28-29/ 06/2015
La ruta que nos ocupa hoy nos ha llevado a la comarca del Matarranya, concretamente a Valderrobres, desde donde he emprendido una vuelta a lo largo y ancho de las comarcas más salvajes y a la vez pintorescas de la provincia de Teruel: Matarranya y el Maestrazgo. He aprovechado para bordear dichos territorios desde el sur, por Castellón, así como también he alargado la vuelta por la Sierra de Arcos y el Bajo Aragón.
Una vuelta que ha tenido como constante las altas temperaturas, la baja afluencia de tráfico en ambos sentidos y unas carreteras en un estado verdaderamente lamentable que nos han dado más de un susto.
Sin más dilación paso a contaros lo que ha dado de sí este fin de semana por tierras turolenses:
ETAPA 1: Alfajarín (Zaragoza) - Valderrobres 130 km.
Salimos al medio día de Zaragoza en busca de la Triumph Becka y yo. La moto está en Alfajarín recién revisada y estrenando rueda delantera nueva. Antes de arrancar haremos la parada casi obligatoria en Rausán para que Tejero nos rellene el depósito bajo un calor abrasador (41 grados) y tiraremos hacia el recién abierto puente de la ARA 1.
Es curioso que un puente que se pegó un par de meses reventado por la enorme crecida que experimentó el Ebro a principios de marzo de este mismo año tan sólo necesitó de un periodo preelectoral para volver a ser abierto al tráfico. Curioso lo de los políticos de este país...
Seguimos desde la ARA 1 hasta conectar con la N-232 e ir alcanzando uno a uno Fuentes, Quinto, Azaila e Hijar, pueblo en el que haremos un alto en el camino para tomar un tentempié.
La calor es insoportable y retomamos la ruta de un solo pechugazo para alcanzar nuestro objetivo. El tráfico es prácticamente nulo, hay que tener en cuenta que es Julio y son las 15:30 - 16:00 de la tarde, por lo que se puede viajar muy tranquilo. Poco a poco vamos llegando a Alcañiz, donde tras un par de rotondas liosas encaramos dirección Valjunquera, La Fresneda y finalmente Valderrobres.
Una vez en Valderrobres nos instalamos en la Fonda Angeleta, una pensión económica y de trato agradable situada en la carretera que nos encarará hacia la ruta que emprenderemos al día siguiente.
Aprovechamos la tarde para conocer Valderrobres, toda una joya a nivel histórico y arquitectónico, englobado en la lista de los Pueblos Más Bonitos de España y es que motivos no le faltan. Desde su enclave a orillas del mismo río Matarranya, así como por su posición sobre una colina, coronada por el conjunto histórico artístico que forman el Castillo-Palacio del Arzobispado y la imponente Iglesia de Santa María la Mayor, ambos de ellos claros ejemplos del gótico levantino considerados Bien de Interés Cultural.
A destacar también la plaza mayor, donde está el ayuntamiento, lugar en el que aprovechamos para recuperar líquidos y degustar una buena cena. Por no hablar de la oficina de turismo, donde Luis (http://www.turismomatarraña.es/), el mozo que está al cargo de aquello nos recomendó una serie de rutas y parajes que no nos debíamos pasar de largo. Nos atendieron estupendamente bien y según me han recomendado, las rutas guiadas que hacen por la comarca son una auténtica pasada.
Ya de noche, volíamos sobre nuestros pasos dejando atrás el caso antiguo de la ciudad cruzando el puente de San Roque, toda una seña de identidad de la ciudad.
ETAPA 2: Valderrobres - Morella - Cantavieja; 110 km.
Salimos temprano tras devorar un buen desayuno hacia el sur. Las primeras localidades que encontraremos serán Fuentespalda, Penyaroya de Tastavins y ya en Castellon: Herbes. La carretera A 2413 es bastante ancha y el asfaltado decente. Mucha atención a las señales, ya que es fácil pasarse el desvío a Herbes antes de llegar a Penyaroya de Tastavins; el letrero es muy pequeño y a lo que te das cuenta estás en mitad del pueblo sin rastro de por donde debería seguir la carretera. Toca dar media vuelta y pillar el desvío; no obstante, después descubrimos que en el mismo pueblo, siguiendo una carreterilla indicada con la leyenda: "Camino rural 20-40"se podía conectar con la carretera.
La A 2413 se ha convertido en la CV 110 y para empezar, se ha estrechado considerablemente. Es una carretera muy poco transitada, con innumerables conexiones con caminos agrícolas, dada la presencia de fincas y explotaciones ganaderas en la zona. En dichos cruces deberemos tener bastante cuidado con la gravilla que han soltado los tractores y demás vehículos agrícolas.
Por lo demás es una carretera preciosa, entre árboles a un lado y pegada a un barranco por el otro, con curvas suaves y un recorrido muy agradecido que nos llevará hasta un puerto de montaña acojonante donde tocará reducir a primera en más de una cuesta, especialmente en los cambios de desnivel que presentan las curvas. Cuando se corona la cima se divisa todo el valle que hemos dejado atrás y sólo en ese momento se es consciente de la altura que se ha subido. La bajada es mucho más suave y apareceremos en la cima de Torre Miró donde volveremos a encontrarnos con la N 232 rumbo a Morella.
Haremos parada técnica en Morella, donde tomaremos un refirigerio y aprovecharemos para hacernos la foto de rigor. Se nota que es principio de temporada y se respira un ambiente festivo sin grandes aglomeraciones de gente; la oferta de bares es alta y nos decidimos por uno al ver la flamante camiseta de STEVE VAI que luce el camarero. Tras una breve visita, repostaremos y seguiremos dirección sur por la CV 12, hacia Ares del Maestrat. La carretera es ancha, curveada y con subidas y bajadas. Hemos dejado atrás el paisaje de bosque bajo del Matarranya para meternos más de lleno en un bosque de matorral mucho más seco y menos frondoso. El paisaje es salvaje y vacío de todo rastro de población, salpicado tan sólo por alguna paridera lejana o aldea en ruinas de lo que debió ser otrora una zona de gran explotación ganadera.
Continuaremos hacia Vilafranca del Cid, donde el paso de una carrera ciclista de carácter local nos hará detenernos hasta que pase el pelotón. El calor aprieta con fuerza y empieza a sobrar toda la ropa de moto... Toca aguantarse que ya me llevé buenas quemadas en los brazos en la de Soria.
Desde ahí desandamos el camino del Cid y retornamos a tierras aragonesas en dirección noroeste hacia la Iglesuela del Cid. Una carretera muy agradecida y donde se le puede apretar un poco más a la moto. El paisaje se cierra un poco más en valles profundos y verdes y deja atrás el secarral.
Unos kilómetros más adelante, con unas vistas impresionantes, nos encontramos de frente con Cantavieja, de nuevo un pueblo con la placa de "Los Pueblos más Bonitos de España" colgado de una loma frente al barranco que ha excavado el río del mismo nombre. Las prisas y el calor sofocante nos privan de visitar sus calles y nos limitamos a apearnos en uno de sus bares de carretera.
Aprovechamos para descansar y comer algo antes de emprender el resto del viaje y comprobamos que la fama de los embutidos y curados de la zona no tienen mala merecida fama.
ETAPA 3: Cantavieja - Pitarque - Ejulve - Alcorisa - Mas de Las Matas - La Ginbrosa - Valderrobres 153 km.
Arrancamos dirección al río Pitarque y los Órganos de Montoro sin haber tenido en cuenta en exceso el estado de la carretera que pronto íbamos a descubrir. Apenas habíamos conducido una decena de kilómetros dirección Fortanete cuando tomamos el desvío a Cañada de Benataduz (os juro que el nombre de este pueblo no se me olvida en la puta vida) y descubrimos una carretera en obras de punta a punta. Asfalto levantado, señalización nula, baches, socavones, curvas, quitamiedos desaparecidas... Un viaje tortuoso de unos ocho o diez kilómetros que se hacen como 100 o 200. Por el camino, tan sólo nos cruzamos con un par de perros pastores persiguiéndose por medio de la carretera. Eso sólo quiere decir una cosa, y es que el tráfico debe ser algo prácticamente nulo a través de la carretera que cruza el pueblo.
Llegamos a Villarluengo, donde la carretera mejora (desaparecen las obras, vamos a dejarlo ahí) y continuamos hacia Pitarque, famoso por el nacimiento del río del mismo nombre, las piscifactorías para truchas y su magnífico enclave. Subimos un puerto bastante entretenido y bajamos hasta el nivel del río, entre árboles y barrancos hasta llegar a los órganos de Montoro, una imponente formación montañosa que se puede apreciar desde la misma carretera. La carretera que separa Pitarque de Montoro está más o menos bien, en una serie de congostos entre pared y precipicio, de curvas suaves en las que hay que tener cuidado con las piedras que caen producto de los desprendimientos.
Aún es pronto y decidimos continuar hacioa Ejulve para pillar el puerto que nos llevará hasta la sierra de Arcos. Un error.
La carretera vuelve a estar en obras; en este caso en todo el puerto de montaña, haciendo que la moto pegue un par de patinazos de atrás (y os aseguro que iba a una velocidad ridículamente baja). El paisaje no puede ser más desolador a izquierda y derecha, conduciendo entre un pinar arrasado por el fuego, sin una gota de sombra ni un sólo árbol de pié. Un paisaje lamentable.
El calor y el cansancio empiezan a hacer mella y decidimos volver por la mejor carretera (que no la más directa) a Valderrobres. Salimos de Ejulve a la N211 dirección Alcorisa y desde ahí, por Mas de las Matas hasta Aguaviva, donde tomaremos un desvío que nos llevará directos al Matarranya por la Ginebrosa, Cañada de Verich y la Cerollera. Carreteras por lo general en condiciones normales, no son vías de la ostia, pero tienen un pase. Tras estos pueblos, vuelta a un pequeño tramo de la N 232 y encararemos Rafales en el último tramo de la ruta.
Este último tramo ha supuesto sin duda la mayor decepción de la jornada, con una carretera de apenas 18 kilómetros, que nos ha hecho sudar tinta china. TE - V - 3004, así se llama, aunque bien le podían haber dado el nombre de algún GR o PR de los que nos muestra Mariano Navascués en Chino Chano.
El paisaje y la situación no podían ser más idílicos; entre árboles y montañas, a la sombra de los pinares, atravesando la comarca del Matarranya hacia Valderrobres, su corazón, paralela al mismísmimo río Matarranya. Pero el firme parecía una broma de mal gusto que hacían que el tramo de Cañada de Benataduz pareciese una autovía comparado con esta carretera. Socavones, gravilla, trozos sin asfaltar, grietas, baches, agujeros... Algo totalmente inaceptable en una comarca tan turística como esta, única vía a través de la cual acceder al Salt y única conexión entre Ráfales y Valderrobres.
Conclusión: instituciones pertinentes de la provincia de Teruel: suspenso muy grave en el estado de las carreteras. Es inaceptable se mire desde el punto de vista que se mire. Cada vez que se pasaba al lado de la provincia de Castellón nos ponían la cara colorada, y aquí no valen excusas de tres al cuarto ni orgullo de patria chica; si se quiere impulsar el turismo en una zona como el Matarranya o el Maestrazgo es condición indispensable que las carreteras cumplan mínimamente las condiciones de seguridad vial.
Independientemente de aquellos malditos 523 km, también voy a destacar aspectos muy positivos que me han agradado de sobremanera y que han tenido como protagonistas indiscutibles una serie de pueblos en los que bien merece la pena detenerse a conocer su historia, sus monumentos, sus gentes y su gastronomía.
Blog de viajes y rutas en moto por Aragón, Soria y todo aquel sitio donde haya un buen puerto de montaña o algún enclave con historia o encanto que visitar. Para apasionados de las 2 ruedas, las carreteras secundarias y la historia de los lugares.
martes, 30 de junio de 2015
domingo, 7 de junio de 2015
A SORIA POR LOS PINARES Y DE VUELTA TRAS LOS PASOS DEL CID
Inauguro el año 2015 en mi blog con una ruta que tenía planeada desde hace mucho tiempo en mente y que al fín, tras esperar durante unas cuantas semanas el fin de semana perfecto, he podido culminar los 600 km de esta interesante ruta.
Arranco a eso de las 7:15 de la mañana desde Zaragoza, con un tiempo bastante bueno, sin nubes, y con un cielo aparentemente despejado. Bonnie (mi Triumph Bonneville America) lleva la tripa llena de combustible y hoy la he equipado con una GoPro para poder recoger lo que aconteza en el camino.
Primer tramo, Zaragoza - Soria; 175 km.
No tengo muy claro hacia donde encarar Soria y me da demasiada pereza recorrer la N-232, por lo que recordando el consejo de mi buen amigo Martín Serrano, a la altura de Alagón tomo el desvío que me llevará a recorrer la orilla del Jalón, atravesando localidades como Bárboles, Bardallur, Urrea y Rueda de Jalón, donde tomaré el desvío a la A-1303, más conocida por el nombre de "La carretera de Pozuelo".
Se trata de una vía estrecha y muy poco transitada (apenas me crucé con un coche en todo el trayecto) , que si bien en un primer tramo de cuestas y curvas el asfalto está suelto y bacheado, el resto del trayecto hasta Bureta mejora considerablemente.
Recorro dicha carretera hasta adentrarme en el Campo de Borja rodeando la posición del imponente Moncayo, sin nada en medio que estorbe a la vista. Desde lo lejos se ven unas nubes que me hacen echar de menos la cazadora en el tramo de Borja a Tarazona en los tramos más sombríos. Una vez en Tarazona, sigo dirección Ágreda por la A-15 y desde ahí directo a Soria por la N 122, un paseo.
Segundo tramo; Soria - Las Lagunas de Neila; 80 km.
Desde Soria capital tomo dirección Burgos atravesando el casco urbano. La ciudad cuenta cona señalización bastante buena y no pierdo excesivo tiempo callejeando en la capital numantina.
Sigo unos cuantos kilómetros rectos hasta la localidad de Cidones, donde tomo el desvío hacia Vinuesa por la SO - 810. Una de las cosas que más me sorprende a la hora de tomar esta carretera (una comarcal en toda regla) es la buena calidad del asfalto y el ancho de sus carreteras en toda la provincia. Supongo que iba condicionado por el prejuicio de que Soria (al igual que nos pasa en Aragón con Teruel) es una provincia poco poblada y desamparada del apoyo de las instituciones, pero en lo que a la calidad de sus carreteras se refiere, es en Aragón donde debemos tomar buena nota de ello.
Como iba diciendo, la carretera que me llevará hasta Vinuesa es una vía muy agradecida de conducir, con poco tráfico y con buen asfalto. Las curvas son suaves a izquierda y derecha y la conducción es bastante entretenida.
A un lado de la carretera, además de la creciente presencia de los pinares, nos acompañará en embalse de la Cuerda del Pozo, por cuya presa conduciremos hasta llegar a la localidad de Vinuesa. Aprovecharé a hacer un alto en el camino en un bar que hay a un lado de la carretera donde echar un bocado y repasar lo que me queda de ruta.
Continuaré entre pinares por la CL 117 recorriendo enclaves llenos de atractivo para la vista y el regocijo de los sentidos como son Molinos de Duero, Salduero, Covaleda y Duruelo. La carretera sigue en la misma onda, tanto de trazado, como de calidad del firme y de fluidez del tráfico.
Decido continuar hacia el oeste y pasar a Burgos por Regumiel y Quintanar de la Sierra. Apenas una veintena de kilómetros me separan de las Lagunas de Neila y ya que he llegado hasta ahí me decido a coronar hasta la cumbre. Si el asfalto hasta ahora estaba en buenas condiciones, el tramo que nos lleva desde Quintanar hasta la cima es totalmente nuevo a excepción de los últimos 4 km. Subo, toco chufa y bajo ya que queda mucha ruta y el dia se me escapa.
Tercer tramo: Quintanar - San Leonardo de Yagüe; 48 km.
Vuelvo tras mis pasos y desde Quintanar regreso hasta casi Duruelo, donde tomo un desvío hacia Navaleno.
Una carretera solitaria, entre pinares y con curvas suaves. Repasando los mapas veo que podía haber alcanzado Navaleno desde el mismo Quintanar a través de Canicosa de la Sierra, pero una vez recorrida esta pista, no me arrepiento de haberla cogido por lo tranquilo de su conducir y el pintoresco paisaje que me acompaña en todo el viaje. En su veintena de kilómetros no me cruzo más que con un hombrecillo en bicicleta. Es una carretera bastante curiosa, ya que está marcada en su inicio y en su final por unos pasos canadienses para que no se escape el ganado, así como por un vallado. Parece ser más el límite de una finca privada que el de una carretera en sí.
Alcanzo Navaleno y paramos a repostar tanto yo como Bonnie. Estamos a un paso de San Leonardo de Yagüe y el paisaje empieza a cambiar abandonando las grandes masas arbóreas y los pinares dando paso a un paisaje más seco.
Sigo la N 234 y llego a San leonardo de Yagüe, un pueblo con un imponente castillo en ruinas que corona una loma al fondo del pueblo. No puedo evitar pararme y echarle una foto.
Cuarta etapa: San Leonardo de Yagüe - El Burgo de Osma; 34 km.
Desde el mismo San Leonardo tomo la SO 920 dirección hacia el Burgo de Osma. A través de esa carretera cruzaré la población de Casarejos para llegar al mirador del Cañón del Río Lobos, poco antes de la localidad de Ucero. Aprovecho para detenerme en la cima para poder disfrutar de la panorámica que ofrece el cañón, excavado con paciencia durante millones de años, sirviendo de cobijo para infinidad de especies animales, destacando la presencia de rapaces de gran tamaño, así como los siempre característicos buitres. Sólo lamento no disponer de más tiempo para poder conocer esa zona, pero el tiempo apremia y el sol ya ha llegado al medio día.
Continúo conduciendo hacia el Burgo no sin antes disfrutar de la bajada del mirador, con sus curvas cerradas, con algo de gravilla, donde la rueda trasera de Bonnie protesta en más de una curva.
Alcanzo el Burgo a través de una carretera bastante ancha y ahí me paro a charrar con un par de moteros locales que me invitana unirme a ellos para ver una concentracvión motera que se estaba celebrando en Aranda de Duero. No me queda más remedio que rehusar la invitación y pedirles que me indiquen la dirección a seguir para mi siguiente etapa.
Quinta etapa: El burgo de Osma - Almazán; 51 km.
Trás unos días previos de estudio de las poblaciones más emblemáticas de la provincia de Soria, marco en el mapa 2 poblaciones como nucleos fundamentales: Berlanga de Duero y Almazán.
Ambas son poblaciones con una gran historia a sus espaldas y con un conjunto histórico artístico digno de admirar.
Alcanzo Berlanga desde el Burgo y paro para refrescarme y tomar un par de fotos. El sol le está pegando con ganas y el cansancio está empezando a hacer mella.
La carretera es ancha y el firme está en bastante buen estado, por lo que me puedo permitir viajar ligero y sin mucho tráfico en ninguno de los dos sentidos.
Continúo hasta Almazán, donde repito la misma operación que en Berlanga y desde donde decido regresar a casa dando por terminada la ruta.
Sexta y última etapa: Almazán - Zaragoza; 175 km.
Decido tomar el camino más directo de vuelta a casa y escojo la opción de volver por Ariza, ya en tierras Aragonesas por la CL 116, una carretera en bastante buen estado que cruza una tierra muy poco poblada y en la que en un tramo de casi 60 km tan apenas atravieso un par de poblaciones (Marón de Almazán, Alentisque y Monteagudo de las Vicarías). El paisaje ha cambiado totalmente y las arboledas y pinares han quedado ya atrás para dar paso a los campos de Castilla sin una sola sombra. Son las 15:00 de la tarde y el sol cae de punta.
A mitad de camino recuerdo los buitres del Cañón del Río Lobos y sólo espero que no empiecen a oler mi piel chamuscada.
Llego al límite de las comunidades de Castilla León y Aragón con uno de esos típicos cambios de calidad en el asfaltado para legar hasta Ariza. Ahí cojo la autopista hasta casa bajo el abrasador sol de la tarde y llego a casa reventado, pero con una experiencia única vivida.
Conclusión: 570 km en solitario para descubrir pueblos y parajes a los que desde hace tiempo quería haber visitado. Quizá he pecado de impaciente y he hecho todo en una tirada (una animalada para el conductor y para la moto) cuando lo suyo sería hacer parada técnica en cualquier pueblo de los arriba citados para poder descubrir a pie los senderos y calles de una provincia que está ahí esperando a ser descubierta. Como rezaba la página web: Soria, ni te la imaginas.
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