Tirando un poco de manual de historia, la Batalla del Ebro fue el último gran enfrentamiento de las tropas republicanas, ya arrinconadas en el Levante por el ejército sublevado. Corría el año 1938, ya se llevaban librados dos largos años de guerra y la República decidió quemar su último cartucho lanzando una ofensiva masiva a través del río Ebro, que haría las veces de línea de frente sobre la escarpada sierra de Pàndols, que se alzaba imponente como atalaya sobre la orilla derecha del Ebro.
Dicho contraataque venía motivado principalmente por los objetivos de dos protagonistas del bando republicano: el del Jefe del Estado Mayor Vicente Rojo, en su intento de desviar la atención de las fuerzas franquistas que se lanzaban sobre Valencia y por otro el del Presidente Negrín: el cual necesitaba ganar el tiempo suficiente como para que la Sociedad de Naciones se pronunciase en favor de la república e interviniese militarmente.
La batalla duró 4 largos meses de ataques y contraataques hasta que finalmente el ejército de Franco doblegó al Republicano devolviéndolo a la orilla izquierda del Ebro a través del puente de Flix, con un Ejército Popular herido de muerte que poco después se doblegaría del todo en la caída de Cataluña trayendo consigo el fin de la propia República.
Así pues, la ruta que he hecho hoy, a diferencia de las que he estado recorriendo últimamente, no se ha basado solamente en la presencia de un importante puerto de montaña o de una carretera curveada (que también!); sin duda alguna, la principal motivación ha sido la de recorrer de primera mano el que fue escenario de uno de los enfrentamientos bélicos mas importantes y transcendentes de la historia de España: La Batalla del Ebro.
Arranco temprano (a eso de las 8:45 - 8:50) desde mi pueblo, Alfajarín en dirección Barcelona por la N-II. Sin duda alguna, una de las carreteras mas transitadas de toda España, pero también una de las más punteras en índices de siniestralidad. Pues la cantidad de puntos negros, cruces criminales, salidas de pueblos sin apenas visibilidad y cambios de rasante mal señalizados por citar unos cuantos elementos, la convierten en una vía extremadamente peligrosa.
Atravieso Nuez de Ebro, Villafranca, Osera y unos cuantos pueblos más hasta llegar a Peñalba, donde haré la primera parada del día para llenar el depósito. Es curioso, que si bien antes mencionaba a la N-II como una de las carreteras nacionales más transitadas del país (es el eje lógico que une Madrid y Barcelona) con todo lo bueno y malo que ello conlleva, también me sigue resultando una carretera con algo que la hace especial. Concretamente, en el tramo Alfajarin-Peñalba, en el que se surca de punta a punta el sur de los Monegros, con sus imponentes secarrales de tierra blanca, en contraste con grandes extensiones de cultivo de secano que se han ido abriendo paso en un territorio tan agreste y duro como este. También son dignos de mención, los protagonistas de un pasado no muy lejano, testigos inhertes de excepción de una época en la que la N-II respiraba vida a ambos lados de la carretera. Así pues, el Casino Montesblancos, El Portal de Monegros, El Ciervo... Se han acabado convirtiendo en antiguos edificios abandonados a su suerte, al saqueo, el bandalismo y al recuerdo nostálgico de unos pocos.
Peñalba |
Estación de Servicio de Peñalba, de fondo el toro de Jamón, Jamón. |
El paisaje cambiará por completo del secarral monegrino presa del abandono al campo de cultivo, los frutales y la pesca, pues harán su aparición en escena dos enormes compañeros de viaje, como será primero el Cinca que poco más adelante pasará su testigo (y sus aguas) al Segre, que me llevarán de la mano hasta su desembocadura en el Ebro a la altura de Mequinenza.
A diferencia de todo lo visto en la N-II, al llegar a Mequineza, se siente el efecto contrario y todo pasa a ser nuevo o estar en un muy buen estado de conservación, pues el pueblo viejo (el poble vell) está sepultado bajo las aguas del embalse (entre 1969 y 1974 se construyó la presa y se produjo la emigración de parte del pueblo y la rehubicación de otros tantos) y toda construcción que se observa (a excepción del castillo) tiene como mucho 42 años.
Su imponente castillo nos da la bienvenida desde lo alto a mí y a un buen número de aficionados a la pesca que se dan cita en la localidad junto a los que atravieso su calle principal hacia el puente que continúa por la N-211. La afición a este deporte se ha convertido desde hace tiempo en una de las principales actividades de la zona, dada la abundancia de especies como la Black Bass, la carpa, el lucio perca y el que es sin duda el rey del mambo en lo que a pesca se refiere: el siluro.
Mequinenza |
Cruzaré por primera vez a la margen derecha del Ebro para tomar la carretera dirección Fayón-Gandesa y ahí el desvío hacia la A-1411 donde en apenas un par de kilómetros más adelante subiré unas rampas muy empinadas hasta coronar el Alto de Auts (474 mts.) desde donde tendré una vista privilegiada del castillo de Mequinenza, el pueblo y el embalse de los que me iré alejando progresivamente. En dicha cima se libró una importante batalla de la Batalla del Ebro en lo que se llamó la "Bolsa de Mequinenza-Fayón" y donde la 42 División luchó por controlar dicha cima, hasta que varios tabores de marroquís y un intenso bombardeo acabaron con ellos. Un monumento los recuerda a todos en la cima de ese alto:
"A todos aquellos que perdieron, que fueron todos"
Da para pensar, ¿no?
Continúo hacia Fayón (o Fayó, como reivindica una pintada) por la CV-103 y cruzo el puente sobre el Matarranya, un par de kilómetros antes de su desembocadura en el Ebro. Este río hace las veces de frontera entre Aragón y Cataluña y la CV-103 se convierte en la TV-7231. La carretera se adentra sierra adentro entre pinares con unas curvas muy buenas con subidas y bajadas espectaculares en lo que se convertirá sin duda en uno de los platos fuertes de la salida de hoy. Apenas una treintena de kilómetros, rozando la Biodramina para los mareos. Santa Madonna!! Merece la pena detenerse en lo alto de la sierra que bordea la margen derecha del Ebro y contemplar las vistas espectaculares del embalse de Riba-Roja.
Tramo de Fayón a Riba Roja d´Ebre |
Llegaré hasta la localidad del mismo nombre bordeando el río y circulando paralelo a las vías del tren. Ahí tomaré la T-741, dirección Flix y Ascó. La carretera pasa a ser una vía mucho más convencional y aburrida; un mero trámite a lo que realmente hemos ido a buscar.
Volveré a cruzar el Ebro por el puente de Ascó, dejando a mi izquierda la descomunal chimenea de la central nuclear para tomar la C-12 que me llevará durante 20 kms hasta Mora la Nova, donde one more time volveré a cruzar el Ebro por Mora d´Ebre. Por un fallo de pringao (no haber cogido el puente de la N-420 un kilómetro más alante), me tocará cruzar el pueblo entero con sus semáforos y el tráfico propio de un sábado in the morning. Desde ahí, engancharé con la T-324 dirección Benissanet y Miravet, donde haré otra parada técnica para tomar algo mientras admiro su imponente castillo.
Castillo de Miravet |
Tras un breve descanso continúo con la ruta y me meto de lleno en harina en la comarca de la Terra Alta dirección Pinell de Brai. Como el propio nombre de la comarca indica, la carretera va a picar para arriba sensiblemente, pues se trata de un territorio surcado por una buena colección de sierras y montañas (Santa Madrona, Preber, Pàndols-Cavalls, Crestall, Entrebarrancs, Corrals...), regadas por las cercanas aguas de Ebro y bien surtidas de vegetación.
Sigo por la N-230 y tomo el desvío a Prat del Compte por la T-333. Una vez rebasado el pueblo, cogeré el desvío a la derecha y tan pronto como arranque la TV-3301 empezaré a sentir las primeras rampas del Alto de Bot (478 mts.). Es un puerto pequeño, pero muy pintoresco y entretenido de recorrer, pues bordea toda la parte sur oeste de la sierra, ofreciendo unas vistas muy buenas de todo el entorno. La carretera es muy estrecha, por lo que agradezco no cruzarme con ningún coche en los apenas 4 kms de subida y 4 de bajada que los forman. No obstante, el estado del asfaltado es excelente y como complemento, prácticamente cada curva está equipada con un espejo, por lo que la carretera da para venirse un poco arriba y DISFRUTAR (con mayúsculas) de una conducción segura en una carretera de montaña con tantas curvas ciegas.
Alto de Bot |
De Bot me dirijo a Gandesa y completo el círculo a la Sierra Pàndols por la C-43 hasta el desvío a la Fontcalda.
A escasos 4 kms de Gandesa, a mano izquierda se encuentra el cartel indicador de la Sierra Pàndols, como espacio destacado de la Batalla del Ebro, así como para la Fotcalda.
Tomo el desvío y por primera vez me encuentro con un bajón en la calidad del asfaltado respecto a todo lo que había recorrido antes. Baches, gravilla, trozos sin asfaltar y sobre todo, piedras de todos los tamaños, formas y colores, procedentes de los desprendimientos de las paredes de la sierra.
Carretera a la Fontcalda |
En apenas un par de kilómetros se encuentra el desvío (por pista, a 2,3 kms) hacia la "cota 705" (también conocida como Punta Alta), punto estratégico para dominar la Sierra, por cuya hegemonía se libraron los más duros combates, ahora ha sido convertida en monumento a la paz.
Continúo sierra adentro por la pista que conduce hasta la Fontcalda. La verdad es que el paisaje es impresionante: una carretera esculpida en la pared de la montaña, desde lo más alto, contemplando como se desplega sierra abajo todo el paisaje. La vía (ya no se ni cómo llamarla, es demasiado mala para llamarla carretera y tiene demasiado asfalto como para tildarla de camino) sube y baja adaptándose a la orografía del terreno y se convierte en especialmente puñetera en el descenso final hasta la Fontcalda, donde la carretera termina de forma brusca, salvando un gran desnivel en media docena de curvas de herradura en las que me toca echar el pié tanto en la bajada como en la posterior subida.
Tras 8 kilómetros bastante malos llego a la Fontcalda, un santuario del S. XIV convertido en balneario y espacio natural en el que destacan unas pozas de agua caliente que brotan del río Canaletes y que cuentan con gran presencia turística.
Carretera a la Fontcalda |
Detalle ruta Sierra Pandols |
La verdad es que sería un puntazo que comunicasen la carretera de la Fontcalda con la Antigua Estación de Prat del Compte aunque solo fuese por poder llegar hasta la Fontcalda por una carretera que cumpliese las mínimas condiciones de seguridad que requiere una vía transitada para el tráfico rodado. No negaré que se me pasó por la cabeza meterme con la moto por el apenas un kilómetro de vía verde que las separa y salir por el otro lado, pero prefiero resignarme, dar media vuelta y volver con cuidadín sobre mis rodadas. Por suerte, ni en la subida, ni el la bajada me cruzo con ningún coche a pesar de haber bastante gente en las pozas. Dudo mucho que dos coches se puedan cruzar en dicha carretera.
La Fontcalda vista desde la carretera. |
Vuelvo de nuevo a Gandesa y de ahí, en dirección a Coll del Moro por la N-420 hacia Beceite y Alcañíz (60 kms) bajo un sol de justicia y de Alcañíz de nuevo a Alfajarin por la N-232 otros 95 kilometrazos pal body.
Entre kilómetro y kilómetro vuelvo afianzando en mi memoria todos y cada uno de los recuerdos que he atesorado, sintiendo que hoy he rodado por los mismos lugares en los que entre los meses de julio y noviembre de 1938, alrededor de 130.000 personas se mataron los unos a los otros mientras la comunidad internacional miraba para otro lado. No dejo de pensar sobre todo en la cota 705, donde hubo una auténtica carnicería y se dejaron la vida (entre otros muchos) gran parte de la XV Brigada Internacional, formada por jóvenes extranjeros (en su mayoría británicos y americanos) que vinieron a dar su vida por algo tan intangible como lo es un ideal. Antes de que la batalla del Ebro terminase, la Sociedad de Naciones sí que se pronunció y lo hizo a través de los Acuerdos de Munich, mediante los cuales dejaba manos libres a Hitler para invadir Checoslovaquia al tiempo que obligaba a los brigadistas a regresar a sus paises de origen. Muchos de ellos se quedaron, otros tantos regresaron a sus paises como proscritos y la gran mayoría cayó bajo el fuego enemigo... Para todos ellos va mi recuerdo, y el resto ya es historia...
La sierra de Pàndols |
Conclusiones de la ruta:
Como siempre pasa con estas cosas, para apenas 45-50 kilómetros destacables toca rodar por mucha carretera nacional, especialmente en los viajes de vuelta que se hacen tremendamente largos y aburridos.
Por contra, los puntos fuertes del día han sido sin duda las curvas de Fayón a Riba Roja de Ebro, el Alto de Bot y a pesar de los pesares, la carreterucha a la Fontcalda que confío en que mejoren de aquí a un tiempo (y sobre todo conecten con el otro extremo para poder hacer una ruta circular en condiciones)
La ruta en Google Maps:
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