martes, 5 de septiembre de 2017

LA TIERRA DE ALVARGONZÁLEZ - Una ruta por los Pinares de Soria



" La hermosa tierra de España,
adusta, fina y guerrera,
Castilla, de largos ríos
tiene un puñado de sierras
entre Soria y Burgos como
reductos de fortaleza,
como yelmos crestonados,

y Urbión es una cimera.

Los hijos de Alvargonzález,
por una empinada senda,
para tomar el camino
de Salduero a Covaleda,
cabalgan en pardas mulas,
bajo el pinar de Vinuesa.
Van en busca de ganado
con el que volver, a su aldea, 
y por tierra de pinares
larga jornada comienzan.
Van Duero arriba, dejando
atrás los arcos de piedra
del puente y el caserío
de la ociosa y opulenta
villa de indianos. El río,
al fondo del valle, suena,
y de las cabalgaduras
los cascos baten las piedras.
A la otra orilla del Duero
canta una voz lastimera:
"La tierra de Alvargonzález
se colmará de riqueza, 
y el que la tierra ha labrado 

no duerme bajo la tierra".

Extracto de La tierra de Alvargonzález, Antonio Machado 1911.

Aprovecho estas líneas de Machado para localizar mi nueva entrada en este blog. El poeta del pueblo situó la acción de esta leyenda en distintos enclaves y poblados de la soriana comarca de Pinares, la misma por la que vamos a rodar unos 200 kms. La comarca de Pinares, como su propio nombre indica, es una denominación territorial de la provincia Numantina cubierta por enormes extensiones de pino negro y sobre todo pino albar, sin desmerecer a los también presentes: robles, hayas y sabinas. Regados por el río Duero, cuyo nacimiento también se produce en las más altas cotas de esta comarca, los Pinares se encuentran cercados "como reductos de fortaleza" que decía Machado por la sierra de Urbión al norte, al este con el embalse de la Cuerda del Pozo, al sur con el cañón del río Lobos y al oeste con la Sierra de la Demanda.






Viernes, 18 de agosto de 2017.

Arranco desde Valdenebro (SO) a eso de las 10:00 h. de la mañana. Hoy toca ruta corta circular, por lo que no hace falta madrugar demasiado.

Como es costumbre cuando me encuentro en tierras sorianas reposto en El Burgo de Osma y desde ahí, encaro la ruta por la N-122 (futura autovía A-11, aunque a la marcha que van las obras no se si lo verán mis ojos...). La carretera nacional trascurre junto al cauce del pequeño río Abion, junto a las localidades de Torralba del Burgo, Valdealvillo. Torreblacos y Blacos hasta la subida del Puerto del Temeroso (1.080 mts.), un pequeño repecho ancho y bien asfaltado, con tramos de doble carril. Es un puerto con trazado bastante suave, pero que hay que tener cuidado, pues se viene de largas rectas y esas curvas pueden llevar a un engaño en el cálculo. Tirando de hemeroteca encuentro un spot que lanzó la asociación "Soria-ya!" en la que lo denuncian como principal punto negro de la N-122, con la friolera de 130 accidentes en 13 años. Así pues, toca extremar la precaución y aflojar la velocidad, pues prácticamente en su cima se encuentra el desvío que nos llevará a la entrada natural de la comarca de Pinares y lo haremos por la SO-P-5026, nada más y nada menos que a través de un viejo conocido de este blog (e imagen de fondo): Calatañazor. Poco puedo añadir ya que no haya dicho en alguna entrega anterior...  ( http://avueltasconlamoto.blogspot.com.es/2016/11/el-moncayo.html ).

Calatañazor

Esta vez, conduciré hacia el norte, introduciéndome por esta carretera hacia el sabinar de Calatañazor, donde el paisaje vuelve a dar uno de esos giros radicales que tanto nos tiene acostumbrados esta tierra, pasando del llano y el prado a un bosque denso de enebros y sabinas, flanqueados a los lados por extensos cultivos de girasol. En esta Reserva Natural, abunda la especie del sabinar albar, uno de los más altos y longevos de su especie, con 14 mts. y hasta 2.000 años de antigüedad. Es una zona cuidada, con accesos y zonas de aparcamiento para senderistas y visitantes. Toca ir con ojo, ya que los coches van bastante empanados buscando la entrada y es una zona bastante concurrida., por lo que hay que estar alerta ante el posible frenazo de turno.

En apenas un par de kilómetros más adelante, en un recodo de la carretera, encontramos el acceso a la Fuentona, justo en el límite intercomarcal entre Tierras del Burgo  Comarca de Pinares.

Acceso a La Fuentona

La Fuentona es, además del nacimiento del río Abión, un enorme acuífero que emana a la superficie entre las rocas. Declarado Monumento Natural en 1998, constituye un paraje natural incomparable de cascadas, cuevas, sabinares e incluso una interesante actividad de espeleobucéo bajo las aguas de la Fuentona que explora la infinidad de cavidades que la conforman.


Contínúo hacia Muriel de la Fuente y tras callejearlo conduzco hacia Muriel Viejo por la SO-P-5026 , donde tomaré la SO-P-5018. Una vez que ya hemos dejado atrás la Fuentona, la carretera ha cambiado bastante tanto en anchura como en estado del firme, volviéndose irregular y gravilloso. También ha cambiado radicalmente el paisaje, más digno del nombre de esta comarca y ahora rodamos tranquilos a la sombra de los pinos. Es una de esas carreteras en las que se para el tiempo y uno se limita a disfrutar de la conducción, sin tráfico en ninguno de los dos sentidos, tan solo los pinos, la carretera y el zumbido suave del LC8 - V-Twin a 75º de la KTM 1050.

Tramo de carretera Muriel - Cabrejas

La carretera curvea suave entre pinos por los últimos coletazos de la Sierra de Cabrejas, en otro tiempo frontera natural y línea divisoria entre los territorios de las tribus celtíberas de los arévacos y los pelendones. Unos kilómetros más adelante encontraré la conexión con la N-234, donde la mano del hombre y las extensiones de cultivo han ido mermando los pinos de la zona dejando paso a una zona de prado más lisa y despoblada.

Justo en el cruce con la carretera, encuentro un edificio que me llama la atención; se trata de la Ermita de la Virgen de la Blanca, una enorme construcción en medio de la nada financiado por las familias de la zona que hicieron las Américas a finales del S. XIX. A su lado, y atravesando las vías de ferrocarril abandonadas de la que fue la línea Santander-Mediterráneo descansa en pie una enorme chimenea de ladrillo sobre los escombros de un edificio de planta imponente. Tomo la foto de rigor y continúo por la N-234 prácticamente en línea recta hasta Abejar.

Ermita de la Virgen de la Blanca junto a unas ruinas en el cruce con la N-234 dirección Abejar.

Abejar es conocido como "la Puerta de los Pinares", y no es para menos, pues desde lo alto del cerro en el que se encuentra, se observa como se despliegan allá hasta donde se pierde la vista, la friolera de 100.000 hectáreas de pinar (dato de la red ecológica Natura 2000). Los pinos albar y negro tiñen con su verde oscuro las suaves montañas hasta los picos de Urbión, que se levantan imponentes frente a nosotros, escondiendo un buen número de secretos que nos disponemos a descubrir.

Nos adentraremos en los pinares a través de la CL-117, una carretera ancha y bien asfaltada que en apenas 4 o 5 kms. nos llevará al embalse de la Cuerda del Pozo, en cuyas orillas se encuentra la llamada Playa Pita. Se trata de unas playas que se han adecentado de forma artificial para el disfrute y aprovechamiento lúdico de las orillas del pantano. A pesar de lo fresca que está el agua del Duero (no olvidemos que el embalse pilla sus aguas a escasos 40 kms. de su nacimiento, en lo alto de la sierra de Urbión), la zona cuenta con unas instalaciones espectaculares: merenderos, parking, club naútico, así como la práctica de infinidad de deportes relacionados: windsurf, motos de agua...

La Playa Pita en el embalse de la Cuerda del Pozo.

A pesar de que el nivel del agua del embalse estaba bajísimo, las buenas temperaturas y las posibilidades que ofrece esta particular "playa" castellana hacían que hubiese una afluencia de gente bastante considerable.

Dejo atrás la playa y continúo hacia Molinos de Duero. Poco antes de llegar al pueblo, atravesaré el puente que cruza uno de los numerosos ramales del pantano desde donde podré ver cómo el efecto de la sequía deja aflorar los restos del pueblo de La Muerda, cuyas casas quedaron sepultadas bajo las aguas del pantano en el año 1941, así como los restos (en un sorprendente estado de conservación a pesar de los pesares...) de un puente romano. El propio Machado relata en la leyenda de la Tierra de Alvargonzález, que atravesó La Muerda para poder llegar hasta Vinuesa a través de un puente de madera.

Una vez alcanzado Molinos de Duero tomaré el desvio hacia Vinuesa, por la SO-820. En apenas 3 kms. llegaré al pueblo (muy concurrido, quizá el más vivo de todos lo que encuentre la jornada de hoy) y lo cruzaré hasta el desvío de la SO-830, como ya fui a por los Cameros en otra de mis rutas ( http://avueltasconlamoto.blogspot.com.es/2016/08/cameros-la-cebollera-y-el-corazon-de_1.html ).



Hasta ahora la ruta ha sido bastante entretenida en lo que a "turismo" se refiere, pero e cuanto enfilo esta carretera empiezo a disfrutar bastante más de la conducción. Es lo suficientemente ancha como para trazar en condiciones y darle gas.

Los enormes pinares ya me envuelven por completo y el paisaje vuelve a cambiar otra vez. Es agradable conducir bajo la sombra de sus copas, con ese olor inconfundible que invita a levantarse la visera del casco y disfrutar. Antes de que arranquen las primeras rampas del puerto de Santa Inés tomaré el desvío hacia la izquierda en dirección a la Laguna Negra.

Será uno de los mejores puertos que podemos encontrar en la zona, con una subida de unos 10 kms. que nos llevarán hasta el parking que lleva hasta la laguna (el acceso está restringido a un autobús que hace transbordos cada 30 mins. por el módico precio de 1,20 € + los 2 € que hay que pagar por acceder al recinto).

La subida es muy interesante, pues la carretera de acceso se bifurca en dos cuando se llega a la base de la montaña dividiéndose en un carril de subida y otro de bajada (lo cual me parece una puta pasada). A pesar de ser una vía estrecha, está muy bien asfaltada y cuenta con unas curvas y unos porcentajes muy entretenidos. Tal y como avanzo las vistas son cada vez más espectaculares dejando ver kilómetros y kilómetros de pinares a mis pies. El hecho de no tener tráfico en dirección contraria hace gozar bastante en la subida hasta que me encuentro con un ciclista disléxico (o con bastante poco aprecio por su vida) que baja por el carril de subida y que me corta el rollo bastante. Subo las últimas rampas en primera y rezando una oración por su alma...

La Laguna Negra

Una vez arriba veo que hay un control de accesos, pero en el cartel leo que tan solo tienen que pagar los cohes y las furgos, así que hago la 13/14 (o la 12/13, se aceptan las dos acepciones) al guardia de la entrada y entro al parking. A lo que me doy cuenta tengo a un forestal leyéndome la cartilla en busca de su impuesto revolucionario de 2 € el cual pago a regañadientes mientras espero a que llegue el bus que lleva hasta la cima de la montaña donde se encuentra la Laguna Negra, a nada más y nada menos que 1.750 mts de altitud (el parking ya está a 1.650 mts.) Almuerzo algo en el bar y espero al bus que nos llevará hasta la cima. Es un trayecto de apenas 2-3 kms. que nos deja a unos 200 mts a pie de la laguna.

La verdad es que es un lugar espectacular, encajado entre paredes graníticas labradas a fuego y hielo por el glaciar que antaño cubrió la montaña. Tan solo perderse en el color oscuro de sus aguas sin fondo hace estremecerse y no cuesta imaginar en dónde le vino a Machado la inspiración para contar la historia de la suerte que corrieron los hijos de Alvargonzález, enloquecidos, escuchando la voz de los lobos hasta ser engullidos por las negras aguas de la laguna.

"Llegaron los asesinos
Paisajes desde lo alto de la Laguna

hasta la Laguna Negra
agua transparente y muda,
que enorme muro de piedra,
donde los buitres anidan
y el eco duerme, rodea;
agua clara donde beben
las águilas de la sierra,
donde el jabalí del monte
y el corzo abrevan;
agua pura y silenciosa
que copia cosas eternas;
agua impasible que guarda
en su seno las estrellas.
¡Padre!-gritaron-, al fondo
de la laguna serena
cayeron, y el eco ¡padre!
repitió de peña en peña."

Tiro un par de fotos sin perder mucho tiempo de manera que pueda pillar el siguiente bus (30 mins.) y  continúo mi ruta a través de los pinares. Desciendo el puerto por el carril destinado única y exclusivamente para la bajada (por si algún espabilado no lo tiene claro) y gozándolo como un enano recorro los 6 kms. de bajada hasta un tramo de tierra que poco a poco mejorará hasta la llamada "Casa del Parque" que en línea recta nos llevará a Vinuesa por una carretera paralela a la SO-830.

Una vez en Vinuesa regresaremos sobre nuestros pasos hasta Molinos de Duero, donde en vez de regresar a Abejar, tomaremos dirección Covaleda - Duruelo por la CL-117.

Esta carretera, ancha, bien asfaltada y con un trazado curveado pero rápido nos va a llevar a la vera del Duero hasta prácticamente Covaleda.

Respecto al paisaje, mejor que lo diga Machado que tiene más labia...

"Desde Salduero el camino
va al hilo de la ribera;
a ambas márgenes del río
el pinar crece y se eleva,
y las rocas se aborrascan
al par que el valle se estrecha"


Atravesamos el pueblo y continuamos los 3 kms. escasos que nos separan de Duruelo, donde tomaremos el desvío a la derecha hacia el Castroviejo.

Es una carretera de unos 7 kms. que serpentea entre los pinos hacia arriba en un firme que lamentablemente deja bastante que desear, con unos baches de escándalo, por lo cual, dependiendo del tipo de moto con la que vayamos a subir, tocará andar con especial cuidado.

A pesar de la calidad del piso, hay que decir que el recorrido es ni más ni menos que de cuento de hadas, subiendo más y más, hasta los 1.540 mts de altitud, entre pinos albares que se levantan tenebrosos, ocultando fuentes, cabañas y ganado. En un par de ocasiones la carretera va a transcurrir junto al cauce de pequeños riachuelos que se desparraman montaña abajo; son las principales fuentes que convertirán unos kilómetros más abajo al Duero en lo que llegará a ser a las puertas de Covaleda.


Formaciones rocosas en Castroviejo
Tras un par de repechos un poco más pronunciados en la parte final, los pinos empiezan a distanciarse entre ellos dejando espacios más anchos y praderas hasta llegar al Castroviejo.

Al llegar a la explanada donde está el parking ya asoman las impresionantes moles de caprichosas formas que tanto el hielo, como la lluvia y el viento han esculpido por el efecto de la erosión. Rocas retorcidas, columnas que se levantan, cuevas, grutas... Un catálogo inimaginable de formas y tamaños salpican el conjunto rocoso. El Castroviejo es la "ciudad encantada" de la Comarca de los Pinares y poco o nada tiene que envidiar a la de Cuenca (excepto que en esta no se rodó Conan y que no es precisamente un sitio muy masificado (todavía) por el turismo).

Desde el mirador natural que forma el Castroviejo, asomándose a modo de balcón sobre el valle del Duero se puede observar un mar de pinos que ondea suave sobre los lomos de la Sierra del Resomo. Mientras en la profundidad del valle, asoman como dos islotes de tejados y chimeneas Duruelo y Covaleda.

Vista del valle del Duero desde el Castroviejo

Echo las fotos de rigor y bajo por la misma vía que he subido, con el mismo cuidado de no meter la rueda donde no metería ni el pie. Regreso a Duruelo y desde ahí continúo once again hacia Regumiel de la Sierra y Comunero de la Revenga por la misma CL-117, rápida, ancha y curveada; lo suficiente como para meter gas y disfrutar. Salgo por un momento de la provincia de Soria para entrar en la de Burgos (aunque esta es una circunscripción bastante particular, que comparte pueblos con Soria en la sub-comarca "Pinares Altos"), lo justo y necesario para tomar el desvío de la BU-V-8227.

Como ya comenté en mi anterior ruta (  http://avueltasconlamoto.blogspot.com.es/2017/08/la-sierra-de-la-demanda.html ) la carretera de Canicosa-Navaleno es una puta pasada con un puertazo que si bien no es el "gigantón de la ruta", es el puerto más entretenido: se trata del Cargadero (1.340 mts.), que esta vezy a diferencia de mi anterior entrada, acometeremos por su parte norte, con un trazado mucho más heavy de subida y con una bajada mucho más suave, sobre el pavimento (ya en provincia soriana) en mucho mejor estado. Son 6 o 7 kms. de subida, más casi 10 kms. prácticamente en bajada hasta Navaleno.

Cima del Cargadero


De Navaleno nos dirigiremos a San Leonardo de Yagüe por la N-234, tal y como vamos avanzando, vamos dejando atrás las grandes masas de pinos que asoman de refilón por los retrovisores de la KTM. Frente a nosotros iremos encontrando espacios cada vez más abiertos hasta, abandonar la Comarca de Pinares a través del foso natural que la separa de las Tierras del Burgo, por la Galiana y el Cañón del Río Lobos del que tanto hablamos en la anterior entrada a este blog, camino a la Sierra de la Demanda, pero en sentido contrario.

Una vez ya en Ucero, a los pies de la Galiana, nos queda el último tramo prácticamente recto por la SO-920 hasta el Burgo y de ahí de vuelta al campamento base en Valdenebro. 200 kms. clavados.

Las Tierras del Burgo desde la Galiana

Conclusiones de la ruta:

Sin duda alguna, los Pinares sorianos tienen un magnetismo especial que atrapa al visitante de manera que en cuanto la conoce, como si de un pacto no escrito se tratase tiene que dejar algo de sí entre escondido entre las sierras, ríos y arboledas para volver cada cierto tiempo a encontralo. Es curioso cuando alguien nombra en la típicas conversación de pueblos, rutas o turismo rural, palabras clave como "Laguna Negra", "Pinares", "Playa Pita", "Vinuesa"... Se crea con el interlocutor una especie de sonrisa de complicidad como diciendo "este es de los míos" que no sucede con ninguna otra zona en particular.

Supongo que si alguno de los lectores que siguen este blog conoce la zona sabrá de lo que hablo y sabrá que no exagero ni lo más mínimo cuando digo que ahí, el aire es más puro, el agua sabe mejor e incluso el sol brilla de forma distinta a como lo hace en cualquier otro sitio del mundo.

Esta ruta pretende ser un homenaje a una zona que me encanta y que injustamente se había convertido en una zona de paso para otras muchas entradas de este blog. Ya son primeros de septiembre, ya huele a fiestas en Alfajarín, mientras la comarca de los Pinares permanece ahí, en el corazón de la provincia numantina, oculta bajo las ramas de los pinos albares y negros, resguardada a salvo del turismo masivo y descerebrado que en los últimos años ha acabado con el encanto que otrora gozaran lugares como el Pirineo Aragonés o el Matarranya, ahora convertidos en un Puerto Venecia cualquiera...


La ruta:

https://www.google.es/maps/dir/El+Burgo+de+Osma/Muriel+Viejo,+Soria/Laguna+Negra,+Soria/41.915339,-2.7676529/Covaleda,+Soria/Castroviejo,+Soria/Canicosa+de+la+Sierra/El+Burgo+de+Osma/@41.8061711,-3.105449,50968m/data=!3m1!1e3!4m50!4m49!1m10!1m1!1s0xd44f51a0dc71277:0x4b335b835dba9ff8!2m2!1d-3.0668549!2d41.587565!3m4!1m2!1d-2.8775134!2d41.6605!3s0xd44ee974ef914af:0xe7e89e2ca7edb4bc!1m5!1m1!1s0xd44e4e644a66ccb:0x40587075af55360!2m2!1d-2.9126022!2d41.7785561!1m5!1m1!1s0xd45197750814961:0x2447dd167f09d53a!2m2!1d-2.8474254!2d41.999368!1m0!1m5!1m1!1s0xd451c10652ef493:0x40587075af550a0!2m2!1d-2.8831711!2d41.9354781!1m5!1m1!1s0xd451b3c6f3e573b:0x485ec09163ce4c79!2m2!1d-2.9217222!2d41.9884444!1m5!1m1!1s0xd450115af3822e3:0xfb32048599fc35e7!2m2!1d-3.0408879!2d41.9367132!1m5!1m1!1s0xd44f51a0dc71277:0x4b335b835dba9ff8!2m2!1d-3.0668549!2d41.587565!3e0


Sobradero de fotos:


Sabinar de Calatañazor






Carretera Canicosa - Navaleno

Cañón del Río Lobos

Curvas en la Galiana


Laguna Negra desde un lateral

Parking de la Laguna Negra



Vista en 3D de la subida a la Laguna Negra y el Castroviejo 










  


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