Inauguro el año 2015 en mi blog con una ruta que tenía planeada desde hace mucho tiempo en mente y que al fín, tras esperar durante unas cuantas semanas el fin de semana perfecto, he podido culminar los 600 km de esta interesante ruta.
Arranco a eso de las 7:15 de la mañana desde Zaragoza, con un tiempo bastante bueno, sin nubes, y con un cielo aparentemente despejado. Bonnie (mi Triumph Bonneville America) lleva la tripa llena de combustible y hoy la he equipado con una GoPro para poder recoger lo que aconteza en el camino.
Primer tramo, Zaragoza - Soria; 175 km.
No tengo muy claro hacia donde encarar Soria y me da demasiada pereza recorrer la N-232, por lo que recordando el consejo de mi buen amigo Martín Serrano, a la altura de Alagón tomo el desvío que me llevará a recorrer la orilla del Jalón, atravesando localidades como Bárboles, Bardallur, Urrea y Rueda de Jalón, donde tomaré el desvío a la A-1303, más conocida por el nombre de "La carretera de Pozuelo".
Se trata de una vía estrecha y muy poco transitada (apenas me crucé con un coche en todo el trayecto) , que si bien en un primer tramo de cuestas y curvas el asfalto está suelto y bacheado, el resto del trayecto hasta Bureta mejora considerablemente.
Recorro dicha carretera hasta adentrarme en el Campo de Borja rodeando la posición del imponente Moncayo, sin nada en medio que estorbe a la vista. Desde lo lejos se ven unas nubes que me hacen echar de menos la cazadora en el tramo de Borja a Tarazona en los tramos más sombríos. Una vez en Tarazona, sigo dirección Ágreda por la A-15 y desde ahí directo a Soria por la N 122, un paseo.
Segundo tramo; Soria - Las Lagunas de Neila; 80 km.
Desde Soria capital tomo dirección Burgos atravesando el casco urbano. La ciudad cuenta cona señalización bastante buena y no pierdo excesivo tiempo callejeando en la capital numantina.
Sigo unos cuantos kilómetros rectos hasta la localidad de Cidones, donde tomo el desvío hacia Vinuesa por la SO - 810. Una de las cosas que más me sorprende a la hora de tomar esta carretera (una comarcal en toda regla) es la buena calidad del asfalto y el ancho de sus carreteras en toda la provincia. Supongo que iba condicionado por el prejuicio de que Soria (al igual que nos pasa en Aragón con Teruel) es una provincia poco poblada y desamparada del apoyo de las instituciones, pero en lo que a la calidad de sus carreteras se refiere, es en Aragón donde debemos tomar buena nota de ello.
Como iba diciendo, la carretera que me llevará hasta Vinuesa es una vía muy agradecida de conducir, con poco tráfico y con buen asfalto. Las curvas son suaves a izquierda y derecha y la conducción es bastante entretenida.
A un lado de la carretera, además de la creciente presencia de los pinares, nos acompañará en embalse de la Cuerda del Pozo, por cuya presa conduciremos hasta llegar a la localidad de Vinuesa. Aprovecharé a hacer un alto en el camino en un bar que hay a un lado de la carretera donde echar un bocado y repasar lo que me queda de ruta.
Continuaré entre pinares por la CL 117 recorriendo enclaves llenos de atractivo para la vista y el regocijo de los sentidos como son Molinos de Duero, Salduero, Covaleda y Duruelo. La carretera sigue en la misma onda, tanto de trazado, como de calidad del firme y de fluidez del tráfico.
Decido continuar hacia el oeste y pasar a Burgos por Regumiel y Quintanar de la Sierra. Apenas una veintena de kilómetros me separan de las Lagunas de Neila y ya que he llegado hasta ahí me decido a coronar hasta la cumbre. Si el asfalto hasta ahora estaba en buenas condiciones, el tramo que nos lleva desde Quintanar hasta la cima es totalmente nuevo a excepción de los últimos 4 km. Subo, toco chufa y bajo ya que queda mucha ruta y el dia se me escapa.
Tercer tramo: Quintanar - San Leonardo de Yagüe; 48 km.
Vuelvo tras mis pasos y desde Quintanar regreso hasta casi Duruelo, donde tomo un desvío hacia Navaleno.
Una carretera solitaria, entre pinares y con curvas suaves. Repasando los mapas veo que podía haber alcanzado Navaleno desde el mismo Quintanar a través de Canicosa de la Sierra, pero una vez recorrida esta pista, no me arrepiento de haberla cogido por lo tranquilo de su conducir y el pintoresco paisaje que me acompaña en todo el viaje. En su veintena de kilómetros no me cruzo más que con un hombrecillo en bicicleta. Es una carretera bastante curiosa, ya que está marcada en su inicio y en su final por unos pasos canadienses para que no se escape el ganado, así como por un vallado. Parece ser más el límite de una finca privada que el de una carretera en sí.
Alcanzo Navaleno y paramos a repostar tanto yo como Bonnie. Estamos a un paso de San Leonardo de Yagüe y el paisaje empieza a cambiar abandonando las grandes masas arbóreas y los pinares dando paso a un paisaje más seco.
Sigo la N 234 y llego a San leonardo de Yagüe, un pueblo con un imponente castillo en ruinas que corona una loma al fondo del pueblo. No puedo evitar pararme y echarle una foto.
Cuarta etapa: San Leonardo de Yagüe - El Burgo de Osma; 34 km.
Desde el mismo San Leonardo tomo la SO 920 dirección hacia el Burgo de Osma. A través de esa carretera cruzaré la población de Casarejos para llegar al mirador del Cañón del Río Lobos, poco antes de la localidad de Ucero. Aprovecho para detenerme en la cima para poder disfrutar de la panorámica que ofrece el cañón, excavado con paciencia durante millones de años, sirviendo de cobijo para infinidad de especies animales, destacando la presencia de rapaces de gran tamaño, así como los siempre característicos buitres. Sólo lamento no disponer de más tiempo para poder conocer esa zona, pero el tiempo apremia y el sol ya ha llegado al medio día.
Continúo conduciendo hacia el Burgo no sin antes disfrutar de la bajada del mirador, con sus curvas cerradas, con algo de gravilla, donde la rueda trasera de Bonnie protesta en más de una curva.
Alcanzo el Burgo a través de una carretera bastante ancha y ahí me paro a charrar con un par de moteros locales que me invitana unirme a ellos para ver una concentracvión motera que se estaba celebrando en Aranda de Duero. No me queda más remedio que rehusar la invitación y pedirles que me indiquen la dirección a seguir para mi siguiente etapa.
Quinta etapa: El burgo de Osma - Almazán; 51 km.
Trás unos días previos de estudio de las poblaciones más emblemáticas de la provincia de Soria, marco en el mapa 2 poblaciones como nucleos fundamentales: Berlanga de Duero y Almazán.
Ambas son poblaciones con una gran historia a sus espaldas y con un conjunto histórico artístico digno de admirar.
Alcanzo Berlanga desde el Burgo y paro para refrescarme y tomar un par de fotos. El sol le está pegando con ganas y el cansancio está empezando a hacer mella.
La carretera es ancha y el firme está en bastante buen estado, por lo que me puedo permitir viajar ligero y sin mucho tráfico en ninguno de los dos sentidos.
Continúo hasta Almazán, donde repito la misma operación que en Berlanga y desde donde decido regresar a casa dando por terminada la ruta.
Sexta y última etapa: Almazán - Zaragoza; 175 km.
Decido tomar el camino más directo de vuelta a casa y escojo la opción de volver por Ariza, ya en tierras Aragonesas por la CL 116, una carretera en bastante buen estado que cruza una tierra muy poco poblada y en la que en un tramo de casi 60 km tan apenas atravieso un par de poblaciones (Marón de Almazán, Alentisque y Monteagudo de las Vicarías). El paisaje ha cambiado totalmente y las arboledas y pinares han quedado ya atrás para dar paso a los campos de Castilla sin una sola sombra. Son las 15:00 de la tarde y el sol cae de punta.
A mitad de camino recuerdo los buitres del Cañón del Río Lobos y sólo espero que no empiecen a oler mi piel chamuscada.
Llego al límite de las comunidades de Castilla León y Aragón con uno de esos típicos cambios de calidad en el asfaltado para legar hasta Ariza. Ahí cojo la autopista hasta casa bajo el abrasador sol de la tarde y llego a casa reventado, pero con una experiencia única vivida.
Conclusión: 570 km en solitario para descubrir pueblos y parajes a los que desde hace tiempo quería haber visitado. Quizá he pecado de impaciente y he hecho todo en una tirada (una animalada para el conductor y para la moto) cuando lo suyo sería hacer parada técnica en cualquier pueblo de los arriba citados para poder descubrir a pie los senderos y calles de una provincia que está ahí esperando a ser descubierta. Como rezaba la página web: Soria, ni te la imaginas.
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