé con un coche en todo el trayecto) , que si bien en un primer tramo de cuestas y curvas el asfalto está suelto y bacheado, el resto del trayecto hasta Bureta mejora considerablemente.


Recorro dicha carretera hasta adentrarme en el Campo de Borja rodeando la posición del imponente Moncayo, sin nada en medio que estorbe a la vista. Desde lo lejos se ven unas nubes que me hacen echar de menos la cazadora en el tramo de Borja a Tarazona en los tramos más sombríos. Una vez en Tarazona, sigo dirección Ágreda por la A-15 y desde ahí directo a Soria por la N 122, un paseo.



Segundo tramo; Soria - Las Lagunas de Neila; 80 km.


Desde Soria capital tomo dirección Burgos atravesando el casco urbano. La ciudad cuenta cona señalización bastante buena y no pierdo excesivo tiempo callejeando en la capital numantina.



Sigo unos cuantos kilómetros rectos hasta la localidad de Cidones, donde tomo el desvío hacia Vinuesa por la SO - 810. Una de las cosas que más me sorprende a la hora de tomar esta carretera (una comarcal en toda regla) es la buena calidad del asfalto y el ancho de sus carreteras en toda la provincia. Supongo que iba condicionado por el prejuicio de que Soria (al igual que nos pasa en Aragón con Teruel) es una provincia poco poblada y desamparada del apoyo de las instituciones, pero en lo que a la calidad de sus carreteras se refiere, es en Aragón donde debemos tomar buena nota de ello.





Como iba diciendo, la carretera que me llevará hasta Vinuesa es una vía muy agradecida de conducir, con poco tráfico y con buen asfalto. Las curvas son suaves a izquierda y derecha y la conducción es bastante entretenida.



A un lado de la carretera, además de la creciente presencia de los pinares, nos acompañará en embalse de la Cuerda del Pozo, por cuya presa conduciremos hasta llegar a la localidad de Vinuesa. Aprovecharé a hacer un alto en el camino en un bar que hay a un lado de la carretera donde echar un bocado y repasar lo que me queda de ruta.

Continuaré entre pinares por la CL 117 recorriendo enclaves llenos de atractivo para la vista y el regocijo de los sentidos como son Molinos de Duero, Salduero, Covaleda y Duruelo. La carretera sigue en la misma onda, tanto de trazado, como de calidad del firme y de fluidez del tráfico.


Decido continuar hacia el oeste y pasar a Burgos por Regumiel y Quintanar de la Sierra. Apenas una veintena de kilómetros me separan de las Lagunas de Neila y ya que he llegado hasta ahí me decido a coronar hasta la cumbre. Si el asfalto hasta ahora estaba en buenas condiciones, el tramo que nos lleva desde Quintanar hasta la cima es totalmente nuevo a excepción de los últimos 4 km. Subo, toco chufa y bajo ya que queda mucha ruta y el dia se me escapa.




Tercer tramo: Quintanar - San Leonardo de Yagüe; 48 km.


Vuelvo tras mis pasos y desde Quintanar regreso hasta casi Duruelo, donde tomo un desvío hacia Navaleno.

Una carretera solitaria, entre pinares y con curvas suaves. Repasando los mapas veo que podía haber alcanzado Navaleno desde el mismo Quintanar a través de Canicosa de la Sierra, pero una vez recorrida esta pista, no me arrepiento de haberla cogido por lo tranquilo de su conducir y el pintoresco paisaje que me acompaña en todo el viaje. En su veintena de kilómetros no me cruzo más que con un hombrecillo en bicicleta. Es una carretera bastante curiosa, ya que está marcada en su inicio y en su final por unos pasos canadienses para que no se escape el ganado, así como por un vallado. Parece ser más el límite de una finca privada que el de una carretera en sí.
Alcanzo Navaleno y paramos a repostar tanto yo como Bonnie. Estamos a un paso de San Leonardo de Yagüe y el paisaje empieza a cambiar abandonando las grandes masas arbóreas y los pinares dando paso a un paisaje más seco.

Sigo la N 234 y llego a San leonardo de Yagüe, un pueblo con un imponente castillo en ruinas que corona una loma al fondo del pueblo. No puedo evitar pararme y echarle una foto.



Cuarta etapa: San Leonardo de Yagüe - El Burgo de Osma; 34 km.



Desde el mismo San Leonardo tomo la SO 920 dirección hacia el Burgo de Osma. A través de esa carretera cruzaré la población de Casarejos para llegar al mirador del Cañón del Río Lobos, poco antes de la localidad de Ucero. Aprovecho para detenerme en la cima para poder disfrutar de la panorámica que ofrece el cañón, excavado con paciencia durante millones de años, sirviendo de cobijo para infinidad de especies animales, destacando la presencia de rapaces de gran tamaño, así como los siempre característicos buitres. Sólo lamento no disponer de más tiempo para poder conocer esa zona, pero el tiempo apremia y el sol ya ha llegado al medio día.

Continúo conduciendo hacia el Burgo no sin antes disfrutar de la bajada del mirador, con sus curvas cerradas, con algo de gravilla, donde la rueda trasera de Bonnie protesta en más de una curva.

Alcanzo el Burgo a través de una carretera bastante ancha y ahí me paro a charrar con un par de moteros locales que me invitana  unirme a ellos para ver una concentracvión motera que se estaba celebrando en Aranda de Duero. No me queda más remedio que rehusar la invitación y pedirles que me indiquen la dirección a seguir para mi siguiente etapa.



Quinta etapa: El burgo de Osma - Almazán; 51 km.



Trás unos días previos de estudio de las poblaciones más emblemáticas de la provincia de Soria, marco en el mapa 2 poblaciones como nucleos fundamentales: Berlanga de Duero y Almazán.

Ambas son poblaciones con una gran historia a sus espaldas y con un conjunto histórico artístico digno de admirar.

Alcanzo Berlanga desde el Burgo y paro para refrescarme y tomar un par de fotos. El sol le está pegando con ganas y el cansancio está empezando a hacer mella.

La carretera es ancha y el firme está en bastante buen estado, por lo que me puedo permitir viajar ligero y sin mucho tráfico en ninguno de los dos sentidos.

Continúo hasta Almazán, donde repito la misma operación que en Berlanga y desde donde decido regresar a casa dando por terminada la ruta.



Sexta y última etapa: Almazán - Zaragoza; 175 km.



Decido tomar el camino más directo de vuelta a casa y escojo la opción de volver por Ariza, ya en tierras Aragonesas por la CL 116, una carretera en bastante buen estado que cruza una tierra muy poco poblada y en la que en un tramo de casi 60 km tan apenas atravieso un par de poblaciones (Marón de Almazán, Alentisque y Monteagudo de las Vicarías). El paisaje ha cambiado totalmente y las arboledas y pinares han quedado ya atrás para dar paso a los campos de Castilla sin una sola sombra. Son las 15:00 de la tarde y el sol cae de punta.

A mitad de camino recuerdo  los buitres del Cañón del Río Lobos y sólo espero que no empiecen a oler mi piel chamuscada.

Llego al límite de las comunidades de Castilla León y Aragón con uno de esos típicos cambios de calidad en el asfaltado para legar hasta Ariza. Ahí cojo la autopista hasta casa bajo el abrasador sol de la tarde y llego a casa reventado, pero con una experiencia única vivida.


Conclusión: 570 km en solitario para descubrir pueblos y parajes a los que desde hace tiempo quería haber visitado. Quizá he pecado de impaciente y he hecho todo en una tirada (una animalada para el conductor y para la moto) cuando lo suyo sería hacer parada técnica en cualquier pueblo de los arriba citados para poder descubrir a pie los senderos y calles de una provincia que está ahí esperando a ser descubierta. Como rezaba la página web: Soria, ni te la imaginas.