Todo el mundo conoce el Aubisque. Y el Tourmalet, el Portillón o el Portalet. Son cotas de sobra conocidas en el imaginario colectivo gracias a las tardes de verano frente al televisor, con los comentarios de Carlos de Andrés y Perico de fondo. ¿Qué tienen en común esos puertos? Sí, son montañas, son exigentes, atraviesan bonitos paisajes y en sus rampas se han decidido carreras que han hecho historia para siempre. Hasta aquí de acuerdo, pero ¿qué es lo que tienen en común si dejamos a un lado la épica del ciclismo? La respuesta es la más obvia y absurda de todas: están asfaltados.
Creo que hablo en nombre de más de un motorista aragonés cuando afirmo que a nuestro querido Pirineo le falta un buen puerto de montaña. Uno de esos que no te cansarías de subir y bajar o que bien querrías encadenar con otro y otro hasta llegar a algún sitio. Sí, está el Cotefablo, pero siendo honestos, no tiene la "entidad" de los puertos que encontramos al otro lado de la frontera. Lo mismo sucede con Fanlo, con Fadas, con los puertos de los valles occidentales o con Panticosa; les falta ese algo que los haga míticos.
Ahora bien, ¿las montañas han sufrido las inclemencias del tiempo y los movimientos tectónicos durante millones de años para que llegue yo y las critique desde este insignificante blog? La respuesta es un rotundo NO. Las montañas son las que son y ya están hechas. Alguien las dejó ahí y fuimos los hombres los que un buen día salimos de nuestras cuevas para temerlas primero y para conquistarlas después. Ha pasado mucho tiempo, incluso hay personas que afirman que el hombre ha pisado la luna. Esos pseudo primates que abandonamos las cuevas fuimos poco a poco colonizándolo todo. El Aubisque es lo que es, porque une Arrens-Marsous con Laruns. Tourmalet es la alternativa pirenaica para que una persona de Bagneres de Bigorre o Sant-Lary-Soulan pudiese visitar a su familia de Luz-Saint-Saveur sin tener que dar todo un rodeo por Lourdes. Portillón y Portalet son pasos fronterizos con Francia... Esa gran montaña está ahí, delante de nuestros ojos, pero está escondida para los primates de dos ruedas lisas: tan solo está sin asfaltar.
Miércoles 26/08/2020
Arranco temprano a eso de las 8:00 de la mañana. A pesar de que he madrugado más de lo que me gustaría, tengo demasiadas dudas de última hora con los mapas y prefiero repasar mientras desayuno. Salgo de Zaragoza y encaro la A-23 hacia Huesca. Siempre que voy hacia Barbastro prefiero hacerlo "campo a través" por los Monegros; por Alcubierre, Lanaja, Sariñena y saliendo por Berbegal, pero llevo varias semanas haciendo salidas mixtas de trail por tierras monegrinas y el cuerpo me pide cambiar. Han sido salidas cortas para rodar en pista, por Jubierre y San Caprasio, para ver hasta donde llegan las Mitas y las habilidades de un piloto demasiado verde fuera del asfalto, con demasiadas dudas acerca de los que se va a encontrar ahí arriba.
Antes de darme cuenta ya he rodeado la capital oscense y circulo por ese maldito tramo de la N-260 entre Huesca y Siétamo en el que parece que las obras del tramo de autovía no van a finalizar nunca. Es un día entre semana y se ven camiones moviendo tierra, pero parece que todavía le falta demasiado a ese proyecto como para poder rodar por ahí.
Engancho con el tramo de la A-22, poco más de 30 kms a través de los montes y barrancos del Somontano que me dejan en una estación de servicio frente al Monasterio de El Pueyo. Lleno el depósito y encaro la N-123 hacia Barbastro. Una vez ahí, en la rotonda tomo la N-123 dirección Graus - Ainsa - Francia. El paisaje liso comienza a plegarse como comprimido y los llanos al más puro estilo estepario que hemos ido dejando atrás comienzan a elevarse y ganar altura. Hasta aquí nada nuevo bajo el sol, es el mismo recorrido que en ya hiciera en las rutas ( EL SOBRARBE ) y ( UN EMBALSE, UN PUEBLO ABANDONADO Y UN TEMPLO BUDISTA. UNA VUELTA POR EL PREPIRINEO ).
Una vez atravesada la zona de los túneles de Olvena, justo antes de llegar a la presa del embalse de Barasona, tomaremos el desvío hacia Benabarre. En algún punto de esa carretera hemos atravesado la frontera que nos mete de lleno en la Ribagorza, pero eso, a parte de dar un título molón a la entrada del blog nos sirve de bien poco. La N-123 es una nacional ancha y bien asfaltada, con el típico paisaje prepirenaico como telón de fondo. Una vez en Benabarre (en el mismo pueblo, en un cruce en curva con no muy buena visibilidad) tomaremos el desvío hacia Laguarres por la A-1606. Esto ya se parece bastante a lo que hemos venido a buscar: carreteras sinuosas, sin arcenes ni línea de separación entre carriles. Hay árboles a ambos lados de la carretera y campos de cultivo, pero apenas hay personas. La carretera va picando hacia arriba contínuamente. Cada vez hay más árboles y menos campos. Sigue sin haber nadie, el siguiente pueblo está al otro lado de la sierra del Castillo de Laguarres y para llegar ahí deberemos salvar el Puerto de Laguarres (1.060 mt.). La montaña es más abrupta hacia el otro lado, mostrando partes de roca descarnadas como restos megalíticos. También el trazado serpentea mucho más. Durante la bajada puede verse el valle del Isábena desparramándose a los pies del puerto. Si levantamos la vista también aparecen los gigantes pirenaicos y en primer plano el imponente Turbón, símbolo indiscutible de la Ribagorza. Me concentro en la bajada y antes de darme cuenta ya estoy en la A-1605, rodando paralelo al Isábena en dirección hacia su nacimiento. Es un valle muy abierto de grandes graveras y matorral bajo. La carretera es perfecta para curvear y disfrutar, algo que he de decir, llevamos haciendo desde las curvas de Olvena non-stop.
Pocos kilómetros después llegamos hasta el desvío de Roda de Isábena. Merece la pena subir al pueblo y disfrutar de las vistas que nos ofrece, un zoom más detallado de lo que hemos podido disfrutar sobre la moto en la cima del puerto de Laguarres. Antigua capital del Condado de la Ribagorza y sede episcopal hasta el S. XII. Cuenta en su haber con la Catedral de San Vicente Mártir, convertida en Bien de Interés Cultural y Monumento Nacional y es poseedora del título de ser la localidad más pequeña de España con sede Catedralicia.
Vista de la Ribagorza desde Roda de Isábena |
Vuelvo a la A-1605 y continuamos acompañando al Isábena, acercándonos con timidez a las paredes más orientales del Turbón. Poco a poco la carretera se va a ir encañonando y la vegetación va volviéndose más densa hasta cubrirnos casi por completo. También las montañas parece que se van comprimiendo sobre nosotros; tanto que río, montaña y carretera se fundirán en un tramo muy pintoresco conocido como el Congosto de Obarra. No llega a ser tan pronunciado ni tan largo como el famoso Congosto de Ventamillo (el valle de al lado, la entrada natural a Castejón de Sos y Benasque por Campo), pero al igual que en este, el aire se apelmaza con la humedad y la sombra de los túneles para bajar la temperatura hasta hacernos sentir frío.
Acceso al Col de Espés - cortado |
Justo a la salida del congosto se encontraba el desvío que debíamos tomar hacia Espés, pero como podéis ver en las fotos, la carretera se encuentra en obras y está cerrada al tráfico. Ante la imposibilidad de subir el puerto de Fadas desde Espés, decido continuar por la A-1605 que nos ha traído hasta aquí. Prácticamente en el cruce de Espés arrancan las primeras rampas del Puerto de Bonansa (1.380 mt.), que si bien no era lo planeado, resulta ser una grata sorpresa de unos 10 kms entre subida y bajada, que dejará cerca de la cima el pueblo de Marcelino Iglesias, el que fuese Presidente de la Diputación General de Aragón entre 1999 y 2011. No sé si tendrá algo que ver, pero el estado de la carretera es realmente bueno (sobre todo si lo comparamos con el que hubiese sido el paso por Espés).
La A-1605 que tantas alegrías nos ha dado llega a su fin en la desembocadura con la N-260, el "eje pirenáico" de las carreteras aragonesas. Estamos a escasos 3 kms de la frontera con Cataluña y a través de esta carretera podríamos llegar hasta Sabiñánigo.
Arranco en dirección Castejón de Sos y arranca también el Col de L´Espina (1.402 mts.). A simple vista podría decirse del Col de L´Espina (O Col de Espina, nótese la influencia catalana en la zona) que es la ascensión por la cara este del Col de Fadas. Se trata de una ascensión de 10 kms muy buena y con una calidad del firme que nos va a hacer disfrutar de la conducción. Hay que tener cuidado con los cicloturistas y los "regalos" que dejan las vacas, pero por lo demás, no hay baches, ni gravilla ni mayores problemas. Al llegar a la altura del cartel hay un mirador desde el que se pueden contemplar los auténticos monumentos Pirenaicos. No hay que olvidar que estamos en las faldas del Pico Gallinero, Cibolles, Basibé o el más popular Cerler, a escasos 18 kms en línea recta del pico más alto de la cordillera pirenaica: el Aneto (3.404 mts.).
Vistas desde la cima del Col de Espina |
En la cima de L´Espina arranca una recta que nos llevará hasta la población de Laspaules, un falso llano que por momentos nos hará olvidarnos de la altura a la que estamos rodando. El Camping de Laspaules es un buen lugar para descansar y tomar algo. Ahí arriba volveremos a encontrarnos con un Isábena mucho más joven, prácticamente recién nacido en las cimas antes mencionadas. Varios kilómetros después nos encontraremos con la placa del Col de Fadas (1.470 mts.) y su correspondiente descenso, lo cual me ratifica en que Espina y Fadas no dejan de ser la misma montaña, pero en sus vertientes este y oeste respectivamente.
La carretera, como hemos dicho antes, es un eje ancho y bien asfaltado. No soy un motorista que disfrute especialmente los descensos, he de decir que venía condicionado, ya que unos años atrás me tocó hacerlo lloviendo y lo sufrí bastante, pero en condiciones normales, es una bajada que se disfruta.
Nos ofrece buenas vistas de la cara norte del Turbón, el macizo de cotiella y la sierra de Chía... Pero antes tenemos que hacer un tramo pintoresco del Pirineo conocido como la carretera de la Solana (o del Solano). También conocida como la puyada de Liri, es una carretera que recorre los pueblecitos de la sierra del Portiello y el pico de Eresué. Se coge a escasos dos kilómetros antes de llegar a Castejón de Sos y atraviesa las localidades de Arasán, Liri, Ramastué y Eresué.
Arriba a la derecha la carretera de la Solana. Al fondo la cerretera a Benasque. |
Más allá de las vistas, se trata de una carretera espectacular, con unas rampas de arranque que sobrepasan porcentajes del 15, e incluso del 22% a escasos metros de Liri. Es una vía muy estrecha, sin ningún tipo de defensa ni señalización que en todo momento nos mostrará el valle del Ésera, los campos, Castejón de Sos, Villanova y sobre todo nos recordará que todavía tenemos una tarea pendiente con la sierra de Chía, que se levanta paralela a nosotros como un Moby Dick de lomo grisáceo.
Tras este tramo de 15 kms, desembocaremos en Sahún, en pleno valle del Ésera. Llegados a este punto, dependiendo del tiempo con el que contemos, siempre se puede hacer la subida a Ampriú-Cerler (1.911 mts.). Es un puertazo de 13,5 kms que arranca desde el mismo Benasque y sube hasta las pistas de esquí, en un paisaje rodeado de tresmiles pirenaicos. Es una subida que ya hicimos en otra ocasión y que al encontrarnos en plena temporada alta con casi un 100% de ocupación en Benasque (a pesar del COVID-19), por lo que dada la afluencia masiva de gente rehúso hacerla.
Desde Sahún continuamos aguas abajo apenas un par de kilómetros hasta coger el desvío a Chía. Lo primero que nos encontramos es la Puyada a Chía (1.233 mts.), una subida de apenas 4 kms, pero con un desnivel positivo de 330 mts, con porcentajes cercanos al 22%. resueltos en 3 curvas de herradura y una recta muy empinada que nos llevará hasta el pueblo del mismo nombre. Esta carretera se puede ver a simple vista desde Castejón de Sos, ya que el lado por el que se asciende está mirando directamente a dicha localidad.
Una vez dentro del pueblo callejeamos por la calle principal (ojito a una de las curvas que hay al final, de esas bordes que te pillan desprevenido y toca echar pie a tierra) y llegamos hasta el final del pueblo, siguiendo las indicaciones del mirador.
Final del asfalto. |
Como decía al principio de esta entrada, había ido hasta ahí a buscar un puerto "perdido" y ya estaba en sus faldas. Los meses anteriores había rodado por el secano y hecho alguna subida, pero nunca nada tan acojonante como lo que estaba a punto de subir.
Al final del pueblo hay una flecha que nos indica: "1 km al mirador" y "25 kms a Plan". A partir de entonces, los marcadores de las rutas ciclistas serán las únicas señales que tendremos. El camino parece asfaltado, en realidad es uno de esos hormigones rugosos que se encuentran en las zonas más agrestes de alta montaña. 1 km; eso es lo que dura el cemento, la distancia exacta entre el pueblo de Chía y el mirador.
A partir de ahí comienza un camino de tierra blanquinosa bastante bacheado, pero con un trazado prácticamente recto. Desconecto el control de tracción y adopto una de esas posturas que tan de puta madre quedan en los tutoriales de trail. En el primer tramo apenas se aprecia ningún tipo de desnivel, pero he visto demasiados planos y veo la carretera que serpentea a lo lejos a través de una zona arbolada, hasta las cumbres donde apenas crecen los pastos.
Llegado a la altura de un abrevadero, como si fuese una señal para avituallar y coger aire antes de seguir, es cuando comienzan las rampas de verdad. Y a la par de esas cuestas, aparecen también las regachas y los desmontes que hace el agua en el camino, señal inequívoca de que cuando llueve en ese puerto lo hace con muy mala virgen. El camino está tan roto en ese remonte que incluso encuentro con una rampa medianamente asfaltada; no quiero imaginar cómo debía estar para que la asfaltasen.
Ahora estoy conduciendo entre pinares. El sol hace unas sombras traicioneras que impiden distinguir bien los baches y las piedras que hay en mitad del camino. Una, dos, tres y hasta cinco curvas de herradura después veo el camino por el que he venido como el hilo de un tanga y la carretera, abajo en el valle del Ésera insignificante. Hemos subido mucha altura en muy poco tiempo. Una vez salvada la zona de pinos el paisaje se transforma en un prado salpicado de árboles solitarios y las trazadas de numerosos derrumbes de roca que le confieren a la montaña ese color grisáceo que admirábamos desde la carretera de la Solana (ahora paralela a nosotros, pero bastantes metros por debajo).
Subida brutal. |
La primera vez que oí hablar del Puerto de Sahún (2.025 mts.) fue por una noticia que me resultó curiosa. Apareció en los medios aragoneses en la primavera de este año 2020 y tenía que ver con la última actualización de los GPS de varias decenas de camioneros lituanos. Al parecer, el sistema de navegación los mandaba por esa pista de montaña, interpretando que en realidad estaba asfaltada. Según decían las autoridades locales, en apenas dos años habían tenido que acudir al rescate de entre 30 y 40 camiones atascados en el barro y la nieve, llegando incluso a solicitar que se pusiese una advertencia en varios idiomas (haciendo especial hincapié en el ruso) a la entrada del puerto.
Estoy rodando a casi dos mil metros de altitud. Varios sonidos metálicos me recuerdan la gran compra que resultó ser el cubre-cárter de aluminio en lugar del plastiquete que venía de serie en la KTM. La pista ahora transcurre en la orilla de la montaña, por encima del valle y las vistas son cada vez más espectaculares. A cada rodada nos vamos alejando de la Ribagorza y comienzan a aparecer al norte los paisajes más agrestes de Posets-Maladeta.
El paisaje cambia una vez más y el camino vuelve a estar asfaltado. A nuestra derecha el paisaje se desparrama a través de una cascada y un valle aterciopelado en verde; ya casi estamos en la cima y de la montaña no queda más que una cresta esculpida de erosión y sus restos en forma de derrumbes de gran tamaño.
Puerto de Sahún - 2.025 metros |
Una vez arriba hago las fotos de rigor y paso un buen rato charlando con un grupo de ciclistas. Desde la cima se puede ver Plan al otro lado y el valle de Gistáin (Chistau). También la cima sirve como muga entre las comarcas de la Ribagorza y el Sobrarbe: en la cual nos adentraremos tan pronto como iniciemos el descenso.
El asfalto nos acompañará apenas 300 mts; la distancia que separa el mirador del refugio de Marradetas. La primera diferencia que vamos a encontrar respecto al tramo de ascenso es que el camino es mucho más ancho y (a priori) se encuentra en mucho mejor estado. El descenso hacia Plan lo vamos a realizar por la cara norte, mucho más húmeda que la otra vertiente, por lo que prácticamente todo el descenso lo haremos serpenteando a través de un bosque espectacular.
Ahora bien, como he dicho hace apenas un par de líneas, el camino parece mucho mejor y probablemente para un coche lo sea, ya que por lo general, no está tan bacheado ni roto por las regachas que dejan las escorrentías del agua. Pero tan solo hará falta llegar a la primera der las ocho curvas de herradura seguidas que vamos a encontrarnos para darnos cuenta de que en cada curva hay casi un palmo de gravilla, lo que nos regalará durante buena parte del descenso una buena colección de derrapes y culeadas que pondrán a prueba la habilidad del piloto (en caso de un servidor: más bien poca) y unos neumáticos mixtos, pero todavía demasiado apegados al asfalto.
Gistáin desde la bajada del puerto. |
A parte de la gravilla el descenso es bonito. Hay varias fuentes en las que poder refrescarse y la sombra nos acompaña en todo el tramo. No puedo evitar cada poco tiempo imaginar a esos camioneros lituanos metiéndose con los trailers por ahí en pleno invierno, pero sobre todo, me cuesta imaginarlos maniobrando entre las callejuelas de Chía... !Vaya putada sería cruzarte todo el puertaco para tener que volver por el mismo sitio!
Tras los 12 kms de bajada ya veo la señal de acceso a Plan. El valle chistabín está tranquilo, nada que ver con las masificaciones turísticas de Benasque y Castejón de Sos.
Desde ahí inicio el viaje de vuelta a casa, siguiendo el curso del Cinqueta por la A-2609 hasta desembocar (carretera y afluente) en la A-168 y en el Cinca respectivamente.
Desde Salinas de Bielsa inicio el camino de vuelta por Lafortunada, Labuerda y Ainsa, y hago parada técnica en Morillo de Tou para coger fuerzas y volver a la chicharra del valle del Ebro por Barbastro y Huesca.
El Valle de Gistáin desde la cima del puerto de Sahún. |
Conclusiones de la ruta:
A parte de ser uno de los 3 condados primigenios de lo que acabó siendo el Reino de Aragón, la Ribagorza constituye uno de esos pequeños tesoros moteros con los que contamos en la tierra de Jose Antonio Labordeta y Marianico el Corto. Quizá está menos rodado que zonas como los valles de Hecho y Ansó, pero creo que es cuestión de tiempo que la gente se anime a conocerlo.
A pesar del título de esta entrada, si realmente hubiésemos querido hacer una ruta bien a fondo por la Ribagorza, en lugar de subir por el Puerto de Sahún, habría bajado por el Congosto de Ventamillo (mítico tramo de carretera aragonés) y habría dado una buena vuelta por el Valle de la Fueva y la espectacular zona de Pano y Troncedo.
Como este blog no pretende más que ser un diario de bitácora de quien lo escribe y una guía para los que lo visitan, me tomo la libertad de compartir con vosotros una ruta 100% ribagorzana y 100% asfáltica (para que luego digáis que no me tiro el rollo):
RUTA ASFALTICA RIBAGORZA TOTAL
Para los que os animéis a salir del asfalto, os dejo la ruta tal cual la he hecho:
Ruta de ida por Huesca - Barbastro:
Para los alérgicos a la autovía: Ruta de ida por Monegros - Barbastro:
Track en Wikiloc del puerto de Sahún:
PUERTO DE SAHÚN PISTA FORESTAL
Ruta de vuelta desde Plan (no tiene ningún misterio, es casi todo autovía):
VUELTA PLAN - ZARAGOZA POR AUTOVÍA
Muy importante tener en cuenta las habilidades de cada piloto. La cara de Chía está más rota, pero apenas tiene gravilla, mientras que la cara de Plan está mucho mejor, pero tiene mucha gravilla. He de decir que en algunos tramos he ido muy justo con el neumático que monto y al tratarse de una moto bastante pesada, he tenido que llegar a echar el pie al suelo en varias ocasiones.
Ni qué decir tiene que esta ruta hay que hacerla en verano y con el firme seco y que desde este humilde blog desaconsejamos atravesarlo en invierno, conduzcas una Trail, una R, una Scooter o un camión Lituano.
Aubida por Chía: en azul los tramos de asfalto. |
Bajada hacia Plan. |
Pedazo de puerto. Gracias por tu ruta!
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