Alfajarín; sábado 23 de Septiembre de 2017.
(En ese extraño periodo conocido como "entrefiestas" en que el cuerpo tiene una semana para recuperarse de los excesos de las Fiestas de Virgen de la Peña y otra para prepararse física y psicológicamente para las de San Miguel.)
Tras un verano excesivamente seco y caluroso, el otoño ha regresado puntual a su cita, como todos los 21 de Septiembre, presentándose en todo su esplendor, en forma de un buen tormentón y una bajada de las temperaturas que se ha acusado de forma notable, en forma de la moquita y los estornudos que padece el que escribe estas líneas.
Amanezco a eso de las 7:15 de la mañana para intentar que me cunda la mañana lo máximo posible. Por la ventana se adivina una suave niebla que parece que se está disipando a corros, por lo que no me preocupa en exceso, consciente de que en caso de que persista, durará hasta los primeros compases de la Hoya de Huesca.
Nos ponemos en marcha la KTM y yo camino a la autovía de Huesca (A-23); lo que desde la ventana parecía una "suave niebla", a la altura de Montañana ya es una niebla cerrada, en Villanueva es una bruma y a la altura de Zuera juraría que se podría cortar con un cuchillo. Por suerte, poco antes de Almudévar ya no queda nada y el sol empieza a descongelar progresivamente mis manos. 74 kilómetros de habas hasta Huesca por la autovía de los que poco o nada se puede destacar.
Una vez en la capital oscense, tomo el desvío de la A-132 dirección Ayerbe. Es una autonómica con bastante pinta de carretera nacional, ancha, con un trazado bastante recto y un estado de conservación del firme bastante bueno. A pesar de que es una carretera bastante laminera para correr, hay un par de radares fijos por la zona y hay que andarse con cuidado.
Por esta carretera nos encontraremos el desvío al Castillo de Loarre, el cual se puede añadir a esta ruta, cogiendo la A-1206 en Esquedas y regresando por la misma vía por Ayerbe para continuar. Yo no voy a visitarlo, ya que no lo tengo programado para hoy, pero no me hartaré de recomendarlo, como uno de los castillos románicos mejor conservados de Aragón, Bien de Interés Cultural, Monumento Nacional y junto a Fuendetodos, el Alfa y el Omega de los viajes del Colegio Diputación Provincial (hoy llamado Brianda de Luna) de Alfajarín.
Me conformo con admirar esta fortaleza románica del S. XI desde la lejanía, fascinándome de cómo sus muros y torres se funden con la montaña en un espectacular mimetismo. Es fácil echar a volar la imaginación en una carretera tan recta y aburrida, tratando de recrear el avance de las tropas cristianas por la Hoya de Huesca, con la muralla natural de los Pirineos a su retaguardia y Loarre como cabecera de puente.
Tras recorrer unos 30 kms. por esta vía llegaremos a un paso a nivel con barrera de los de antes que nos dará la bienvenida a la localidad de Ayerbe. Callejearemos y bordearemos su concurrida plaza (a la que yo llamo cariñosamente "de los muñecos" por las esculturas que tiene) continuaremos recto hacia Murillo de Gállego.
Van llegado las primeras curvas interesantes de tapadillo mientras llegamos a la altura del río Gállego, el cual nos acompañará durante un buen rato en nuestro viaje. Poco antes de llegar a Murillo, harán su aparición las que son probablemente las formaciones rocosas más populares, icónicas y espectaculares de Aragón: Los Mallos de Riglos.
Los Mallos de Riglos y Murillo de Gállego |
Asentados sobre el extremo suroeste de la Sierra de Loarre, se levantan a más de 200 metros de altura estos restos de sedimentos fluviales que hace 56 millones de años (antes de ayer) depositaron los ríos que bajaban desde el Pirineo hasta el Valle del Ebro. Este material, se compactó con arcilla y se "encofró" literalmente con materiales calcáreos. Durante los siguientes 20 millones de años (más o menos, para que os hagáis una idea lo que tardan en atenderte si estás pendiente de operación en la Seguridad Social), la erosión se llevó todos los materiales blandos que los rodeaban dejando estas caprichosas formas al aire.
Actualmente son muy apreciados por los amantes de la escalada y como curiosidad he encontrado rebuscando en San Google que todos y cada uno de los mallos está bautizado con un nombre, bien por su forma o color, como en honor a alguna personalidad local o del mundo de la escalada (Puro, Pisón, Colorado, Firé...).
Niebla junto al Gállego |
Como se observa en la fotografía, un jirón de nubes bajas (o lo que yo pensaba que eran nubes bajas) decoran la base de los mallos como una guirnalda, pero tal y como vamos avanzando, descubrimos que no eran nubes, sino que en realidad es el principio de una espesísima niebla que se ha agarrado al cauce del río Gállego y que no nos vamos a quitar de encima hasta dentro de un buen rato.
Viendo el lado bueno de las cosas, cabe mencionar que también empieza uno de los mejores tramos de curvas, que coinciden con el tramo en que el Gállego va encañonado con unas vistas sencillamente espectaculares.
Es un tramo corto, de unos 5 kms. y que finalizará en la misma presa del embalse de la Peña a la que accederemos a través de un pequeño túnel y un estrechísimo puente de hierro con celosía que nos ayudará a cruzar a la otra orilla.
Durante estos primeros días del otoño han caído bastantes lluvias, por lo que el río lleva buen caudal y el embalse se va llenando progresivamente.
Tomo el desvío hacia la derecha, dirección Triste y Anzánigo, siguiendo el curso del Gállego. Sobre las aguas estancadas del Pantano de la Peña es donde la niebla parece haberse agarrado con mayor fuerza y el frío y la humedad empiezan a notarse casi demasiado. Por suerte, la carretera que va hacia Anzánigo está recién asfaltada (o por lo menos la han asfaltado en algún momento entre hoy y esta otra entrada al blog de hace un par de años: http://avueltasconlamoto.blogspot.com.es/2015/08/la-etapa-reina-del-tour-la.html ). La carretera es estrecha y muy curveada, pero todavía es temprano y con el día que hace, muchos ciclistas de los que acostumbran a recorrer estas carreteras se han quedado en casa. Como he dicho, el asfaltado es perfecto y se puede circular muy a gusto. La carretera transcurre junto al curso del Gállego, que mediante varias presas e intervenciones fluviales, tratan de contener o al menos frenar su amplio cauce. Resultan irreconocibles el caudal y el color de las aguas de este río a esta altura, comparado con el riachuelo moribundo que llega a desembocar sus aguas en el Ebro frente a la ciudad de Zaragoza.
El Pantano de La Peña cubierto por la niebla. |
Toca hacer un alto en el camino y aprovechar para almorzar algo. La niebla me ha calado hasta los huesos y voy jodido de frío y con los guantes mojados. Como si de un oasis en medio del desierto se tratase, medio escondido entre los árboles se emplaza el Moto -Cámping de Anzánigo, todo un referente para los amantes de las dos ruedas de Aragón. Ahí, aprovecho para tomar algo caliente mientras me preparan un buen almuerzo. No hay mucha gente (es temporada baja y muy temprano) pero el ambiente es cercano. Charramos animadamente mientras comentamos las noticias que salen en la tele. Se trata de un lugar muy recomendable para todos los que os animéis a pasar por ahí, especialmente para los amantes de las dos ruedas, ya que el ambientazo que se vive y la sensación de hermandad que se crea entre los clientes es difícil de sentir en otro lugar.
Moto-Camping de Anzánigo |
Para más información y reservas:
http://www.anzanigo.es/
Tras un buen rato en el camping, almorzando y charrando he conseguido entrar en calor y con el cambio de guantes a los que llevo de repuesto encaro todo el trecho que me queda de ruta.
Como ya me han comentado en el almuerzo, la niebla no tardará en irse, pero todavía me quedan unos cuantos kilómetros bajo su manto.
El trozo de la A-1205 que separa Anzánigo de Bernués está sin arreglar y presenta el estado original con el que conocí esta carretera. Millones de baches nos acompañan en estos escasos 13 kilómetros entre nieblas y un paisaje por momentos más boscoso que se va alejando cada vez más del cauce del Gállego.
Una vez alcanzado el pueblo de Bernués, tomaremos el desvío de la A-1603 hacia el Monasterio de San Juan de la Peña. Por fin encaramamos el primer puerto de montaña de la jornada: El Puerto de San Juan de la Peña (1.200 mts.) nos llevará en un ascenso de 13 kilómetros que nos irá sacando progresivamente del mar de nubes dejando una imagen majestuosa a nuestros pies. Anchura, buen estado de conservación, buenas curvas, desniveles progresivos y sobre todo ni un solo vehículo con el que cruzarme en toda la ascensión.
Mar de niebla bajo el Puerto de San Juan de La Peña |
El primer tramo transcurre entre una zona más despejada, pero cuando se va llegando a la cima, la carretera se adentra en una arboleda espectacular que al fondo ya nos muestra la puerta de acceso al Nuevo Monasterio de San Juan de la Peña. No se debe confundir este con el original, pues el nuevo se construyó en 1.676 (aunque las obras se prolongaron 2 siglos más) a raíz de un incendio en el viejo.
Es un edificio sin especial valor arquitectónico (ahora es cuando vienen y me canean los puristas del arte en Aragón por decir esto...), que actualmente sirve de museo y hospedería. Está levantado en el Llano de San Indalecio, donde los visitantes deben aparcar sus coches para bajar a visitar los restos del Monasterio original (el que mola mazo).
Dejando atrás el Monasterio Nuevo inicio mi descenso hacia el viejo. Nunca en mi vida he extremado más la precaución en una bajada, pues recuerdo perfectamente visitar San Juan de la Peña hace un par de años y si algo me impresionó (casi me acojonó) fue la pericia y el manejo del conductor del microbus que hace los trayectos del Monasterio Nuevo al Viejo.
Breaking the Law en el Monasterio de San Juan de la Peña |
Con el pánico a no encontrarme al señor autobusero haciendo vuelta rápida, bajo las 4 curvas de herradura que nos separan del auténtico Monasterio de San Juan de la Peña.
Cuenta la leyenda, que estando de caza el joven Oto su caballo se desbocó cuando iban tras un ciervo y se precipitó ladera abajo al fondo de un barranco. Milagrosamente, algo (supuestamente la acción divina) detuvo su caída y lo depositó en el suelo sano y salvo. En el fondo del barranco encontró bajo una honda cueva una ermita en ruinas dedicada a San Juan Bautista. Impresionado por esta hallazgo y sintiéndose en deuda por lo sucedido, Oto se reunió con su hermano, vendieron sus pertenencias e iniciaron una vida eremítica en los albores del que fue el Monasterio de San Juan de la Peña.
Bajo la enorme roca que lo cobija, fue refundado por Sancho el Mayor casi un siglo después, convirtiéndose en cuna del Reino de Aragón y no son pocas las fuentes que citan el hecho de que el Santo Grial fuese puesto a buen recaudo entre sus muros.
Convertida en parada obligatoria dentro del camino aragonés del Camino de Santiago, fue el primer lugar del reino de Aragón (y de la Península Ibérica) en que se introdujo el rito litúrgico romano.
Sus muros también sirvieron de panteón de los reyes de Aragón y todavía hoy descansan los restos de Ramiro I, Sancho Ramirez y Pedro I.
A nivel arquitectónico destacan la capilla gótica, la iglesia y pinturas de San Cosme y San Damián, pero por encima de todo, el imponente claustro, con sus capiteles y esculturas.
Tuve la suerte hace un par de años de poder conocerlo a fondo con una visita guiada que nos moló bastante y que recomiendo encarecidamente.
Breaking the Law once again en San Juan de la Peña |
Tras tirar las fotos de rigor, inicio mi descenso hacia Santa Cruz de la Serós, con las imponentes vistas de la Peña Oroel a lo lejos y el contraste con las llanuras de la depresión que forma el río Aragón y que reciben el nombre de la Canal de Berdún.
He de comentar que durante el descenso me faltó bastante poco para llevarme puestos a cuatro flipados de los de "tocar rodilla" que venían trazando la curva por mi carril. Confiaba en el hecho de que al estar celebrándose este fin de semana el Moto GP en Motorland (Alcañíz), Marquez, Rossi, Lorenzo y Viñales estarían haciendo los entrenamientos libres, pero no, me los tuve que cruzar subiendo al Monasterio de San Juan de la Peña. Si en vez de ser yo con mi moto llega a ser un coche no los encuentran ni en Monegrillo de la voltereta que se llevan... Menos mal que se quedó en un susto.
Tras este pequeño incidente, alcanzo Santa Cruz de la Serós y poco más adelante enlazo con la N-260 dirección Puente la Reina de Jaca.
Tras 9 kms. en línea recta por nacional llego a Puente la Reina, donde aprovecho para repostar. Frente a la gasolinera de la entrada está en Mesón de La Reina, donde me encuentro con un montón de moteros de todas las partes (unos cuantos extranjeros que van a Alcañiz para disfrutar de las carreras de este finde). El pueblo bulle de gente y llama la atención el ambiente que se respira. Habrá que echarle un tiento con más calma para la próxima visita.
Detalle ruta |
En la misma entrada del pueblo, justo al pasar el puente que cruza el Aragón - Subordán tomo la A-176 que me llevará longitudinalmente por el Valle de Hecho hasta la población del mismo nombre.
Hecho reposa tranquilo a la orilla de un joven río Aragón entre suaves praderas y montañas. Entre sus calles, todavía susurra el eco de "lo Cheso", la variante de la fabla aragonesa mejor conservada. El valle de Hecho es historia viva de Aragón, desde mucho antes que este valle (junto al de Canfranc) fuesen el territorio carolingio conocido como Aragonum, donde todo comenzó. En sus montes se han hallado cientos de dólmenes y diversos tipos de monumentos funerarios de los primeros pobladores de la tierra, así como restos de las calzadas romanas que atravesaban los Pirineos procedentes de las Galias.
Hecho también es naturaleza, con su Selva de Oza, donde habitó Camille, el último oso pardo del Pirineo (muerto en 2010).
Cima del Puerto Vedao. |
En el mismo Hecho tomaremos el desvío hacia Ansó por la misma A-176 y de valle a valle toca pasar una cadena montañosa y con ello su consecuente puerto de montaña. El Puerto Vedao (1.050 mts.), arranca desde prácticamente el mismo Hecho hasta el túnel que conecta con el valle de Ansó, como si de una puerta de acceso se tratase. En su cima hay un amplio parking habilitado donde se pueden observar los primeros coloridos del otoño y alguna que otra bandada de rapaces haciendo de las suyas.
Es un puerto con una carretera prácticamente perfecta, sin baches y con el piso en buen estado, con un trazado entretenido y rápido que nos hará subir la cresta de la sierra del Vedao para pasarnos al valle de Ansó, excavado por el río Veral.
En apenas 2 - 3 kms. llegamos al pueblo que cede su nombre al Valle. Marcado con una de esas placas de "Los Pueblos más Bonitos de España", Ansó luce su imponente Iglesia de San Pedro, que destaca entre la típica urbanización de pueblo pirenaico. Es muy popular la fiesta del Día de la Exaltación del Traje Ansotano, celebrada el último domingo del mes de agosto, llegando a ser declarada un Fiesta de Interés Turístico Nacional.
Carretera de Ansó a Zuriza |
Continúo dirección norte hacia Zuriza, a través de una estrecha carretera recién asfaltada de 14 kms. Es un tramo muy bonito de recorrer, en el valle, cada vez más encañonado que forma el río Veral. La vegetación es muy densa a tramos, con árboles que cubren con sus ramas la carretera, convirtiéndola en un túnel natural.
La carretera va picando constantemente hacia arriba, pero con una suavidad que hace prácticamente imperceptible el desnivel positivo.
Tan solo al final de la carretera, dejando a un lado el camping y las vacas pastando se podría considerar que se está ascendiendo algo parecido a un paso montañoso, haciendo cima a 1.290 mts. de altitud.
Zuriza |
Zuriza se encuentra en un marco natural incomparable, con hayedos únicos en Europa, gobernado por la Sierra de los Alanos, unas moles de piedra desnuda afiladas como dientes de sierra y vigilantes del acceso al parque Natural de los Valles Occidentales. Este valle, sirvió siglos atrás de punto de acceso a una ruta comercial entre Francia y España. Testigo de ello queda el cuartel de carabineros del S. XIX, así como alguna que otra fortificación maqui de la posguerra.
Ahí tomaremos la NA-2000 que nos llevará por tierras Navarras hasta el cauce del Belagua, en pleno valle del Roncal. A diferencia del paisaje de Zuriza, mucho más rocoso y salvaje, los montes se suavizan, el verde lo tapiza todo y la carretera discurre entre bosques bajos y prados sin desniveles de ningún tipo.
La NA-2000 desembocará en la NA-137 que tomaremos dirección Isaba, Urzainqui y Roncal.
A diferencia que los valles Occidentales aragoneses, el valle del Roncal navarro se ve mucho más vivo y explotado, con mayor oferta hotelera, más enfocado al turismo, pero también con bastante más tráfico en ambos sentidos, con gran afluencia de vehículos lentos como son las caravanas (sobre todo francesas que cruzan por Larra y la Pierre de Saint Martin).
Pasada la localidad de Roncal, tomo el desvío dirección Garde, por un pequeño valle transversal que forma el Gardalar, un afluente del Belagua. Es una carretera muy bien pavimentada y "laminera" para una conducción entretenida. Cruza el pueblo de Garde y me cruzo con bastantes peatones paseando por la carretera, pero son prudentes y la visibilidad es lo suficientemente buena como para adelantarse a algún imprevisto.
Una de las cosas que llama la atención de un valle como este, es la enorme diferencia que existe con los predecesores del lado aragonés, por su extrema humedad e imponente vegetación, frente a los aragoneses, aparentemente mucho más secos.
Para pasar a la vertiente aragonesa, antes debemos salvar el Puerto Matamachos (1.130 mts.), con sus sorprendentes desniveles y curvas cerradísimas que nos llevan hasta la cima, justo en la frontera de Aragón y Navarra, sobre el lomo de la Sierra de San Miguel.
Límite autonómico en la Cima de Matamachos |
He de decir que partía con ventaja a la hora de realizar esta ruta, ya que hace cosa de un par de años estuve de viaje por estas tierras y subí este puerto. Una de las cosas que recordaba a la perfección era uno de esos cambios de calidad en el asfaltado que sueles encontrar en un cambio de comunidad autónoma, empeorando especialmente cuando se entra en territorio aragonés. Es una auténtica vergüenza cómo se encuentra la vertiente maña de Matamachos, con tramos de gravilla que parecen auténticos caminos de tierra cuya calidad no hace más que empeorar según nos vamos aproximando a Ansó.
Cruce Ansó - Fago |
A unos 3 kms escasos del cruce llegamos a Fago, pueblo tristemente conocido por el asesinato de su alcalde Miguel Grima en 2007. Aquel caso conmocionó a todo el país, pues el edíl fue asesinado a manos de otro vecino del pueblo (hago el apunte de que Fago cuenta con la friolera de 22 habitantes censados); Santiago Mainar, con el que mantenía una eterna rivalidad.
Aquel suceso, digno de una trama al más puro estilo de Fargo (valga el juego fácil de palabras), ensombreció el nombre de un pueblo situado en un enclave tan privilegiado, sobre el valle que excava el río Majones, con lugares tan espectaculares como la Foz de Fago y sus barrancos. Sorprende la calle principal que atraviesa el pueblo, con su fastidioso empedrado, ancha como ninguna otra en los pueblos de la redolada, con sus casonas pirenaicas a ambos flancos.
Fargo - Milwaukee |
Los siguientes 12 kms. son los que unen Fago del municipio de Majones a través del cauce del río del mismo nombre. Probablemente se trata del tramo (junto al de Zuriza) más espectacular que vamos a encontrar, sobre todo en los primeros kilómetros, bajando desde lo alto de la sierra hasta el fondo del valle, salvando grandes desniveles negativos.
Al poco de dejar Fago, toca cruzar un par de tramos acojonantes, con crestas y túneles excavados en la roca, como pasos fronterizos naturales que darán paso a una carretera curveada que reptará hasta el fondo del valle y desde ahí hasta prácticamente Berdún, donde se extiende el gran llano del pre Pirineo oscense.
Al salir al cruce con la carretera principal, no hay ningún tipo de señalización, pero deberemos girar a la izquierda. Pronto nos encontraremos Berdún, con su icónica estampa, elevado sobre una colina como si de una atalaya se tratase. La Canal de Berdún es la autopista por donde el Río Aragón va recogiendo el agua de los ríos procedentes de los principales valles occidentales: el Majones, el Veral, el Aragón-Subordán, el Esturrón... que lo convierten en uno de los principales afluentes de Ebro.
Llegados a la altura de Puente la Reina de Jaca podría considerarse que iniciamos nuestro viaje de regreso a casa. Lo haremos dirección Bailo, Salinas de Jaca y Ayerbe, por la A-132.
Los Mallos de Roglos sin niebla en el viaje de vuelta |
Es una carretera bastante bien asfaltada y sobre todo bastante ancha, por la que me cruzaré con unas cuantas motos (buena señal).
Atravesaremos el Puerto de Santa Bárbara, señalizado como puerto, pero sin unas rampas, trazado o curvas que considere que merezca la pena destacar especialmente. A la bajada del puerto, el paisaje mejora de nuevo, regresando el verde y la vegetación dada la proximidad del cauce del río Asabón, que desemboca en el pantano de la Peña, el mismo en que lo hace el Gállego.
Para el camino de vuelta, seguiremos exáctamente la misma ruta que hemos hecho por la mañana, salvo por la niebla, que ahora ha dado paso a un sol reluciente y las 6 horas de moto que ya van haciendo bastante mella en el cuerpo.
Desde Murillo hasta Huesca, de nuevo 40 kms. con bastante precaución y cuidadín de los radares y desde Huesca a Alfajarín, 85 kms. de autovía.
Conclusiones de la ruta: Ruta entretenida con muchas opciones a la hora de aumentar - reducir el recorrido planteado inicialmente. A tener muy en cuenta la opción de añadir valles navarros del mismo modo que hemos hecho con los aragoneses.
También se puede plantear la vuelta a casa por las Cinco Villas.
Lo mejor: el ascenso a San Juan de la Peña desde Bernués y los tramos de Zuriza y Fago.
Lo peor: El estado de conservación del asfalto en el descenso de Matamachos y los excesivos kilómetros de autovía.
La ruta en Google Maps:
RUTA GOOGLE MAPS
Sobradero de Afotos:
Muy buena publicación. Más o menos ese recorrido, lo hice por última vez en los 90. Tendré que volver para refrescar.
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