martes, 10 de abril de 2018

EN EL PAÍS DE LA CELTIBERIA - Episodio IV: Las Tierras de Frontera

Jueves 29 de Marzo de 2018; 265 Kms.

Tras un mes sin dar vuelta por las piedras y los zaborros vuelvo a mi particular viaje en el tiempo por los territorios de la Celtiberia. Hoy volveremos a visitar a nuestros viejos amigos los Belos con los que comencé esta serie de rutas ( EPISODIO I - TERRITORIO BELO ).


La tribu de los Belos contaba con una enorme extensión de terreno que podría establecerse entre los cauces de los ríos Huerva y Jalón, así como en las serranías que componen la Ibérica. Mientras que en el primer episodio la ruta transcurrió por los que fueron los principales oppidium belos (Ségeda, Belikiom y Contrebia Belaisca), ahora es el turno de aquellas ciudades que se encontraban reforzando la línea divisoria que trazaba el río Jalón separando el territorio belo del de la poderosa tribu de los arévacos.




Me pongo en marcha a eso de las 9:00 de la mañana. Aunque he madrugado bastante (para lo que soy yo) en esta fresca mañana de Jueves Santo, he preferido apurar la mañana para no morir congelado antes de salir de Zaragoza.

La mañana, está bastante fresca y en los días que han precedido a esta salida ha llovido bastante, por lo que prefiero andar con la calma.

Salgo de Zaragoza hacia Alagón por la "carretera de Logroño" (N-2132 - A-68). Hay bastante tráfico teniendo en cuenta que estamos en plena "operación salida" y hay un gran número de desplazamientos en estos días de Semana Santa. Por suerte, en 30 kilómetros llego al cruce de Pedrola hacia Pozuelo, donde tomo el desvío de la CV-620, una carretera secundaria en la que de repente pasaré a conducir solo, sin más compañía que el Moncayo bien blanco fruto de las últimas nevadas y el giro incansable de los molinos eólicos que se agolpan a los lados de la carretera.


Tras unos días de trabajo intenso, aquellos primeros kilómetros por la carretera de Pozuelo cumplen con su efecto reparador y consiguen que todos los problemas, preocupaciones y demás mierdas se vayan quedando atrás según van llegando las primeras curvas y los paisajes van distrayendo la vista.

Una vez alcanzado Pozuelo, en el mismo pueblo se toma el desvío a mano izquierda que lleva a Fuendejalón, separados entre sí por 4 kilómetros del mismo tipo de carretera que venimos recorriendo. En Fuendejalón callejearemos como si alguien hubiese escondido la salida hacia Tabuenca.

Continuaremos por la CV-620, ancha, de doble carril y bien asfaltada, que cruzará la comarca del Campo de Borja a través de cultivos, granjas y viñas nos irá acercando poco a poco a las primeras estribaciones del Sistema Ibérico que se irán manifestando en forma de las lomas redondeadas de la Sierra de la Nava Alta. Son 12 kilómetros donde engancharemos con la A-1301. Aquí la cosa ya se va a poner mucho más interesante, aunque hay que tener en cuenta la carretera también va a ir empeorando progresivamente.



Poco a poco vamos a ir notando cómo vamos ganando altura, del mismo modo que el trazado va a empezar a revirarse. El paisaje también va cambiando a nuestro paso dejando atrás las largas extensiones de campos para ir salpicando el recorrido de árboles y matorrales cada vez más densos y numerosos. Casi sin darnos cuenta, la carretera se ha encañonado y vamos dibujando sobre una carretera de firme bastante mejorable el trazado del barranco que nos acompaña al fondo. 

Alcanzamos la localidad de Tabuenca (la romana Tabuca, en la que se hallaron indicios de un poblado celtíbero) situada en una zona bastante llana y pelada y desde ahí volvemos a subir, encontrando una vegetación mucho más densa que nos acompañará para cruzar de una vertiente a la otra la sierra de la Nava Alta por el Monte de la Herrera. Estamos ascendiendo las rampas de la cara norte del Puerto de la Chabola (902 mts.) desde donde disfruta de una vista espectacular del llano que se despliega bajo nuestros pies hacia las riberas del Jalón. La subida no es especialmente exigente y las curvas de su trazado se pueden hacer de forma rápida al no encontrar ninguna especialmente cerrada ni traicionera.

Cima del puerto de La Chabola

Tal y como alcanzamos la cima, coronada por un farallón de roca encontramos el límite que separa la comarcas del Campo de Borja de la del Aranda. Ya en la cima se observa frente a nosotros una llanura bastante honda a la que vamos a bajar. Ello significa que a diferencia de el ascenso por el lado norte, la bajada por el lado sur es mucho más brusca, con curvas cerradas y un recorrido mucho más "ratonero" que el anterior.

Una vez completado el descenso, tendremos unos kilómetros muy entretenidos hasta llegar a Tierga, especialmente en los últimos 3, con unas curvas en bajada de escándalo, que nos servirán para cruzar de la Sierra Blanca hasta la fértil ribera del Isuela donde se encuentra nuestro objetivo.

Tergakom fue el nombre de la ciudad celtíbera sobre la que se asienta la actual Tierga. Su nombre ha llegado hasta nuestros días por la abundante moneda que llegó a acuñar esta ciudad; hecho que nos indica que fue una población de gran relevancia en su tiempo.
El principal factor reside en la presencia del tan vistoso óxido de hierro que tiñe de ocre y rojizo las montañas que rodean Tergakom. La actividad minera de la zona (que todavía se mantiene vigente a día de hoy) permitió a los pobladores celtíberos no solo hacer sus propias armas, escudos, herramientas y utensilios, sino que también les permitió comerciar con ello, convirtiéndose en su principal motor económico.

Arriba a la izquierda se puede observar el trazado de la Calzada Romana.

Tras el proceso de romanización, los romanos entendieron la importancia estratégica y económica que tenía aquella población, incluyéndola en el trazado de la calzada romana que unía Caesaraugusta (Zaragoza) con Asturica Augusta (Astorga), la ciudad más importante con que contaban en el noroeste hispano. A día de hoy son pocos los restos celtíberos que quedan, reducidos a unas pocas vasijas ornamentales y restos poco claros o sin determinar. Lo que sí se puede admirar, son los restos de la calzada romana, especialmente en "el Portichuelo", un paso excavado en la roca viva que comunica los dos lados de Tierga y en cuyo piso todavía se puede apreciar el desgaste producido por el paso de las carretas.

El óxido de hierro

Desde Tierga continuaremos por la A-2302 por la espectacular carretera que circula aguas arriba hasta prácticamente el nacimiento del Isuela. Es una carretera con un trazado muy revirado, encajonada en un valle, por lo que encontraremos muchas zonas sombrías que dependiendo de la época del año pueden darnos algún que otro problema. La carretera está en unas condiciones bastante mejorables tanto de conservación como de calidad del firme, por lo que a pesar de que es un trazado que se presta a ello, seremos cautos con la velocidad y trataremos de no venirnos muy arriba. Por contra, el paisaje es espectacular, con la sierra de Tablado a un lado y la del Moncayo al otro, luciendo todavía una buena capa de nieve en sus más altas cimas.

En este tramo de poco más de 16 kilómetros atravesaremos las localidades de Trasobares y Calcena. Poco después de cruzar esta última, giraremos a la izquierda en el desvío de la CV-618 dirección Oseja. El primer tramo es muy llamativo, pues es una carretera muy estrecha que transcurre por el fondo de un barranco entre enormes paredes de roca viva. Una vez atravesemos este primer sector, la carretera irá subiendo y bajando sobre los lomos de la sierra de Tablado durante los próximos 14 kilómetros. Atravesaremos Oseja y veremos cómo vuelva a cambiar una vez más el paisaje, llevándonos por una sierra seca, de matorral bajo al cruce con la A-1503, desde donde se nos presentarán el valle del Aranda y la sierra de La Virgen, completamente cubierta por una densa vegetación.

Tramo de carretera entre Calcena y Oseja. al fondo la Sierra del Moncayo

Desde el cruce giraremos a mano derecha para disfrutar de un reciente reasfaltado de la carretera que nos llevará hasta Aranda de Moncayo, localidad a la que llegaremos en 8 kilómetros.

En un cerro muy próximo a Aranda se encuentra el que fue el emplazamiento de la ciudad celtíbera de Aratikos. Al igual que Tergakom era la cabecera del valle del Isuela, ésta era su homónima en el valle del Aranda. Se trataba de una ciudad de 13 hectáreas de extensión y una población estimada de 3.500 habitantes. Sus recursos eran las minas cercanas y debió tener un importante papel como ciudad fronteriza con el territorio de la tribu de los arévacos.

Lamentablemente y a diferencia de los otros yacimientos que he visitado, no voy a geolocalizar este, debido a la polémica que ha sufrido éste en concreto.

Al fondo Aranda de Moncayo.

Si en las anteriores entregas de la Celtiberia hablábamos del problema de la despoblación y el abandono, el caso de Aratikos es mucho más grave, habiendo sido expoliado sistemáticamente por un vecino de Jarque de Moncayo, tal y como ha registrado en varias ocasiones la prensa local:

ABC - 03/04/2018

HERALDO DE ARAGON - 01/04/2018

HERALDO DE ARAGÓN - 04/04/2018


Por los objetos robados podemos admirar la espectacularidad de los cascos de bronce (muy superiores tanto en calidad como acabados a cualquier casco griego o romano de la época), así como objetos tales como fíbulas, teseras de la hospitalidad, espadas, hebillas, collares... Todos esos objetos han sido encontrados por el rito funerario con que contaban los celtíberos. Normalmente, el cuerpo del difunto era incinerado y posteriormente, se introducían sus cenizas en una urna, siendo enterrada esta junto a sus pertenencias más personales. En el caso de los guerreros caídos en combate, estos recibían un honor mayor, dejando que los cuervos (un ave sagrada para los celtíberos) devorasen su cuerpo elevándolo junto a los dioses. Los restos que no se habían comido los cuervos eran incinerados y enterrados del mismo modo, en una urna y con su ajuar.

Centro Expositivo de Aratikos en Aranda

Actualmente Aranda de Moncayo cuenta con el Espacio Expositivo Aratikos que se puede visitar los sábados de 16:30 a 19:30 h. y muestra los descubrimientos hallados hasta la fecha.

Desando mis pasos de nuevo hasta el cruce con la carretera de Oseja, pero esta vez, continúo recto dirección Jarque, Gotor e Illueca por la A-1503 hasta Sabiñán, donde callejearé buscando la CV-901. Esta carretera es muy similar al tramo de Tierga, ya que sigue el trazado de un río (en este caso va todo el rato a la vega del Jalón), curveando por el valle, atravesando numerosos puentes del ferrocarril, así como las localidades de Paracuellos, Embid y Huérmeda. Por el tramo final, el camino subirá y bajará un par de cuestas que finalmente nos llevarán a rodear el cerro de Bámbola.

Dos kilómetros después de atravesar Huérmeda debemos coger el desvío a la derecha que nos manda al yacimiento de Bilbilis. Para acceder a las ruinas, tenemos un primer tramo asfaltado con unas cuestas muy empinadas y un segundo tramo de tierra y gravilla sin dificultad alguna.

Tramo de carretera entre Paracuellos de la Ribera y Huérmeda

Sobre esta loma se asentó la primera Bilbilis celtíbera, la cual fue conquistada por los romanos en su objetivo de crear una ruta segura que atravesase los territorios de la celtiberia en torno al Siglo II a.C.
Sobre el cerro se estableció la ciudad romana, mientras que los habitantes celtíberos se instalaron a unos 10 kms. de ahí, junto a la desembocadura del Jiloca.
La ciudad romana, por su parte, fue tomada por Sertorio en el 77 a.C. en plana guerra civil romana y como consecuencia destruida por Metelo en el 74 a.C. De ahí en adelante la ciudad es repoblada con romanos, quedando bautizada como Bilbilis Itálica. Años después, durante el mandato de Augusto, Bilbilis recibe la municipalización convirtiéndose en Municipium augusta Bilbilis. De esa época datan las principales construcciones como el foro, el teatro o las termas.

Uno de los bilbilitanos a los que más le debemos por los testimonios que recogió de esta época fue el poeta Marco Valerio Marcial, el cual, tras 35 años de estancia en Roma regresó a pasar sus últimos días a su ciudad natal. En más de una ocasión escribió versos en los que se refería a su origen celtibérico como los siguientes:

Teatro Romano en Bilbilis

"Que a nosotros, que nacimos de celtas e iberos,
no nos cause vergüenza, sino satisfacción agradecida
hacer sonar en nuestros versos
los broncos nombres de la tierra nuestra"

"¿Por qué me llamas hermano a mí que desciendo de celtas y de iberos y soy ciudadano del Tajo?"

Ya con los deberes de conducción prácticamente hechos me dirijo a mi siguiente destino por el tramo de autovía que separa Calatayud de Monreal de Ariza.

Ahí se encuentra mi siguiente destino: la ciudad celtíbera de Arcóbriga.

Para acceder al yacimiento se parte de la carretera de acceso al municipio, la CV-937. Poco antes de alcanzar el núcleo urbano, a la altura de unas granjas se debe tomar el camino que arranca a mano derecha y que sube ligeramente.

Es una pista  de unos 2 kilómetros de distancia que en el primer tramo se muestra bastante rota y llena de gravilla. En los desniveles el camino está desgalachado por la acción del agua que trajeron consigo las últimas lluvias llegando a ponerse bastante peliagudo en un tramo.

A pesar de que cuenta con varias opciones a izquierda y derecha, el camino siempre será recto. En caso de duda deberemos escoger la opción que vaya cuesta abajo, pues nos dirigimos hasta el cauce de una acequia que riega las tierras que estamos recorriendo.

Restos de la muralla celtíbera

Una vez alcanzada esta acequia la cruzaremos y giraremos a mano derecha encontrándonos con el Cerro Villar, la loma que alberga la ciudad celtíbera (de la que quedan muy pocos restos) y la posterior ciudad romanizada. Es muy probable que la romanización de este territorio sucediese de forma muy progresiva, ejerciendo la ciudad un elemento de reunión de los numerosos asentamientos que circundan la polis. En los alrededores de la ciudad se puede encontrar la necrópolis celtíbera, así como una cueva ritual que apunta a que los indígenas mantuviesen durante un largo periodo de tiempo sus cultos.

Al llegar al yacimiento encontraremos un panel explicativo y un sendero marcado que nos "guía" en la visita a las ruinas. Del periodo celtíbero tan solo se conserva una imponente muralla megalítica, así como la pila de sacrificios, mientras que del posterior periodo romano podemos encontrar edificios tan singulares como: foro, mercado, templo, termas, teatro, estancias, murallas,...

El papel de Arcóbriga en las páginas de las historia se ve reducido a ser nombrada en el itinerario de Antonino (algo así como la Guía Campsa o la Red de Carreteras del Estado de la época del emperador Diocleciano) y nombrada por tipos del calibre del escritor Plinio el Viejo, o Ptolomeo.

Restos de las termas de Arcobriga de su época romana

Poco se sabe del final de Arcobriga, si bien es cierto que en las distintas excavaciones realizadas se descubrieron elementos de asedio como proyectiles de catapulta, lo cual es causa de un evidente final violento. Se descarta su destrucción durante las guerras sertorianas al hallarse monedas datadas de una época muy posterior, cercana al colapso del imperio romano de occidente en la península.

Escalera de acceso a Arcobriga

Regreso hacia Monreal de Ariza por otro camino que circula junto al trazado de la acequia, mucho más llano y en mejor estado que me llevará hasta la misma carretera, muy cerca del desvío que tomé en el tramo de ida.

Finalizo esta etapa de mi viaje que le llevará a tierras sorianas en el último enclave Belo: Occilis (Okilis), que se corresponde con la actual Medinaceli. El origen del nombre viene del celta "okelis", que significa "colina". Posteriormente, en la época musulmana, la ciudad pasó a llamarse Medina - Ocilis.

El asentamiento de Occilis ocupaba una posición privilegiada, a lo alto de un cerro, con el Jalón haciendo las veces de foso natural hacia el sureste. A pesar de su posición vigilante hacia el noroeste, haciendo las veces de puerta natural a la Meseta, donde se extendía el territorio de los arévacos, el final de Occilis llegó de aguas arriba del Jalón, con las legiones de Quinto Fulvio Nobilior, quien la sometió a principios de la Segunda Guerra Celtíbera. Tal y como vimos en la primera entrega del País de la Celtiberia (  ), Nobilior y sus 30.000 hombres la rindieron junto a la poderosa ciudad de Segeda, haciendo huir a un gran número de guerreros belos, titos y pelendones que corrieron a esconderse en territorio arévaco. Desde ahí, con la ayuda numantina y las fuerzas reorganizadas, Caro de Segeda plantó cara a las tropas romanas infligiéndoles una vergonzosa derrota en el día de la Vulcanalia. Desde entonces, ningún general quiso entablar batalla en el aniversario de aquella festividad, cuyo nombre quedó como sinónimo de derrota.

Después Nobilior persiguió a los celtíberos hasta los muros de Numancia donde se refugiaron derrotando de nuevo a las tropas romanas. Occilis, por su parte, tras la conquista de Segeda se había convertido en un importante campamento romano que tras esta derrota volvió a manos celtíberas.
Una año después, tras el desastre de Nobilior, llegó su sustituto Marco Claudio Marcelo, quien reconquistó Occilis tras sitiarla y firmó un tratado de paz con los arévacos de Numancia.

Arco Romano de Medinaceli

En la actualidad apenas quedan restos del poblado celtíbero, tan solo un retazo de la que fue la muralla y abundante cerámica quedando como resto más importante de la época el imponente arco del triunfo romano. Se trata de el único arco de tres ojos que se conserva en España y se ha erigido por derecho propio como el emblema de la ciudad.



Conclusiones de la Ruta;

Esta segunda parte del territorio de los Belos cuenta a nivel de conducción con 2 tramos muy diferenciados que se separan en Calatayud. El primero es el que tiene toda la parte de curvas, puertos y los mejores trazados, mientras que el segundo es un mero enlace entre Calatayud, Monreal de Ariza y Medinaceli por autovía del que poco o nada se puede reseñar.

A mitad de camino se han dejado 2 oppidium celtíberos, como son Attacum (Ateca) y Mundobriga (Munébrega), los cuales se han deshechado por falta de documentación suficiente y por la imprecisa localización de los yacimientos.

A nivel visita de yacimientos, destaca sin duda la ciudad de Arcóbriga, al ser el más completo y más monumental.

Enlaces a la ruta:

RUTA TIERRAS DE FRONTERA

Tramo de acceso por pista al yacimiento de Arcobriga en Monreal de Ariza







































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